Jueves 5 Mayo 2022
ALCÁCER DO SAL
Tras visitar el monumento prehistórico nos dirigimos a Setúbal. La idea era bajar hasta Comporta para recorrer la península de Troia y desde ahí tomar un barco (en el que caben varios coches) hasta Setúbal. Hicimos una parada para comer en un bonito pueblo llamado Alcácer do Sal, concretamente en un local del que habíamos leído muy buenas referencias: Tasca do Barrocas. Hacía un calor terrible así que nos sentamos a la sombra de su terraza, a orillas del río Sado.
Pedimos unos pequeños petiscos para empezar (setas) y arroz de lingueirao de segundo para los dos, servido en un enorme caldero que no fuimos capaces de terminar. Todo estaba riquísimo y el camarero fue muy amable; pagamos por la comida más cuatro cervezas, un agua con gas y dos cafés 44,9€.
TROIA
Recorrimos la lengua de arena de más de 25 kilómetros que conforma la Península de Troia en la moto, observando sus bosques y playas. Vimos algunos alojamientos ecológicos pero en la zona final, donde cogimos el barco, ya nos encontramos con altos edificios y grandes hoteles. Aún así, no me pareció que fuese un lugar explotado turísticamente, más bien al contrario, si tenemos en cuenta su belleza.
Para cruzar en el barco pagamos por Moto y conductor 11’1€ y por mí 5,3€, sumando un total de 16,4€. El barco sale a las horas en punto de Troia y a las medias de Setúbal, desde las 7:30 hasta las 22 horas. Quisimos ver un castro que estaba en una playa idílica pero no nos dio tiempo, pues teníamos que coger el ferry. El viaje duró unos veinte minutos, más o menos.
SETÚBAL
Una vez al otra lado del estuario del río, bajamos del barco, encontrándonos en Setúbal. Habíamos reservado habitación en el Ibis de la ciudad, pues estaba lejos del centro pero tenía piscina. Qué disgusto nos llevamos cuando llegamos al alojamiento y nos dijeron que la piscina no funcionaba, y eso que yo había llamado esa misma mañana para preguntar… Nos sentimos estafados, pues de haberlo sabido hubiésemos cogido un alojamiento mucho más céntrico, pues estaba a una buena distancia de la ciudad. Además el trato y las instalaciones dejaron mucho que desear por lo que no os lo recomiendo en absoluto (y el precio estaba en la media de Setúbal pero sin lujos: 51’3€).
Dejamos las cosas en el hotel y nos acercamos hasta el centro para dar un paseo. Tomamos unos estupendos helados en la Geladaria Valenciana y un agua con gas por 9’6€. Nos acercamos hasta el muelle pero no nos acabó de convencer así que volvimos a la zona del Ayuntamiento y tomamos un par de cervezas en una terraza que había al lado del Ayuntamiento llamada Moscatel Setúbal (4,5€). La verdad es que la localidad no nos gustó demasiado, la vimos descuidada, con muchísimos locales cerrados y sin demasiado atractivo, quizás no supimos buscar…
Decidimos cenar en un local llamado Sem Horas que nos encantó por su comida y atención; esto fue lo que pedimos:
-Tabla de embutido para empezar
-Choco frito y Magret de pato de segundo
-Tarta de lima
Para beber un espumoso rosado de Ermelinda Freitas y un par de moscateles para el postre de la misma bodega, deliciosos
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