MARTES 22 OCTUBRE 2019
Nos levantamos a desayunar sobre las 8:30, en el comedor del Mission Inn. Había waffles, fruta, tostadas, mermelada, café, té, etc. A continuación cerramos las maletas y continuamos la ruta hacia el sur, abandonando San Luis Obispo.
Pasamos por Avila Beach, Pismo Beach, Bromela, Guadalupe, etc. Pasamos también por Santa María, que es un bonito pueblo de aires mejicanos pero como no paramos, no conseguí hacer ninguna foto decente.
A ambos lados de la carretera abundaban las plantaciones de fresas, coles de bruselas, brécol, lechugas, etc. La gasolina resultó estar bastante mejor de precio que los días anteriores así que aprovechamos para llenar el depósito.
Continuamos hacia Lompoc, donde tomamos Santa Rosa Road, una pequeña carretera que llega a Bullton, que es una localidad llena de cultivos y bodegas. Aprovechamos para echar gasolina (50$) y parar en una de las bodegas, llamada Lafond.
Esta bodega fue fundada por el Arquitecto Pierre Lafond en 1962, siendo la primera bodega que abrió en el Condado de Santa Bárbara tras la época de prohibición del alcohol en USA. Lafond montó primero una tienda pero su pasión eran los vinos franceses y decidió meterse en el negocio.
Actualmente hay cuatro apelaciones reconocidas en el Condado de Santa Bárbara: Santa Rita Hills, Happy Canyon, Santa Ynez Valley y Santa Maria Valley. Durante el siglo XVIII se establecieron en el estado de California numerosas misiones de franciscanos y Santa Bárbara no fue una excepción. Necesitaban vino para misa, una fuente de hidratación más fiable que el agua contaminada de los pozos de la época.
Durante el siglo XIX Santa Bárbara se convirtió en un punto importante de producción de vino para la zona de San Francisco hasta que se promulgó la Ley Seca. No se retomó el negocio del vino en la zona hasta 1962, como ya comenté más arriba, gracias a Pierre Lafond. En ese momento no había viña en el Condado, se exportaban del norte, comenzando a plantar viñas en la región alrededor de 1965. Dado el clima ideal para el cultivo de la vid, actualmente hay más de cien bodegas en Santa Bárbara.
En la tienda de la Bodega Lafond daban a probar cuatro vinos de entre seis por 15$/persona; si compartís la copa sólo serán 15$, si pedís una sola repartiréis el gasto, lo cual me pareció un poco extraño (primera vez que lo veo y que entiendo que con el posterior COVID se anularía…). Atendía la barra una comercial de origen latino que no sabía mucho de vinos, sólo se había estudiado unos párrafos así que fue una visita muy floja:
–Santa Rita Hills Chardonnay 2017 (SRH): vino blanco elaborado con uvas de seis clones diferentes de Chardonnay del viñedo de Lafond, que se elaboran por separado según las parcelas (52% de Hilltop Ranch y 48% de Lafond Vineyard) y luego se ensamblan. Se llevan a cabo las dos fermentaciones y se cría en madera de origen francés y húngaro, sólo el 20% nuevo. Valorado en 25$.
–Santa Rita Hills Pinot Noir 2016 (SRH): vino tinto mezcla de siete clones de dos viñedos contiguos (Lafond Vineyard y Burning Creek Ranch), ambos beneficiados por la brisa marina y suelos aluviales. Valorado en 28$.
–Lafond Vineyard Pinot Noir 2016: vino tinto proveniente de Lafond Vineyard, en Santa Rita Hills, con crianza en roble francés (35% nuevo). Al parecer las Pinot Noir de esta zona son famosas por expresar todo su sabor, añadido al suelo elevado y complejo. Se elabora a base de cuatro clones de ocho que escoge el enólogo cada año, con el fin de representar la añada de la bodega. Valorado en 55$.
–Santa Rita Hills Syrah 2015 (SRH): mezcla de Syrah de dos viñedos anexos de Santa Rita Hills (Lafond Vineyard y Hilltop Ranch). Al parecer estas uvas muestran toques eminentemente especiados. El enólogo introduce un ínfimo porcentaje (4%) de Garnacha para equilibrar el vino y darle sabor a frutas rojas. Valorado en 24$.
