
LUNES 15 OCTUBRE 2018
Nos levantamos sobre las 9 para bajar a desayunar, pues habíamos quedado a esa hora con el servicio. Esta vez pedimos el desayuno sri lankés: coconut roti, onion sambol, curry, plato de fruta y té. De regalo nos pusieron Curd and treackle, si es que el Moonstone Villas nos está encantando, creo que hicimos bien en quedarnos otra noche más.
Al final pagamos por dos noches con media pensión en el Hotel Moonstone Villas, bebidas de las dos cenas (3 cervezas y una soda) y una cerveza de la mini nevera de la habitación, 18771 rupias/96€, lo que nos pareció un precio estupendo. Al parecer, por lo que nos contó uno de los trabajadores del hotel, en temporada alta los precios son mucho más altos y aún así se llena.
Tras despedirnos del amable servicio pusimos rumbo, en nuestro tuktuk, a Mulkirigala, también llamado Temple Rock. La idea era continuar por la costa, volviendo hacia Colombo, e ir parando en los sitios de interés. De camino nos paró otra vez la Policía, diciendo que íbamos a 60Km/h cuando el límite en tuktuk es a 40K/h. Disponían de una pistola medidora pero cuando llegamos a su altura estaban hablando con otro conductor por lo que realmente no les dio tiempo a usarla con nosotros.
Nos comunicaron que la multa por exceso de velocidad eran 3000 rupias/15€ y que tenían que retirarle la documentación al conductor hasta que éste hiciese las gestiones pertinentes, primero en Comisaría y después en Correos. Pelayo se negó a que le retirasen la documentación e intentó lidiar con ellos, a pesar de que no hablaban muy bien inglés. Les ofreció el dinero en mano pero se negaban a cogerlo… Tras un buen rato, por fin pidieron dinero, entregándoles 1000 rupias/5€ y nos dejaron marchar, tras media hora de tensión. Nunca antes nos había parado tantas veces la Policía en un país extranjero y por primera vez tuvimos que dar una mordida, pero bien mereció la pena ante la idea de que Pelayo se quedase sin documentación…
Al llegar al templo de Mulkirigala se nos ofrecieron varios guías en la entrada, declinando las invitaciones. Una vez en la taquilla vimos que sólo los extranjeros tenían que pagar entrada para poder acceder, concretamente 500 rupias/2’5€ por persona.
El templo fue construido durante el reinado de Kandy en una roca de doscientos metros. Consta de 500 escalones y varias cuevas a diferentes alturas que recuerdan a las de Dambulla. Nos gustó mucho, con la salvedad de que desde arriba no hay vistas, apenas se ve nada por culpa de los árboles.
Continuamos el viaje, haciendo la siguiente parada en el Faro de Dondra, un bonito punto para hacer unas cuantas fotos. Dejamos el tuktuk aparcado en la entrada del parque y dimos una vuelta por el Faro, la playa y las rocas de alrededor.
Arrancamos nuevamente el tuktuk, esta vez con idea de visitar el Templo de Paravi Duwa, que está en un islote de la playa de Matara, unido a tierra por un puente colgante. Se trata de una edificación relativamente nueva, destinada al culto budista, y que llamó nuestra atención por las fotos que circulaban en Internet.
Dejamos el tuktuk en el aparcamiento de vehículos de tres ruedas, donde únicamente estaban los conductores de los turistas y, por tanto pasamos totalmente desapercibidos, saliendo del mismo sin pagar nada.
Atravesamos el puente y, una vez en el islote (que al parecer se llama Pigeon Island), un señor muy mayor nos pidió los zapatos para guardarlos, señalando una caja para que le echásemos limosna. Le echamos unas monedas y seguimos el camino. Más arriba tuvimos que pagar una entrada de 100 rupias/0’5€ cada uno.
Nos esperábamos una locura de templo y resultó estar en restauración por lo que estaba todo lleno de escombros, una decepción. Hay varias estatuas, pequeños altares y diferentes estancias, la mayoría cerradas.
Tomamos nuevamente el tuktuk y continuamos la ruta. Yo había visto que había una plantación de té muy cerca, Ananda Tea Factory, y decidimos acercarnos, lo cual resultó ser una fantástica decisión. Por el camino vimos numerosos arrozales y búfalos de agua.

