Nos despertamos sobre las 8, nos levantamos y fuimos a desayunar. El comedor es una cabaña abierta, al borde de la playa, un lugar idílico. El desayuno era tipo buffet, muy completo: salchichas, bacon, platos thai, dulces, fruta, ensalada, etc. Disponen además de un cocinero que prepara huevos al momento (revueltos, fritos, escalfados, cocidos).
Tras desayunar contratamos en la recepción del hotel una moto de 125cm para todo el día por 250B/6€ así como la excursión de las CUATRO ISLAS para el día siguiente por 1350B/persona (33€).
Salimos en moto del hotel y tuvimos que echar gasolina, pues estaba bajo mínimos, pagando 120B/3€. Nos dirigimos a Sala Dan y una vez allí cogimos la carretera del este, hacia los manglares. Apenas nos cruzamos con coches y el paisaje era muy bonito, sin chiringuitos turísticos, nada que ver con la zona de la playa. Vimos incluso un elefante suelto entre la vegetación, de tamaño mediano.
Metiéndonos por distintos caminos perpendiculares a la carretera “principal” dimos con una comunidad en la que hacían excursiones por los manglares, llamada THUNG YEE PENG.
Organizan excursiones de medio día, incluso con con comida; si os interesa podéis preguntar en vuestro hotel o directamente a través de su perfil de Facebook. Hablamos con la chica de la taquilla, muy graciosa, y al final aceptamos un paseo en barco los dos solos por 600B/15€. Leyendo otros blogs al parecer se puede conseguir más barato, pero en los carteles que allí tenían era el precio marcado (y supuestamente ese dinero va para la comunidad aborigen). Disfrutamos muchísimo del viaje: nos llevaron al embarcadero y allí nos presentaron a nuestro capitán, que apenas hablaba inglés, pero nos entendimos bien con él, además era muy simpático.
Cada vez que aparecía un animal nos lo marcaba: cangrejos, águilas, ibis, pelícanos, etc. Paramos en una pequeña isla para darle de comer a los monos: había cientos, y en cuanto nos vieron se tiraron al agua y subieron al barco, eran graciosísimos. Allí aparecieron una canoa y un barco más, también para ver a los monos.
Cuando volvimos, después de varias horas, el guía nos mostró una especie de granja de peces que tienen, con grandes ejemplares de mero, escualos, etc).
Tomamos algo en un bar flotante que había al lado del embarcadero. Enseguida se acercaron varios niños de la comunidad para vernos y jugar con nosotros. Apenas hablaban inglés pero nos entendíamos con ellos a base de gestos y risas. Pelayo les enseñó varios vídeos de fútbol en el móvil, estando todos muy atentos porque les encantaba este deporte. Aprovechamos para tomar una cerveza él y yo una bebida que vi por allí que resultó ser una especie de tinto de verano, pagando 140B/3’5€.
De allí tomamos dirección hacia Old Town, cogiéndonos un aguacero por el camino. Pelayo, como conducía, se empapó entero así que al llegar al pueblo compró una camiseta en un chiringuito que había en la calle principal, a muy buen precio por cierto (escogió una con el logo de de la famosa cerveza nacional Singha).
Después buscamos un lugar para comer y nos decidimos por un restaurante que tenía las mesas encima del agua, con un columpio mirando hacia el mar de Andamán y sus preciosas islas. Estaba justo al lado de un templo chino y se llamaba FRESH RESTAURANT at Old Town (para qué complicarse…).
Esto fue lo que pedimos:
–ostras fritas, pero no les quedaban, una pena
–rollos de primavera
–cangrejo con chile y ajo
–verduras fritas con tofu
–Mango rosti de postre
–Cerveza, agua y un café
Estaba todo riquísimo y la comida fue muy agradable en ese lugar tan bonito. Pagamos 860B/21’5€. Podéis ver aquí la opinión de Tripadvisor y un montón de fotos.
Continuamos la ruta hasta el pueblo de los gitanos del mar, SANGA-GA-U, en donde termina la carretera. Nos dimos una vuelta por los caminos para ver sus casas y estilo de vida, pero no tuvimos oportunidad de hablar con ninguno de sus habitantes así que no quisimos molestarlos. Yo iba con mucha ilusión por verlos, pues había leído bastante sobre ellos. También se les llama Chao Ley (que significa gente del mar) o moken.
