Diario de Lisboa, día 6: Évora

AMPLIACIÓN MAYO 2022

En 2022 acudimos con unos amigos al Gran Premio de Jerez de motos. Aprovechamos para coger unos días libres tras el evento y volver tranquilamente en moto. Aprovecho para contar aquí, como ampliación del Diario de Lisboa, las ciudades que visitamos, pues por podrían entrar dentro de un viaje por Portugal:

 

ÉVORA

Miércoles 4 MAyo 2022

Nos costó encontrar alojamiento porque los hoteles del centro, que están dentro de la muralla, no tenían garaje. Nos decantamos por Quinta dos Bastos, a las afueras de la localidad. Resultó ser una gran finca con piscina que en su momento debió de ser de postín pero, por falta de mantenimiento, se veía venida a menos. A nosotros, después de ver la habitación, nos bastó para una noche así que pagamos los 45 euros que nos pidieron en la recepción y nos fuimos a la piscina. El personal fue muy amable en todo momento durante nuestra estancia.

Comimos en el Café Alentejo, que está justo al lado de la céntrica Plaza do Giraldo, pues a la hora que llegamos fue el único local que tenía mesa libre. Esto fue lo que pedimos:

-Queijo amanteigado de la zona

-Arroz de pato y Rabo de vaca (delicioso), acompañado todo por una ensalada con un estupendo aliño

Para beber un agua, una cerveza y dos cafés, pagando 43 euros, un precio razonable. La comida era muy abundante y muy rica; el camarero era un poco extraño pero profesional, pues lo escuchamos hablar varios idiomas.

Évora

Tras la comida dimos una vuelta por la localidad, con una bonita zona peatonal. Visitamos la Iglesia de San Francisco, pagando 5€/persona en la entrada, con el fin de admirar su pequeña Capilla de los Huesos. Construida en el siglo XVII, al parecer es la más antigua de Portugal. Hay una frase curiosa en la puerta de la capilla: «Nós ossos que aquí estamos, pelos vossos esperamos». Recuerda a la que vimos en la Iglesia do Carmo, durante nuestra visita a Faro. En este caso disponen además de una amplia colección de Belenes del mundo.

Capela dos Ossos
Vistas desde la Iglesia de San Francisco

Tras la visita seguimos deambulando por Évora, topándonos con el Templo Romano, recuerdo del siglo I d.C., cuando formaba parte del foro de la ciudad. Se creía dedicado a la Diosa Diana, pero hoy en día se cree que fue más bien en honor al Emperador.

Templo Romano

Justo al lado estaba un local del que habíamos oído hablar, Cartuxa, así que entramos a ver de qué se trataba. Resulté ser un restaurante-enoteca pero donde sólo sirven sus vinos. Íbamos con la idea de probar vinos de la zona pero sólo podréis probar los que ellos elaboran. Tomamos dos, pagamos y nos fuimos. Ya aviso que no ponen pincho; echamos de menos un poco de explicación de cada vino por parte de la camarera, pero estaba hablando animadamente con otros clientes y apenas nos dedicó tiempo.

Cartuxa

Tras la pequeña decepción continuamos con el paseo con el fin de ver los restos de las Termas Romanas. Resulta que están dentro del Ayuntamiento así que, a pesar de que el edificio no estaba en horario de trabajo, un amable vigilante de seguridad nos abrió e indicó el lugar, que es el patio de entrada al edificio. Se trata de una estancia redonda con escaleras y el sistema típico romano de vapor alrededor, curioso y gratuito.

Termas Romanas

Caminamos hasta una famosa pastelería, Pao de Rala, pero cuando llegamos estaba cerrando así que nos quedamos sin probar sus dulces. Como ese día jugaba la semifinal de Champions el Real Madrid, preguntamos por un local con pantalla grande, recomendándonos Café Arcada, en la Plaza do Giraldo. Aprovechamos para cenar allí: Pelayo una gran ensalada de camarones y yo bufé libre, que no estaba nada mal (y a un precio muy correcto, 13 euros). Puedes comer todo lo que quieras pero si dejas comida en el plato te cobran al peso, buena idea para no desperdiciar. Nos cobraron un menú de más pero fue error nuestro el no haber repasado bien la cuenta.

Café Arcada

Café Arcada

Tras la cena volvimos al hotel y al día siguiente, por la mañana, visitamos el Menhir y el Cromlech de los Almendros, a las afueras de Évora (por eso lo incluyo en esta entrada aunque realmente fuimos al día siguiente). Este último se trata de un monumento Neolítico (entre el quinto y el sexto milenio antes de Cristo) conformado por una centena de menhires de dimensiones y formas variadas que forman una figura elipsoidal.

Menhir de los Almendros

Se cree que era un lugar sagrado que se utilizaba para celebrar los ciclos de la naturaleza; en algunos de ellos todavía se pueden observar dibujos rupestres, muy erosionados. Unos kilómetros de la elipse s encuentra un gran menhir solo que también se puede visitar, caminando previamente por un sendero. El camino hasta el Menhir y el Cromlech es una larga carretera de tierra donde no hay una sola sombra así que nosotros entramos con el vehículo hasta el último aparcamiento, que está a pocos metros del Cromlech. En cuanto al menhir, hicimos también una parada justo antes del estrecho sendero al que sólo se puede acceder a pie.

Cromlech de los Almendros

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