Diario de Tailandia, día 17: excursión de las Cuatro Islas

DOMINGO 8 NOVIEMBRE 2015

Nos levantamos a las 7:10 y fuimos a desayunar, pues teníamos contratada la excursión a LAS CUATRO ISLAS y nos venían a buscar alas 8:30 en barco a la playa del hotel. La empresa que contratamos fue LANTA GARDEN HILL TOURS.

En el comedor conseguimos coger una mesa al lado de la playa, desayuno idílico. Me tuve que controlar un poco, a pesar de las viandas, pues estoy un poco mal del intestino desde ayer por la noche (así que esta mañana, precavidamente, he tomado una salvacolina).

Desayuno al borde de la playa

Tras el desayuno, mientras Pelayo acababa de prepararse, fui a recepción a alargar el alquiler de la moto por los tres días que nos quedaban en Koh Lanta, pues nos hemos dado cuenta de que es el mejor modo de moverse por la isla (evidentemente si se sabe conducir, pues yo sólo me atrevo a ir de paquete…).

Al volver me tumbé un rato a leer y vi pasar a un chico y un niño que llamaron mi atención porque no parecían trabajadores del hotel. Al rato llamaron a la puerta de nuestra habitación y resulta que eran ellos, que nos venían a buscar para la excursión y tenían el barco en la playa. Estaban enfadados, diciendo que llevaban un rato esperando por nosotros, ¡¡pero es que todavía no eran las 8:30!!

Recogida en la playa

Cogimos las mochilas y fuimos para la playa, en donde nos esperaba una lancha rápida. Hay que entrar desde el agua así que os aconsejo llevar lo mínimo: el bikini ya puesto, una camiseta por si hace viento o mucho sol y no queréis quemaros, gafas de sol, cámara de fotos y factor solar (ni siquiera chanclas os harán falta). Yo llevé también mis gafas y tubo de snorkel, pero no es imprescindible porque os prestarán todo el material en el barco.

Una vez arriba, el que parecía el jefe de la expedición, me pidió el ticket pero yo no lo tenía. Resulta que como habíamos contratado la excursión a través del hotel, el de recepción nos dijo que pagásemos todo junto al final de nuestra estancia (excursiones, alquiler de moto, etc.) y por tanto no me lo había dado. El jefe de la expedición se enfadó bastante pero no había otra opción…

Espectaculares paisajes

El barco hizo más paradas en playas anexas, recogiendo más turistas. La verdad es que el barco iba demasiado lleno para mi gusto…

Primero vimos KOH CHUEK y KOH MOOK, en donde estuvimos 30-40′ minutos buceando (por si no lo sabéis todavía, Koh significa isla en tailandés.). Vimos muchísimos peces de colores, además eran muy curiosos y se acercaban tanto a nosotros que conseguí tocar unos cuantos. El agua era cálida y transparente, ideal para bucear. Nos encontramos con más barcos de turistas pero había sitio para todos.

Buceando
Después paramos en en KOH NGAI, en donde nos dieron un rato libre mientras preparaban el buffet de comida. El lugar tiene una playa realmente espectacular, con bellísimos paisajes y aguas cristalinas. Mientras nos bañábamos el personal del barco descargó mesas en las que colocaron cajas de comida que llevaban ya preparada. Había muslitos de pollo fritos, verdura, arroz blanco, pollo con curry rojo (riquísimo), etc. Para beber había agua y coca colas. De postre piña y sandía.

Koh Ngai
Tras la comida nos dieron una hora libre en la que Pelayo se dio un paseo y yo aproveché para dormir un rato a la sombra de un árbol. Antes de zarpar no pudimos resistir la tentación de bañarnos otra vez.
Comida en la isla

Una vez que todos estuvimos en el barco arrancaron en dirección a la CUEVA ESMERALDA/MORAKOT CAVE/TAM NAM, como le llaman en Tailandés, en Koh Mook. Es un curioso lugar: se trata de una isla a la que sólo se puede entrar a través de una cueva de unos 60 metros de largo pero es estrecha y baja, por lo que los barcos no pueden entrar. Al llegar el guía cogió una linterna y todos nos echamos al agua con los chalecos salvavidas puestos; nos pusimos en hilera y lo seguimos.

