Diario de Brasil

DIARIO DE BRASIL 2022

En 2022, cuando ya habían desaparecido prácticamente todas las restricciones por COVID, decidimos volver a hacer algún gran viaje y que mejor que visitar a nuestros amigos Flavio y Alessandra, quienes habían vuelto a su país a finales de 2021, Brasil, tras vivir en España dos años. El 17/05/2022 adquirimos billetes de avión de ida y vuelta, directos de Lisboa a Salvador de Bahía con TAP, pagando la friolera de 2503’74€ y es que los vuelos estaban por las nubes.

La ida era para el día 18/06/22 a las 16:50, llegando a Salvador de Bahía en la misma fecha a las 21:25, mientras que la vuelta era para el día 02/07/22 a las 22:55 horas, llegando a las 11:10 a Lisboa del día siguiente. El plan de viaje consistía en que ellos nos vendrían a recoger a Salvador en su coche, donde dormiríamos en un hotel, y al día siguiente saldríamos en dirección a Aracaju, donde residen actualmente.

Además Flavio se había encargado de comprar billetes para visitar Río de Janeiro para pasar allí el fin de semana del 24, 25 y 26 de Junio, pagando en la web de la compañía Gol 1470Reales/270€ por los dos nuestros  (precio que no nos pareció nada barato y es que al parecer los vuelos internos en Brasil no se consiguen a menos de eso). La ida era para el 24/06/22 a las 2:20, llegando a las 4:45, y la vuelta el 26/06/22 a las 22:40, llegando a la 1AM del 27/06/22.

Para rematar el viaje, unos días antes del vuelo de vuelta, nos desplazaríamos los cuatro hasta Salvador, con el fin de conocer también esta localidad. El día anterior a volar desde Lisboa contraté el seguro de viajes con IATI, como ya viene siendo habitual, pagando 109,14€ por los dos. Pelayo se encargó unos días antes de reservar plaza de parking en el aeropuerto de Lisboa, pagando 218€ por los quince días.

SÁBADO 18/06/2022

El día de la fecha del vuelo nos levantamos sobre las 8 para desayunar, preparar bocadillos y cerrar las maletas. Nos dirigimos en nuestro coche al Aeropuerto de Lisboa parando solamente a echar gasolina (49’15€). Llegamos sobre las 13:30 y buscamos el aparcamiento pero la barrera no se abría, cuando supuestamente tenía que reconocer la matrícula del coche al haber hecho previamente la reserva y el pago. Pelayo se arrimó a un lado como pudo mientras yo fui a la ventanilla para ver qué había pasado: al parecer había que imprimir la reserva en papel y pasarlo por el lector del aparato, pues no leía las matrículas y al parecer en las pantallas de móvil no leía bien el código de barras que la empresa envía por mail.

El aeropuerto de Lisboa estaba abarrotado de gente, cómo se notaba que ya estaban abiertas las fronteras… Nos comimos los bocadillos y finalmente embarcamos, con media hora de retraso.  El avión era grande, con 8 pasajeros por fila (2+4+2), no vimos ni un hueco libre. Nos tocó en los asientos del medio por lo que apenas nos pudimos mover en todo el trayecto, por no molestar. Las azafatas nos sirvieron una cena bastante rica: ensaladilla de patata de primero, de segundo a escoger entre raviolis rellenos de espinacas o pollo con frijoles y arroz, y una estupenda mousse de chocolate.

Unas ocho horas después aterrizamos en Salvador de Bahía, es decir, a las 21:30. Tuvimos que hacer una larguísima cola para mostrar los pasaportes y revisarnos el certificado de las vacunas contra el COVID. Fuera nos esperaban Flavio y Alessandra impacientes, que nos recibieron con los brazos abiertos después de tantos meses sin vernos, ¡¡qué alegría!!. Habían reservado un hotel cercano al aeropuerto por 235,51R/45’95€ cada habitación, con desayuno incluido, a donde nos desplazamos en su coche. El Hotel, llamado Intercity, estaba muy bien, nuevo y limpio, y nuestro cuarto muy amplio. Estábamos todos tan cansados que no salimos a cenar, tomando las últimas viandas que nos quedaban del viaje.