Diario de Sri Lanka, día 4: de Kandy a Dambulla

VIERNES 5 OCTUBRE 2018

Nos levantamos para desayunar a las 9, hora que habíamos acordado con el chaval que trabajaba en el hotel. El desayuno se sirve en la bonita terraza del hotel y fue bastante completo: fruta, tostadas, huevos, té. En ese momento entró un hombre a entregar una carta en la finca del vecino y vaya si se oyeron los perros, estuvieron ladrando por lo menos 10-15 minutos sin parar, haciendo un estruendo horroroso, a pesar de que el hombre había tardado un minuto en hacer la gestión. Aquí os dejo el enlace a la opinión y fotos que subí del hotel Vino Villa en Tripadvisor.

Terraza de Vino Villa en donde se sirve el desayuno

Desayuno en Vino Villa

Pagamos 4500 rupias/23€ en la recepción del hotel por la noche de hotel, menos aún de lo que nos había dicho Asha, la dueña de Leisure Villa, y marchamos con nuestro tuktuk cargado con las maletas en dirección a Dambulla. A pesar de haber echado las capotas la noche anterior por culpa de la lluvia, por la mañana encontramos huellas de mono en los asientos…

Huellas de mono en el tuktuk

El camino fue bien bonito, lleno de arrozales, templos, pequeños pueblos, etc., parando sólo una vez para echar gasolina (820 rupias/4€).

Paisaje de camino a Dambulla
Echando gasolina

Una vez en las cuevas de Dambulla aparcamos en el parking específico para vehículos de tres ruedas (qué gracia me hace) y compramos las entradas (1500 rupias/persona o 7’7€).

Subimos los escalones, que no son muchos, pero hacía calor y la humedad era altísima así que se me hicieron un poco desagradables. Antes de llegar al control metimos los zapatos en la mochila de mano que yo llevaba para que no nos hiciesen pagar por guardarlos. El suelo quemaba un poco así que yo me puse calcetines.

Entradas al Dambulla Temple Rock
Dambulla Temple Rock
Vistas

Se nos acercó un guía oficial que nos ofreció sus servicios por 1000 rupias/5€ así que accedimos, por ver qué nos contaba y aprender un poco sobre estas magníficas cuevas. La explicación duró 30-40 minutos, visitando las cinco cuevas con él, y luego ya nos quedamos a nuestro aire para hacer las pertinentes fotografías.

Cuevas de Dambulla
Excursión de colegialas

La verdad es que fue muy interesante la explicación, pues nos habló de Buda, de la historia de Sri Lanka, de cómo se construyó cada cueva dependiendo del período, etc. Nos habló de la siete posturas de Buda, en las que nunca habíamos reparado (y eso que hemos visitado templos en  TailandiaJapón y China): meditación, oración, enseñanza, discusión, misericordia, relax y nirvana.

Cuevas de Dambulla

Nosotros, a través de Google Maps, llegamos directamente a la entrada de las cuevas; sin embargo hay un gran Buda y unas cuantas escaleras desde la entrada principal al Templo de Oro (que nosotros no vimos). Es uno de los ocho lugares que la UNESCO ha reconocido como Patrimonio de la Humanidad. Al parecer datan del siglo I A.C. y es un lugar habitual de peregrinación por lo que podéis llegar a encontraros con mucha gente (en nuestro caso había bastante poca, tuvimos suerte). La zona está llena de cuevas pero las que se visitan con entrada son cinco, que son preciosas, sobre todo la segunda (hablo empezando por la que está más cerca de la entrada).

Cuevas de Dambulla

En su interior albergan pinturas y estatuas, principalmente de Buda, pero también aparecen dioses hinduístas, a modo de muestrario de las diferentes épocas cingalesas. Al parecer fueron ocupadas por eremitas budistas en época precristiana debido a las inscripciones que se encontraron. Se cree que por el siglo I A.C., durante el período del Rey Vattagamani Abhaya, fue famoso como morada de monjes budistas (al parecer estos monjes lo ayudaron a luchar contra las invasiones de la India). Hay problemas para identificar la antigüedad de algunas de las cuevas y estatuas debido a las sucesivas restauraciones, pues cada Rey fue haciendo nuevas aportaciones.

