JUEVES 30 ENERO 2020
Teníamos cuatro días libres, de jueves a domingo, y decidimos hacer una visita a Ribeira Sacra, para conocer la zona más a fondo. Quizás no fue la mejor época para visitar la zona, pues los catamaranes no estaban en funcionamiento, muchas de las bodegas estaban cerradas o en obras, algunos restaurantes descansaban, etc. Sin embargo los colores todavía otoñales del paisaje sí hicieron merecer la pena el viaje.
Nos levantamos sobre las 9, preparamos las maletas y emprendimos ruta hacia la Ribeira Sacra. Pasamos por Ribadavia y Orense, decidiendo hacer la primera parada en el Monasterio de San Pedro de Rocas.
La Ribeira Sacra es conocida por su concentración en Monasterios. En la zona Dominaron las órdenes benedictinas y cistercienses, alcanzando su máximo esplendor en la época medieval.
Gracias a ellos se escribían documentos y libros, se empezaron a trabajar las tierras vírgenes para la ganadería y agricultura, promoviendo el cultivo de la vid. Actualmente la DO Ribeira Sacra se compone de cinco subzonas: Chantada, Ribeiras do Sil, Ribeiras do Miño, Amandi y Quiroga-Bibei.
El camino hasta allí atraviesa un pequeño pero precioso bosque. Aparcamos y paseamos primero por el entorno de las construcciones, subiendo escaleras y piedras llenas de musgo para luego visitar el Museo que alberga en el interior, gratuito.
Al parecer la construcción inicial, varias capillas excavadas en la roca, data del año 573dC por lo que se trata del monumento cristiano más antiguo de Galicia. El origen de la construcción se remonta a tres capillas trogloditas. El aspecto actual se remonta al siglo XII y, de hecho, hay restos de pituras únicas.
El Museo ocupa la Casa Prioral, que data del Siglo XVII y que probablemente sustituyó al monasterio primitivo, el cual desapareció debido a un incendio.
Podréis ver mapas, objetos típicos de oficios antiguos, información sobre los monasterios de la zona y sus monjes, un vídeo muy interesante que resume la historia del lugar, etc.
Por cierto, el hombre que había en recepción (única persona que vimos durante la visita) nos dio mapas e información de la zona que nos vinieron muy bien.
Os dejo aquí los horarios de apertura del Monasterio.
Continuamos hasta el Mirador del Castro, que está anunciado en la carretera. Dejamos el coche en el aparcamiento y caminamos por una zona preciosa durante 5-10 minutos hasta las piedras más altas.
Desde allí se divisa el Monasterio de Santo Estevo de Ribas de Sil y el río. La imagen era bien bonita, me imagino que en un día despejado debe de ser impresionante.
Bajamos en coche hasta el Monasterio, emocionados porque era precioso, pero resulta que estaba cerrado por obras hasta finales de febrero 2020…
Continuamos por la carretera y de repente nos topamos con el impresionante Mirador de Cabezoá, qué pena de mal tiempo…
Como ya era la hora de comer decidimos ir hasta Castro Caldelas por la ruta más corta, que es pasando por Teimende y bajando hacia el sur (en vez de bordear los cañones del Sil, que preferimos dejar para más adelante con mejor tiempo). Apenas vimos ninguna tienda, bar o restaurante por estas carreteras, pues se trata de pueblecitos muy pequeños.
En Teimende está la Casa Museo del Chocolate, que estaba cerrada, pero había un teléfono de información turística en la puerta: 689683713 (también aparecía en los panfletos el del Concello de Parada de Sil: 988208010). Además figuraban los horarios de apertura de 2019 del Monasterio de Santa Cristina, o sea que deben de tener alguna relación. Al parecer se exponen objetos que pertenecían a la Fábrica de Chocolates Caldelas, que fundó la familia Casares en los años 30. Tras medio siglo de funcionamiento acabó quebrando por la introducción en el mercado de los sucedáneos de cacao, que abarataron los precios. Al parecer se exponen objetos y maquinaria de la época como tostadoras, descascadoras, molinos, mezcladoras, etc.