Antiguamente tenían un modo de vida nómada, valiéndose de los barcos que construían, navegaban entre las islas del este asiático según los vientos, estaciones, alimento, etc. Durante el monzón se mantenían en casas temporales construidas sobre pilares. Finalmente acabaron por asentarse en varias islas de la zona hace alrededor de 500 años por influencia de los gobiernos tailandés y birmano. Sus fuentes de ingresos provienen de la pesca y el buceo (son capaces de aguantar mucho tiempo la respiración, recogiendo marisco y peces muy apreciados al poder caminar bajo el agua). Dicen que los niños casi aprenden a nadar antes que a caminar y que ven mejor debajo del agua que el resto de humanos. Sólo pescan lo que necesitan para sobrevivir, sin esquilmar. No tienen más que tradición oral y se desconoce el origen de su lenguaje. El turismo, al explotar tanto la naturaleza de la zona, construir complejos hoteleros en la costa, etc., al parecer ha hecho bastante mella en su modo de vida.
Se dice que durante el desgraciado episodio del tsunami de 2004 apenas tuvieron bajas en su población debido al gran conocimiento que tienen del mar: en cuanto observaron que el mar se retiraba, huyeron hacia las montañas, salvando así sus vidas. Creen en los espíritus de la naturaleza y al parecer interpretaron el tsunami como un castigo de los mismos. Hay un documental muy interesante de TVE1 que podéis ver en este enlace.
Una vez que abandonamos esta comunidad cogimos la primera intersección que vimos hacia el oeste y bajamos hasta el NATIONAL PARK, que se encuentra en el sur. Había que pagar 420B/10’5€ para poder entrar dos adultos y una moto. Como ya se nos hacía tarde, pues habíamos quedado a las 18:30 con nuestros amigos belgas para cenar, Dirk e Ivette, volvimos al hotel. Por el camino atravesamos los impresionantes terrenos del hotel más lujoso de la isla, el Primalai Resort. También pasamos por las CUEVASMAI KAEO, con muy buena pinta, pero ya no nos daba tiempo a entrar y hacer la visita guiada.
Cuando llegamos al hotel, como nos sobró algo de tiempo, nos pusimos los bañadores y nos dimos un chapuzón en el mar, que estaba a una temperatura maravillosa. Luego pasamos a la piscina del hotel y finalmente nos dimos un baño en la ducha exterior de nuestra habitación. Cogimos nuevamente la moto del parking del hotel y nos dirigimos a la Escuela de cocina y Restaurante TIME FOR LIME. Estuve mirando las tarifas de los cursos para turistas y la verdad es que salía mucho mejor la clase de cocina que hicimos nosotros en Chang Mai, pues en Time for Lime salía más caro y preparaban menos platos.
Cuando llegamos ya estaban allí nuestros amigos, a los que saludamos efusivamente, pues nos alegrábamos mucho de volver a verlos. Pedimos para cenar el menú degustación, que sale a 490B/12’25€ por persona. El menú se componía de 5 platos y un postre:
-Aperitivo
-Gambas marinadas
-Sopa vegetariana
-Ensalada de papaya, el plato que más me gustó
-Marisco frito con pasta de chile
-King fish marinado o Pollo al curry rojo a escoger
-Postre
Estaba bueno pero tampoco excelente y además me pareció un poco exagerado de precio para lo que es Tailandia (con 9 cervezas salimos a 15’5€ por persona). Aquí tenéis la opinión y fotos que subí a Tripadvisor. Tras una agradable sobremesa con los belgas volvimos al hotel en nuestra moto alquilada.
Esta web utiliza cookies propias y de terceros para su correcto funcionamiento y para fines analíticos. Contiene enlaces a sitios web de terceros con políticas de privacidad ajenas que podrás aceptar o no cuando accedas a ellos. Al hacer clic en el botón Aceptar, acepta el uso de estas tecnologías y el procesamiento de tus datos para estos propósitos.
Dejar una contestacion
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.