Una vez que llegamos a Nandana Tea Factory un matrimonio nos recibió amablemente. Por lo que nos explicaron se trata de una cooperativa de trece familias que trabajan con esmero para obtener un té de calidad. Nos dejaron claro desde un primer momento que la visita era gratuita y que no estábamos obligados a comprar nada al final.
Él se encargó de mostrarnos el jardín de plantas medicinales que tienen en las instalaciones, cuyas explicaciones fueron muy interesantes. Durante el recorrido nos invitaron a tomar un té frío con naranja, nos mostraron una casa antigua, salimos del recinto para ver el río, etc.
Fue una visita muy interesante y además el hombre era muy curioso, digno de conocer. Eso sí, tuvimos que echarnos protección antimosquitos con mucha frecuencia.

El hombre se echaba un antimosquitos casero pero vimos que como no duraba mucho el efecto nos echamos los que llevábamos nosotros, comprados en sri Lanka y la verdad es que funcionaron muy bien. Os dejo una foto de los botes que compramos, junto con otro de factor solar, que también nos fue estupendamente.
Después nos acompañó ella por las instalaciones de la fábrica, donde vimos el proceso mucho mejor que en Damro. Al parecer no dejan que las plantas, Camellia sinensis, crezcan demasiado con el fin de facilitar la recolección.
Los camiones llegan todos los días a la fábrica llenos de hojas recién cogidas para ser desecadas y procesadas. Por lo que dedujimos, lo peor de las fábricas es lo que se utiliza para los tés en sobrecito, que en algunos casos es prácticamente polvo.
A continuación pasamos a hacer una estupenda cata de tés de fabricación propia:
-OPA: orange pekoe «A», que no tiene que ver con el sabor, sino que quiere decir que se trata de té negro compuesto por el brote y las dos hojas más jóvenes, enteras, siendo de muy buena calidad.
-Supreme Pekoe: té negro de calidad suprema.
-OP1: Orange Pekoe One, té negro más nervudo que el OP.
-FBOP: Flowery Broken Orange Pekoe, té negro consistente en hojas troceadas.
-English Breakfast: mezcla al gusto británico
-mezcla propia (con jengibre, canela, cardamomo, etc).
-Natural Vainilla: té aromatizado con vainilla de la finca.
-Earl Grey: otra mezcla de tés.
El hombre sólo dejó las hojas en agua durante un minuto pero aclaró que el tiempo depende mucho del consumidor. El té estaba tan bueno que aprovechamos para comprar varias bolsas, para nosotros y para regalar, pagando por todo 5560 rupias/28’5€.
Tras la fantástica experiencia en Ananda Tea Factory nos dirigimos a Mirissa. De camino a esta localidad busqué un alojamiento en Booking; aquí os dejo un vídeo para que os hagáis una idea de qué tal se conduce el tuktuk de noche.
Tras mucho investigar nos acercamos al Handagedara Resort, cuyo precio en Booking era de 38€/noche. Regateando en recepción nos la dejaron por 33€.
Se trataba de un precioso y pequeño hotel de diez habitaciones y piscina, ubicado muy cerca de la playa. El chico de recepción se sorprendió al vernos llegar ya de noche y sin reserva, pero no tuvimos ningún problema.
Dejamos las maletas en la habitación y buscamos un lugar para cenar en Tripadvisor. No fuimos capaces de encontrar el número uno pero había otro en la misma calle con buenas opiniones y que estaba vacío.
El local se llamaba Ambrosia Roti Shop y estaba decorado de modo natural, abierto, con mesas de madera. Pedimos loss siguientes platos:
-Devilled crab
-Devilled de calamares
-Roti de chocolate y banana
Para beber dos cervezas Lion y una soda. Estaba todo riquísimo y el servicio fue muy amable (incluso nos pusieron música en español). Pagamos 4015 rupias/20,5€.
Tras la estupenda cena volvimos para el hotel, en donde nos dimos un baño en la piscina (eran las 19 horas pero todo el mundo estaba ya acostado) que nos sentó fenomenal después del largo día.
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