*Cueva 1: se cree que fue elaborada durante el reino de Vattagamani Abhaya; sobre la entrada está la inscripción del siglo I. Estatua de Buda de 14 metros tallada en la roca con Ananda a sus pies (uno de sus alumnos preferidos) que llora la muerte de su maestro; en su cabeza se aprecia a Visnú. Completamente decorada pero difícil de admirar dada la poca luz que hay en el interior.

Cuevas de Dambulla

*Cueva 2: la más grande de todas, con más de 50 estatuas de Buda, dioses Saman y Visnú, rey Vattagamani Abhaya, Rey Nissanka Malla. Se cree que alguna de las imágenes de esta cueva fueron elaboradas durante el reino de Vattagamani Abhaya. También hay en su interior una dagoba y una filtración de agua a través de una grieta del techo.

*Cueva 3: aparece la estatua de otro rey posterior, Kirti Sri Rajasinha, que la ordenó ampliar y fue el último gran rey protector de Dambulla. En este caso las pinturas son del siglo XVIII, de estilo renacentista budista. Hay cincuenta estautas de Buda y del Rey.

Cuevas de Dambulla

*Cueva 4: es la única que es natural, no fue excavada en la roca. Alberga diez estatuas de Buda en la postura de meditación y una daboga en la que se guardaban las joyas de una de las princesas. Hace años entraron por la noche a robarlas, aún a día de hoy pueden verse los daños en la dagoba.

Cuevas de Dambulla

*Cueva 5: fue construida en último lugar, sin demasiado valor histórico, con materiales baratos como arcilla y de estilo más europeo.

Al bajar de las cuevas nos encontramos con un hombre que vendía pantalones en plenas escaleras y a Pelayo le gustó uno, pagando por él 1200 rupias/6€ tras regatear con él. Días después los pagamos en Negombo a 500/2’6€ rupias cada uno así que ya veis cómo nos estafó…

Monos en Dambulla

Por cierto, había un montón de monos por los alrededores, así que si dejáis algo en el tuktuk atadlo bien, podéis verlos aquí. Una vez en el aparcamiento decidimos buscar un sitio para comer. Había un chico en un tuktutk que estaba aparcado al lado del nuestro, imagino que esperando a varios turistas, y nos recomendó un sitio llamado Athula, muy cerca de allí.

Athula Restaurant Dambulla

Athula Restaurant Dambulla

Como aparecía en Tripadvisor y tenía buenas críticas nos dirigimos para el local, que resultó ser un buffet de comidas familiar. Había varios currys de diferentes verduras, arroz, pollo, etc, por 700 rupias/persona o 3,6€, bebidas aparte.

Athula Restaurant Dambulla

Athula Restaurant Dambulla

La verdad es que estaba todo muy rico y la familia que lo regentaba era muy amable. Tras la comida nos cobró la hija menor, de 14 años (aunque parecía menor), quien hablaba perfecto inglés y manejaba las cuentas de un modo admirable. Pagamos 2150 rupias/11€ por los dos menús, dos ginger beer y un agua.

Athula Restaurant Dambulla
Hija menor cobrando a los clientes

Otra de las chicas de la familia se soltó el pelo, que lo llevaba atado, por orden del padre (un hombre muy amable) para que viésemos la larga cabellera que al parecer llevaba más de 15 años sin cortar. Decía que se la trataba con aceite de coco y la verdad es que estaba bien brillante. Aquí os dejo el enlace a la opinión y fotos que subí sobre el Restaurante Athula en Tripadvisor.

