Diario de Brasil, día 12: llegada a Salvador de Bahía

MIÉRCOLES 29/06/2022

Nos levantamos sobre las 5:30, nos vestimos y cerramos las maletas. Sobre las 6 nos llevó Flavio en su coche a la estación de bus de Aracaju con el fin de coger el bus a Salvador de Bahía, donde sacamos en un cajero 550R por si acaso. Una vez en el vehículo resultó ser amplio y nuevo, con dos plantas (nosotros íbamos arriba). Al parecer si se paga un poco más se podía ir en la planta de abajo, más lujosa que la de arriba. Durante el trayecto el conductor hizo una parada en un pequeño chiringo donde vendían algo de comer y había un baño.

Autobús de Aracaju a Salvador de Bahía

 

Llegamos a Salvador sobre las 12:20 y en la propia estación cogimos un Uber hasta el apartamento que había reservado Flavio a través de Airbnb, en Avenida Oceánica. En la puerta había un hombre encargado de la seguridad de la urbanización (Condominio Vila das Flores) que había sido previamente avisado por el que nos alquilaba el apartamento. Una vez en el piso se entraba metiendo en la puerta una clave que nos había facilitado previamente. Flavio nos había escrito diciendo que el bebé no iba bien y que de momento no vendrían; habían intentado cambiar los billetes de avión para el día siguiente pero era tan caro que no merecía la pena. Decidieron finalmente venir el Viernes para Salvador, dormir todos en el apartamento y luego ellos continuarían el viaje hasta Espirito Santo al día siguiente.

Vistas desde el bus

Vistas desde el bus

El apartamento era realmente un duplex con piscina en la terraza, un poco antiguo pero muy cuco y con vistas al mar, concretamente ubicado en la zona de Río Vermelho. Tuvimos mala suerte porque el ascensor estaba estropeado y era un cuarto así que nos tocó subir las maletas por las escaleras. No estaba limpísimo ni había toallas en abundancia pero sí que había bastante menaje de cocina. La planta de arriba, además de tener un cuarto de matrimonio muy bonito con cristalera, disponía de una amplísima terraza con piscina, barbacoa, comedor, etc, que fue una pena no poder aprovechar. Por detrás del edificio había favelas pero en ningún momento nos acercamos ni tuvimos problema en el barrio.

Vistas desde el apartamento hacia la playa
Vistas desde el apartamento hacia la parte trasera, con favelas

No habíamos buscado apenas información sobre Salvador, dado que contábamos con que Flavio y Alessandra viniesen con nosotros, así que llegamos allí sin tener mucha idea de qué hacer. Decidimos empezar con un free tour para conocer rápidamente la ciudad y saber por dónde andar, pues se trataba de la ciudad más peligrosa de Brasil. El tour salía a las 15 horas de una zona llamada Barra, al parecer bastante tranquila así que pedimos un Uber que nos dejó allí por 13’93R/2’67€).

Paseo de Barra

Una vez en la puerta del Gran Hotel de Barra, vimos que la zona era bien bonita, con una playa, un fuerte militar y bastante gente por el paseo (algunos con mala pinta pero no se metían con nadie), además de pasar los coches de policía con bastante asiduidad. Como aún no eran las 15 horas paseamos desde el Fuerte de Diogo hasta el edificio que alberga el Espacio Pierre Verger (al parecer un fotógrafo francés).

Playa de Barra con Espacio Pierre Verger

Como no habíamos comido nada (ya estábamos ambos con gastroenteritis) decidimos entrar a tomar algo rápido en un local del paseo llamado Bar Sol Brilhante. Pedios una cerveza grande, aipim frito y carne de sol, pagando por todo 50’6/9’57€. La chica que nos atendió fue muy amable y la comida estaba muy buena así que os lo recomiendo. Pagamos rápidamente y volvimos a la entrada del Gran Hotel de Barra, donde nos había citado el guía de la empresa Tourbyfoot.

Comida en Bar Sol Brilhante

Sidni fue nuestro simpático guía, que nos habló de la cultura africana de Bahía, su religión (llamada condomblé), sus dioses (Orishas), sus reuniones en terreiros, etc. Los miércoles la entrada al Fuerte de San Diogo es gratuito y el Espacio que ya comenté también, por eso el free tour de Barra se organiza ese día, para aprovechar y entrar en ambos edificios militares. En San Diogo el guía nos habló de las conquistas holandesas y portuguesas disfrutando de unas bonitas vistas de la playa. Dentro había una pequeña exposición del artista bahiano Carybé, de origen argentino pero establecido en Brasil.

Vistas del Fuerte de San Diogo
Vistas del Farol de Barra desde el Espacio Verger

Luego caminamos hasta el Espacio Pierre Verger, desde donde se divisa el conocido Farol de Barra, y pudimos ver imágenes antiguas de la zona así como bahianos. Yo no pagaría por ver ninguna de las exposiciones, aprovecharía el miércoles para entrar en los edificios si os interesa.

Farol de Barra

Nos acercamos hasta el Farol dándole la vuelta, pues los alrededores son bien bonitos, con unas piscinas naturales y una terraza para tomar algo muy chula. Allí nos despedimos de Sidni, dándole 100R en efectivo, pues se notaba que no era un guía profesional pero sí le ponía mucho interés y nos reímos bastante con él. Aprovechamos para tomar algo en una terraza que nos habían recomendado, llamada Pereira, pues desde allí hay unas estupendas vistas de la puesta de sol. Bebimos dos caipirinhas y un agua con gas, pagando 66’55R/12’58€.

Caipirinhas en Pereira al atardecer

Decidimos cenar en un típico boteco, en este caso nos decantamos por el Boteco do Carangejo, que estaba muy cerca a pie. Pedimos pitinga frita (pescadito frito) y Kibe Siri (bolas fritas rellenas de un cangrejo que le llaman siri). Resultó estar todo delicioso y el personal realmente atento, además de disponer de un invento para tener la cerveza siempre fría. Para beber tomamos una cerveza grande y tres caipirinhas, pagando por todo 148’4R/28€.

Boteco do Carangejo
Kibe Siri y cerveza fría
Boteco do Carangejo
pitinga frita

Tras la cena, como empezaba a lloviznar, decidimos volver al apartamento en Uber (10’9R/2’12€). Nos dijeron además que la última parte del camino no era muy segura, sin embargo sólo vimos gente normal paseando: parejas, turistas, chicas solas, buena iluminación de farolas, y ningún malaspintas.

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