Al final nos dio a probar los seis vinos por el mismo precio pero no pude hacer foto a los últimos porque estaban sin etiqueta:
–Lafond Vineyard Chadonnay 2016: vino blanco que pasa por las dos fermentaciones, con crianza en madera de origen francés (33% nueva). Se deja ocho meses sobre lías con batonnage (se le nota más madera que al otro blanco). El enólogo vendimia tarde para que la fruta esté concentrada. Valorado en 42$.
–Hilltop Ranch Vineyard Syrah 2014: vino tinto proveniente de la finca Hilltop Ranch, con crianza en madera francés (33% nuevo). El enólogo se beneficia del clima frío y oceánico para obtener toques a pimiento. Valorado en 30$.
Nos parecieron vinos bien elaborados, con el alcohol bien integrado y muy sedosos en boca. Por cierto, el enólogo de Lafond es Bruce McGuire, quien se encarga de ensamblar clones y parcelas, además de escoger el tipo y tiempo de crianza, sin llegar a una gran producción.
Continuamos la ruta, en dirección al curioso pueblo de Solvang, en el valle de Santa Ynez (que pertenece al Condado de Santa Bárbara). Se trata de una localidad fundada a principios del siglo XX por inmigrantes daneses y tal cual parece que nos hemos trasladado a Europa. Allí se pueden observar casas, molinos, panaderías, cervecerías y heladerías típicamente de aire danés.
Un chico que nos ofreció unas muestras de jabón en la puerta de un local nos recomendó algún restaurante de la zona. Se llamaba Daniel, era judío, muy simpático, así que estuvimos un rato charlando con él. Hicimos caso de su consejo y comimos en un restaurante griego llamado Petros Kafé, que nos encantó. Esto fue lo que pedimos:
-sandwich de cordero con ensalada para Pelayo
-Gyros con patatas y tzatziki para mí
Los platos eran muy abundantes y la comida estaba muy sabrosa. Para beber pedimos una cerveza y agua, pagando 47$ (incluyendo en ese precio 5$ de propina). Tras la comida dimos un paseo por las preciosas calles en busca de un dulce danés para mí (escogí uno con queso y mermelada en la pastelería Solvang Bakery, por 5$) y un helado para Pelayo pero no recuerdo bien en dónde ni cuánto pagamos).
Aprovechamos para ver la copia de la estatua de la Sirenita de Copenhague, que es bien pequeña, así como la estatua de Christian Andersen, famoso por sus cuentos para niños.
Abandonamos Solvang y continuamos con nuestra ruta costera hasta Santa Bárbara, un pueblo precioso que dispone de larguísimas playas. Paramos un momento para probar el agua, que estaba a buena temperatura.
Continuamos hasta la localidad de Ventura, donde los precios eran más asequibles. Allí reservé, a través de Booking, una habitación en el motel Bayshore Inn por 62$. El cuarto estaba genial, muy amplio, contaba con cocina completa, baño, armarios, TV, etc. Pedimos en recepción recomendaciones sobre sitios para ir a cenar y sin dudar nos aconsejaron ir a un local familiar de comida mejicana, llamado Main Restaurant Steakhouse, que estaba a dos minutos a pie por la avenida. Nos dio buena espina, pues los dueños del hotel no eran mejicanos, sino de la India, así que hasta allí nos acercamos.
El restaurante cerraba a las 21 horas así que dejamos rápidamente las maletas en la habitación y caminamos unos minutos, pues ya no nos quedaba mucho tiempo de margen. Resultó ser un local típico americano, con asientos en la barra y mesas separadas con trabajadores y cocineros de origen mejicano.
Sirven desayunos todo el día, comidas, cenas, aperitivos, etc. Esto fue lo que pedimos:
-Nachos con salsa, cortesía de la casa durante la espera, como es habitual en los restaurantes mejicanos
-plato combinado de chile relleno y enchilada, acompañado de crema de guisantes para Pelayo
-ensalada de pollo para mí
Ambos platos estaban riquísimos y abundantes, y el servicio fue muy amable. Nos sirvieron además unos nachos con dos salsas de aperitivo. Para beber pedimos una cerveza Estrella de Jalisco, una Michelada (cerveza, limón, picante y sal) y auga, pagando 40$ (cifra que incluye 1’5$ de propina).
Tras la estupenda cena volvimos caminando hasta el hotel y aprovechamos para ver unos capítulos de Jane the Virgin en Netflix antes de dormir.
KILÓMETROS RECORRIDOS HOY: 260 Km
KILÓMETROS TOTALES: 5265 Km
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