MIÉRCOLES 17 OCTUBRE 2018
Nos levantamos sobre las nueve de la mañana y bajamos al comedor del edificio a desayunar: nookles, crepes con azúcar y especias,huevos, té, yogur, etc. Pagamos por el cuarto lo acordado con el jefe el día anterior. Como apenas nos quedaban rupias intentamos pagar con tarjeta pero fue imposible.
Se puso a llover de una manera infernal durante treinta minutos pero luego amainó así que arrancamos hacia Colombo, continuando por la costa y dejando atrás Galle y el Hotel Villa 234.
Tuvimos que parar en un paso de trenes un buen rato, pues aquí es habitual, y para hacer unas cuantas fotos y vídeos. Al cabo de 4’5 horas, más o menos, llegamos a la capital del país. Busqué antes de llegar un buen hotel para despedirnos del país, decantándome por Uga Residence, uno de los alojamientos más bonitos y de mayor encanto que he visto nunca.
En Booking figuraba a 160$ pero en recepción nos hicieron un descuento a 150$/133€. El hotel está en medio de la ciudad, entre altos edificio, pero se mantiene su estructura original de casa señorial, de hecho al parecer nació allí uno de los Primeros Ministros del país. Disponen de once habitaciones, comedor, salas de estar y una preciosa piscina.
La habitación era muy grande, con todo tipo de detalles y decoración clásica. Al llegar nos dimos un baño en la piscina y al momento apareció un camarero para ofrecernos unas bebidas de bienvenida, gratuitas.
Tras el baño decidimos visitar el ruidoso y bullicioso Mercado de Petah. El chico de recepción nos recomendó coger un tuktuk taxi porque al parecer es muy difícil aparcar por la zona, y así hicimos (150 rupias/0,8€).
El mercado nos pareció sucio y decadente, pero entendemos que es una visita interesante. Encontramos los típicos pantalones de colores, muy frescos y cómodos, a 500 rupias/2’5€, por lo que si podéis comprar aquí los regalos y souvenirs, pues están más baratos que en ningún otro lugar que hayamos visto (entiendo que porque hay muchos puestos y compiten entre ellos). Compramos un pantalón para Olaya amarillo con elefantes, precioso.
Cuando nos cansamos de tanto ajetreo nos desviamos por las calles de alrededor, divisando la Torre del Loto, pasando por delante de una bonita mezquita y aprovechamos para entrar en un local a tomar algo.
Se trataba de una tienda de snacks, zumos y batidos en la que no paraba de entrar gente local, llamada Bombay Sweets. Pedimos varios snacks y un zumo de mango para mí, pagando 340 rupias/1,7€, riquísimo. Había además un hombre sentado a nuestro lado que era muy amable y nos dio a probar varias cosas que había pedido.
Tras la visita al mercado tomamos otro tuktuk con taxímetro para desplazarnos hasta el templo de Gangaramaya (150 rupias/0,8€). Es un lugar muy curioso que nos conquistó. Consta de dos edificios, el grande, en donde guardan numerosos tesoros entregados a los monjes como ofrendas (coches, joyas, muebles, colecciones, etc), y otro en la isla del lago. La entrada a ambos cuesta 300 rupias/2€ así que no la tiréis porque la tendréis que mostrar en las dos instalaciones.
En el edificio más grande había un servicio religiosos que estuvimos contemplando durante un rato, para después vagar por las amplias instalaciones, alucinando con la cantidad de objetos que allí exponen.
Después cruzamos hacia el lago y entramos en la preciosa isla en donde se encuentran numerosas estatuas, quizás la estampa más conocida de Colombo. Allí nos cogió el atardecer, realizando unas espectaculares fotos, pues estábamos prácticamente solos.
El hotel estaba justo al lado así que fuimos caminando. Yo aproveché para darme un baño nocturno en la piscina, completamente sola, que me supo a gloria. Por la noche encienden velas por toda la instalación, creando un ambiente mágico.
Nos preparamos para ir a cenar a uno de los restaurantes más famosos de Colombo, llamado Kamasutra, en el Hotel Shangri-la (uno de los alojamientos en donde colocaron meses después una bomba). Es gestionado por Munidasa, uno de los chefs más conocidos de Asia.
Ese mismo día por la mañana escribí un mail al hotel para solicitar una mesa a las 20 horas, respondiéndome afirmativamente al poco rato uno de los gerentes.
Llegamos al hotel, uno de los más lujosos de la ciudad, en taxi tuktuk (200 rupias/1€), lo cual fue gracioso porque estaba lleno de exclusivos coches. Los porteros del espectacular hall nos dirigieron hacia la cuarta planta, en donde se encontraba el restaurante.
Al llegar resulta que sólo había tres o cuatro mesas ocupadas por lo que probablemente podríamos habernos presentado sin reserva. Un camarero nos recomendó varios platos que os muestro a continuación:
-Tuna and egg cutlet
-Spicy avocado salad
-Coconut roti mutton pizza
-Baramudi Roti
-Black hopper
-Banana flower curry y coconut roti
-Tuna curry
-Kottu sutra de crab curry
-dos Curd and treacle de postre
Se trataba de pequeñas raciones, muy sabrosas, de cocina srilankesa con toque moderno. Al guno de los platos lo hicieron en mesa. Para beber pedimos un vino de Nueva Zelanda: Oyster Bay (8750 rupias/45€) y un agua con gas, pagando por todo un total de 23841 rupias/122€.
El manager del hotel vino a saludarnos, pues fue el que había realizado la reserva, y estuvimos charlando con él hasta pasadas las 23 horas. Era un chico muy amable que había trabajado en el Burj-al-Arab durante varios años. Era musulmán pero bastante abierto, y tras varios años fuera, decidió volver con su familia a su país de origen para tener más tranquilidad. Nos invitó a un par de Arraks, uno joven y otro con dieciocho años de crianza, ambos buenísimos.
Tras la agradable velada volvimos en taxi tuktuk, que tuvimos que coger en una de las avenidas dado que no suelen pasar por este hotel, con el fin de llegar a nuestro alojamiento. Durante el trayecto nos puso música de Bob Marley a gran volumen y cuando nos bajamos nos ofreció algo para fumar, declinando inmediatamente la invitación, pagándole 200 rupias/1€. Pelayo se dio cuenta de que se había dejado olvidado el pantalón de Olaya en uno de los taxis que habíamos cogido a lo largo del día así que tendríamos que volver al día siguiente al Mercado, antes de dirigirnos a Negombo, para comprar otro.
Dejar una contestacion
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.