En la cueva no hay luz artificial y no es totalmente recta así que hasta que se ve la luz del otro lado hay unos segundos en los que se está en total oscuridad (a excepción de la pequeña linterna del guía). Durante ese momento nos cruzamos con otro grupo que salía de la misma, fue muy gracioso porque no veíamos prácticamente nada. Hay gente que no quiso entrar por miedo pero no fue para tanto: el guía va despacito y simplemente consiste en seguir la lucecita, ayudados del chaleco que os hará flotar, y en unos minutos estaréis al otro lado; yo creo que merece la pena el rato de oscuridad, pues el lugar es bien bonito. Apareceréis en una playa con frondosa vegetación que está en el centro de la pequeña isla, rodeada de acantilados. Hicimos unas cuantas fotos, gracias a que el guía había metido todas las cámaras en una bolsa estanca, y volvimos hacia el barco.
 
Salida de la cueva Esmeralda hacia el centro de la isla

Cuando estábamos saliendo de la gruta se me ocurrió meter la cabeza en el agua, pues yo había cogido las gafas por si acaso, y aluciné. Nunca en mi vida había visto un banco tan grande de peces, y estaba justo debajo de nosotros. Eran pequeños, de pocos centímetros, y muy brillantes. Llamé a Pelayo y le dí las gafas para que los viese, quedando asombrado. Incluso se metió a nadar entre ellos, fue una pasada. No os olvidéis de las gafas si queréis maravillaros con ellos. Os dejo aquí el enlace a la opinión y fotos que subí a Tripadvisor de esta bonita Cueva.

Barco de Lanta Hills

Tras la Cueva Esmeralda pusieron los motores a funcionar a máxima potencia y nos llevaron de vuelta a nuestros respectivos hoteles, llegando sobre las 15 horas. La verdad es que la excursión fue muy bonita pero el personal no nos gustó demasiado, fueron poco amables y estuvieron todo el rato hablando entre ellos en tailandés, dando la impresión de que incluso en algunos momentos se reían de nosotros. Si queréis hacer esta ruta os aconsejaré otra empresa más adelante que es con la que fuimos a Phi Phi. Aquí tenéis la opinión que escribí sobre la empresa Lanta Garden Hills.

Piscina del hotel

Aprovechamos para bañarnos en la piscina del hotel nada más bajar del barco. Luego fuimos a descansar un rato a la habitación y cuando desperté resulta que estaba lloviendo a cántaros. Pelayo me dijo que había hablado con Dirk e Ivette para cenar en un sitio que yo había visto recomendado en Internet llamado AROY DEE, de cuyo chef, Kung, hablaban maravillas.

Cogimos la moto, pues ya sólo lloviznaba, y nos dirigimos a donde marcaba el gps. Nos costó encontrar la localización puesto que Kung ya no trabajaba en ese momento en el restaurante Aroy Dee. Preguntando a la gente del lugar finalmente encontramos al chef Kung en un local que se llamaba BAMBOO, justo en la playa. Dirk e Ivette no llegaron a encontrarlo así que finalmente cenaron en el Aroy Dee.

Nosotros hablamos con Kung, que era muy amable y hablaba inglés perfectamente. Nos contó que estuvo muchos años trabajando de chef en grandes hoteles situados en Singapur, Noruega, Finlandia, Suiza, etc. Como él es tailandés (nacido en Chiang Mai), cuando recibió una oferta para el restaurante Aroy Dee de Koh Lanta decidió volver a su tierra natal, después de tanto tiempo fuera. Tras un tiempo en Aroy Dee cambió para el Bamboo, en donde lleva unos tres años. Actualmente está pensando en abrir un nuevo local en Koh Lanta así que si visitáis el Bamboo puede que ya no esté por allí.

Pedimos para cenar los siguientes platos:

-Verdura mixta frita con salsa agridulce

-Brochetas de pollo con salsa de cacahuetes, deliciosas

-Noodles al estilo de Hong Kong, riquísimos

Para beber tomamos una cerveza Shinga grande y un batido de piña.

Nos salió todo por 14’5€. Cuando estábamos aún en el restaurante aparecieron finalmente Dirk e Ivette así que aprovechamos para tomar algo más con ellos (tres cervezas más y un batido de mango para mí). Fue una muy agradable velada. Decidimos además hacer juntos la excursión a las islas Phi Phi. Volvimos para el hotel sobre las 22 horas.

Pelayo y Kung

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