Durante el mes de Enero recibimos una interesante propuesta por parte de nuestros amigos David y Maite: visitar el Castro Candaz, en el Ayuntamiento de Chantada (Lugo). Este castro está envuelto en un halo de misterio, pues que se encuentra en el Embalse de Belesar por lo que sólo cuando se da una temporada muy seca emerge de entre sus aguas.
La falta de lluvia que hubo desde el verano de 2016 provocó una gran merma de agua en la presa, aflorando incluso el estrecho istmo que une el Castro con la tierra; de este modo se puede cruzar a la pequeña península para admirar de cerca las construcciones que en ella se erigen.
El día acordado pusimos rumbo hacia el castro y, cuando llegamos a Xillán, nos topamos con carteles indicadores, dada la afluencia de público que la prensa ha propiciciado. Las indicaciones aconsejaban dejar el coche en el aparcamiento que hay en el pueblo y bajar andando al castro. Tendréis que valorar en dónde dejar el vehículo pues:
-el camino no está asfaltado, hay mucha piedra suelta y tiene una gran pendiente por lo que dependiendo de la movilidad que tengáis el camino se puede hacer un poco duro y complicado, principalmente a la vuelta, por lo que en ese caso yo entraría con el coche hasta las terrazas de viñedos
-el camino es muy estrecho y dar la vuelta al coche, si hay muchos aparcados, puede llegar a ser complicado, con barranco por uno de los lados.
Una vez que recorrimos el camino de descenso y llegamos al embalse, la zona estaba todavía cubierta de niebla matutina, dándole un aire aún más misterioso. Poco a poco fue desapareciendo y pudimos observar el Castro en medio de las aguas, rodeado de terrazas, un paisaje sin igual gracias a las vides plantadas en terraza.
Según la web del Concello Chantada, en esta pequeña península los romanos construyeron una fortificación, aprovechando la natural protección del lugar. Posteriormente diversos nobles ocuparon sus terrenos (los Cambero, Camba, Taboada). Además hubo varias invasiones por parte de los normandos pero el Rey Ramiro I acudió a defender el territorio, expulsánolos del lugar.
Existen numerosas leyendas sobre el castro, incluso se dice que hay maravillosos tesoros en él escondidos. Al parecer hay dos entradas subterráneas que están anegadas por las aguas del río Miño y el río Chorente. En alguna de las numerosas noticias que han salido en prensa estos días aseguran que el castro ha sido visitado por expertos en alguna ocasión pero nunca ha sido excavado dado que sólo aflora de vez en cuando.
Una vez en la península pudimos observar restos de muros, rudimentarias escaleras, una construcción circular en el centro muy derruida, etc. Tras alcanzar la cumbre y hacer un montón de fotos comenzamos la vuelta, evidentemente cuesta arriba.
Allí nos esperaban su chef, Diego López (alias “Moli”), y su hermana Ana, la Jefa de Sala. Diego ganó el título de Mejor Cocinero Gallego en 2014 y, junto con Ana continúan el negocio familiar, pues sus padres abrieron el restaurante en 1985. El local es famoso por su cocido, que se sigue sirviendo, pero además Diego ha renovado la carta con modernos platos. Podéis consultar las novedades que publican en su perfil de Facebook pinchando aquí.
La carta se compone de Entrantes, Pescados, Carnes y Postres, además de un menú degustación con siete pases, según mercado. También ofrecen productos de temporada fuera de carta como la lamprea y otras delicias.
La carta de vinos me pareció excelente, se puede escoger con los ojos tapados cualquier referencia de la lista porque acertaréis seguro, todos son buenísimos; además los precios me parecieron muy ajustados.
Nos decantamos por el menú degustación, que se sirve a mesa completa, siendo estos los platos que sirvieron:
1.Aperitivo: sustanciosa sopa de cocido con fideos, igual que la de vuestras abuelas.
2.Tataki de atún con cítricos, aguacate y guisantes fritos: un plato muy fresco, con un agua chile que le daba un toque especial.
3.Lomo de sardina ahumada con mayonesa de ajo asado y migas de pan de broa: sabrosísimo.
4.Rape de Marín con espuma de cebolletas y guiso de setas: muy meloso; pescado en su punto justo.
5.Solomillo de ternera con mostaza de uva, crema apio bola, espuma de queso San Simón y puré de castaña: deliciosa mezcla en un plato lleno de sabor cuyo ingrediente principal era una excelente carne de rubia gallega pero que el acompañamiento no se quedaba atrás. Maite tenía ganas de probar la crema de castañas y Moli tuvo el detalle de introducirla en esta preparación.
6.Picaña madurada de vaca vieja con patatas a la crema: este plato lo pedimos a mayores, no estaba incluido en el menú inicial, pero queríamos probar otro tipo de carne, pudiendo comprobar el dominio que Moli tiene sobre este producto. Estaba deliciosa.
7.Maracuyá, cítricos y frutas rojas: el primero de los dos postres era muy fresco, lleno de acidez, ideal para cambiar de tercio.
8.Cremoso de chocolate, praliné, galleta, crema y lácteos: ideal para los amantes del chocolate como yo.
–Espumoso Rosado de Quinta das Bageiras 2014, elaborado con Baga por Mario Sergio Alves, dentro de la DOC Bairrada de Portugal.
–Louro, vino elaborado a base de Godello por Rafael Palacios, perteneciente a la DO Valdeorras.
–Attis Espadeiro 2014, tinto de la DO Rías Baixas, escogido por Moli para acompañar las carnes, todo un acierto.
-Para los postres Moli sabe que nos encanta el vino del sur así que sacó la artillería pesada: Oloroso y Moscatel y Cream Monteagudo de Delgado Zuleta, además de Pedro Ximénez de Emilio Hidalgo, todos de la DO Jerez.
Fue una fantástica comida en la que disfrutamos muchísimo del buen hacer de Moli en la cocina y de Ana en la sala, pues el servicio fue impecable, nos encanta la profesionalidad de ella y su equipo. Tenemos por tanto pendiente un cocido que seguro será muy pronto ;)!. Podréis aprovechar además para dar una vuelta por el centro de Lalín tras la visita a LA MOLINERA, aprovechando su centro peatonal.
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