Pelazo

Tras la estupenda comida nos dirigimos hacia Sigiriya, lo que no nos llevó mucho tiempo. Nos apetecía un hotel con piscina, aunque tuviésemos que pagar un poco más, así que busqué uno con buenas puntuaciones en Booking, encontrando el Sigiriya Water Cottage. Hasta allí nos acercamos y la dueña, una chica embarazada muy agradable, nos mostró los tres tipos de habitaciones que tenían: en edificio, en cabaña y en cabaña de lujo.

Rock Lion de camino a Sigiriya

Por 40$/35€ nos quedamos con la cabaña normal, que es preciosa y suficiente (la de lujo es alucinante pero valía 60$), con desayuno incluido. Por cierto, nos bajaron 10-15$ con respecto al precio de Booking. El lugar es estupendo, rodeado de vegetación, con una bonita piscina en medio de las cabañas, y la familia que lo regenta es estupenda.

Sigiriya Water Cottage

Como habíamos leído buenas críticas sobre la comida que preparaban, más tarde hablamos con un chico que andaba por la finca para reservar la cena y arreglar la hora del desayuno del día siguiente. El chico muy amable y sonriente nos dijo que sí a todo pero a mí me dio la impresión de que no hablaba mucho inglés y que no se enteró muy bien de lo que le decíamos… Quedamos con él que la cena sería a las 22 y el desayuno a las 9.

Sigiriya Water Cottage

Nos fuimos para la piscina y, a pesar de que cayó una tromba de lluvia, como el agua estaba caliente de todo el día, allí nos quedamos. Una vez amainó empezamos a ver un montón de animales: murciélagos de la fruta, que son enormes, cotorras, un grupo de pavos reales que andan por la finca, patos, etc.

Sigiriya Water Cottage

Luego nos dimos un baño en la estupenda bañera de la habitación para posteriormente prepararnos un té y ver una peli de Netflix con la wifi. Cuando se acercó la hora de la cena salimos hacia el comedor pero estaban todas las luces apagadas, lo que nos mosqueó un poco. La familia estaba reunida en la casa, pues oíamos las voces.Llamamos a la puerta y nos abrió un hombre que resultó ser el dueño del alojamiento quien nos explicó que no servían cenas. Le contamos lo sucedido y nos pidió mil disculpas, pues el otro chico no hablaba apenas inglés y no se enteraba. Nos ofreció algo de la cena que les había quedado pero le dijimos que no, que muchas gracias.

Sigiriya Water Cottage

Cogimos el tuktutk y nos acercamos al pueblo, en donde encontramos un local abierto llamado Wijesiri así que entramos. Era otro negocio familiar cuyo dueño era muy simpático. Pedimos lo siguiente:

-Samosas

Wijesiri Restaurant. Sigiriya

-Dos rottis: uno de pollo y otro de queso

Wijesiri Restaurant. Sigiriya

-Curd and treacle de postre
Wijesiri Restaurant. Sigiriya

Para beber tomamos ginger beer y agua con gas, pues tenían cerveza, según el dueño, pero se le había acabado. De postre probamos nuestro primer Curd and Treackle del viaje (requesón con miel de palma), que estaba bien bueno; según de qué zona sea el requesón sabe diferente. Pagamos por todo 2530 rupias/13€, invitándonos después a unos platanitos de esos que están tan ricos (que en Sudamérica llaman bizcochitos).

Wijesiri Restaurant. Sigiriya

La comida era fresca, preparada en el momento (tienen la cocina vista) y estaba bien, aunque comimos rottis más ricos más adelante. Lo que sí nos encantó fue la salsa picante que hay en las mesas, de elaboración propia, de hecho nos zampamos dos cuencos enteros. El local de todos modos merece la pena porque abre hasta muy tarde y la familia es muy simpática. Aquí tenéis la opinión y fotos que subí sobre este local en Tripadvisor.

Wijesiri Restaurant. Sigiriya

Volvimos al hotel y me quedé dormida viendo una película de Netflix…

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