MARTES 16 OCTUBRE 2018
Nos levantamos y nos dirigimos al comedor a desayunar, en donde había preparado un suculento buffet libre con currys, noodles, french toasts, salchichas, hoppers, curd and treakle, dulces, huevos, café, fruta, pancakes, etc.
Tras desayunar nos dimos un baño rápido en la piscina y dejamos el hotel en dirección hacia Colombo, siguiendo la costa. Antes de abandonar Mirissa fuimos hasta la playa por verla, pues estaba a tres minutos del hotel.
Durante la ruta vimos numerosas playas, puertos, barcos, puestos de pescado, incluso dos pescadores zancudos (que parecían de verdad, pues estaban muy escondidos y no había nadie alrededor para cobrar a los turistas). Había numerosos palos para pescar a lo largo de la costa, pero todos vacíos. Aquí tenéis un vídeo del camino.
La primera parada de la ruta fue en el Hospital de Tortugas de Mahamodara, Galle, en donde una humilde familia recoge tortugas heridas, además de recolectar huevos de la playa para evitar que saqueen los nidos, cuidándolos hasta que nacen las crías. Para todo ello cuentan con el permiso del Gobierno.
Cobran una entrada de 1000 rupias/5€ para sufragar los gastos de alimento, veterinario y mantenimiento del Proyecto. Una mujer de la familia nos explicó sus tareas diarias, nos dejó tocar las tortugas y se prestó a responder cualquier pregunta.
Nos dijo que compran hígado de pollo para los bebés. Les dan de comer dos veces al día, que se puede ver (creo que a las 12 y a las 17).
Disponían de varias piscinas en las que había tortugas de todos los tamaños, algunas ciegas, con las patas dañadas, etc. Había incluso una que calculaban que tenía 120 años…
Hay cámaras de seguridad en todo el recinto, pues no es la primera vez que la gente entra a robar los huevos, pues son muy cotizados.
Por primera vez sujeté un huevo de tortuga con mis manos, pues tienen varios dañados que permiten coger a los turistas. Además cogí tortuguitas de pocos días, una maravilla, y acaricié muchas otras.
Continuamos la ruta, aprovechando para buscar hotel en Galle, escogiendo el Villa 234, que estaba a las afueras. El precio incluía desayuno y disponían de piscina. Cuando llegamos al lugar resulta que nos pareció bastante peor que en las fotos de Tripadvisor y el personal no hablaba inglés. Llamaron al jefe, que apareció a los pocos minutos, un chico jovenmuy agradable. Regateando con él nos dejó la habitación por 23€, muy amplia y en el piso de arriba.
Dejamos las maletas en el hotel y nos dirigimos en el tuktuk hacia la Ciudadela. El dueño del hotel nos advirtió que aparcar en el fuerte era gratis así que dejamos el vehículo en una céntrica plaza, sin problema.
Dimos un paseo por las callejuelas, parovechando para ver el Hospital Holandés, las pequeñas tiendas, el faro, etc.
Comimos en Imals Restaurant, un local que recomendaban por buen precio (pues al parecer dentro de la muralla son todos bastante caros):
-Ensalada de tomate y aguacate: rica pero escasa y cara para lo que era
-Noddles (abundante y a igual precio que la ensalada)
Para beber dos ginger bear y una soda, pagando 1800 rupias/9,5€, así que no quiero ni pensar cómo serán los demás restaurantes…
Tomamos luego dos iced mocha y un trozo de Brownie en la terraza de un local muy chulo que se llamaba Pedlar’s Inn, pagando 1630 rupias/8€ (casi como la comida…).
Continuamos el paseo por la Ciudadela, esta vez al borde del mar, pasando por el faro, una playa llena de locales, varias joyerías, iglesias, coches antiguos, chavales jugando al criquet o voleybol, etc. Aprovechamos para comprar una típica máscara de madera en un pequeño puesto (1200 rupias/6€); la chica era muy amable y nos regaló unos imanes.
Volvimos a la plaza en donde habíamos aparcado el tuktuk y estaba todo tal cual (pues yo había dejado una mochila con cosas sin importancia en la parte trasera), retornando al hotel. Cruzamos la carretera que hay entre el hotel y la playa con el fin de ver el magnífico atardecer.
Tras la asombrosa puesta de sol nos bañamos en la piscina del hotel. A continuación decidimos cenar en Hikkaduwa, en donde al parecer hay una playa a la que acuden las tortugas y la gente les da de comer. Nos decantamos por el restaurante Tigri, en plena playa. Pedimos lo siguiente:
-Parrillada de marisco para dos: nécoras, gambas, calamares, mejillones, langosta y jumbo prawns, patatas y ensalada de guarnición (6000 rupias/31€)
-Plátano frito con helado
Para beber tomamos tres cervezas y una lima soda, pagando por todo 8050 rupias/42€. La verdad es que nos pegamos un buen homenaje…
Volvimos al hotel a dormir, pero hubo mucho ruido durante toda la noche debido a que justo detrás del hotel hay una estación de tren y oímos pasar varios durante la noche, pues hacían muchísimo ruido. A partir de las 6-7 de la mañana se empezaron a escuchar incesantemente las bocinas de los coches que pasaban por la carretera. Por lo tanto es un hotel que en general no nos gustó demasiado, si comparamos con los demás. Si volviésemos a Galle cogería otro alojamiento sin dudarlo.
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