Justo al lado de este Museo estaba otro lugar interesante, Ecos da pedra, que es una destilería que elabora licores artesanales.
Paramos en el primer restaurante que encontramos, llamado Valilongo, pues ya eran las 15:30, y menos mal porque ya no cogieron a más comensales después de nosotros. Resultó ser un lugar con comida casera y servicio amable, todo un acierto.
Tomamos el menú del día, por 10€, que incluía dos platos a escoger, postre, bebida y café. Esto fue lo que pedimos:
-un plato de entremeses de primero para cada uno
-codillo de segundo para Pelayo
-albóndigas de segundo para mí
-flan de café y mus de queso con frutas de postre
La siguiente parada fue en Castro Caldelas, donde aparcamos sin ningún problema muy cerca de su famoso Castillo.
Esta localidad se encuentra dentro de la lista de «Los Pueblos Más Bonitos de España», para lo cual hay que cumplir una serie de requisitos (no superar los 15.000 habitantes, poseer cierto patrimonio, etc).
En Galicia sólo Castro Caldelas (Orense), Ponte Maceira (La Coruña) y Mondoñedo (Lugo) pueden presumir hasta la fecha que se encuentran en el listado.
Caminamos por las bonitas y estrechas calles empedradas hasta la entrada del mismo, pasando por la Posada Vicente Risco, donde vivió un tiempo este conocido escritor y dibujante gallego.
Pagamos 2€ por persona para acceder al interior del Castillo, que resultó ser una cocada. Fue construido por orden de Don Pedro Fernández de Castro en el siglo XIV para defender sus tierras. Hay una serie de símbolos tallados en los muros de los cuales el más misterioso es la letra griega Tau, pero también hay señales judías, conchas, etc.
Los Irmandiños destruyeron parte del Castillo en el Siglo XV en señal de protesta contra los abusos de los señores feudales. Al final el Conde de Lemos obligó a los habitantes a reconstruirlo.
En una de las puertas aparecen dos escudos heráldicos: -un león y seis roeles: el primero representa a los Heríquez, los segundos a los Castro
-dos lobos: símbolos de los Osorio, que eran los Condes de Lemos
La Torre del Reloj es la más antigua de todas, y en su parte alta se puede observar el interesante mecanismo que mueve las agujas.
La Torre del Homenaje defendía la entrada a la fortaleza y en ella vivían los dueños de la misma. En su interior alberga una exposición sobre la lengua gallega y en la parte alta hay vistas 360º del valle.
A finales del siglo XVIII los Señores de Lemos se incorporaron a la Casa de Alba, estando habitado hasta el siglo XIX por parientes de esta familia.
En 1991 la Casa de Alba donó la construcción al Concello de Castro Caldelas.
Tras un paseo por la preciosa localidad cogimos nuevamene el coche, esta vez hasta el alojamiento que habíamos reservado para estos días: Hostal La Viuda en Trives.
Llegamos sobre las 18 horas, nos entregaron las llaves y aprovechamos para descansamos un rato en la habitación.
Sobre las 21 salimos por Trives con la intención de cenar algo en los bares que nos habían recomendado amigos de la zona:
–Boliche: tomamos un par de cañas que acompañaron con un pincho de macarrones con chorizo. Pagamos por ambas consumiciones 3’4€.
–Manolo’s: pedimos una ración de morro, una de patatas bravas, media de lacón y cinco vinos, pagando 24€.
Luego Pelayo se animó y se bebió dos whiskys mientras charlábamos con gente local, muy majos. Yo entonces me animé también y pedí un trozo de bica, que estaba buenísima. Pagamos 10€ más por estas tres cosas más. Fue un local que nos gustó mucho, David y su madre Gloria son encantadores.
De ahí a dormir al hostal, que mañana nos espera un apretado programa. Por cierto, en Trives también nos recomendaron otros locales que intentaremos porbar: Quintela, Cantina do Catro y Sky, además del propio restaurante del hostal La Viuda.
Dejar una contestacion
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.