MIÉRCOLES 16 SEPTIEMBRE 2020
Nos levantamos sobre las 9:30 y decidimos salir a desayunar, en esta ocasión otro en el Charlotte, local que nos había recomendado un amigo y que también estaba muy cerca del Hotel Exe Tartessos. Tomamos medio mollete de pan con tomate y aceite cada uno, dos cafés y un zumo, pagando 5€.
El teléfono móvil de Pelayo se murió esa noche definitivamente por lo que tuvimos que ir de urgencia al Carrefour a comprar uno, decantándose por un OPPO A91 que le costó 350€ (con seguro incluido), con el que a día de hoy está muy contento.
Ya salimos un poco tarde de Huelva, debido a este imprevisto, dirigiéndonos a Niebla, un pueblo amurallado al que se puede acceder en coche. La muralla tiene unos 2km de longitud y ocupa una superficie de 16Ha, siendo uno de los recintos fortificados más completos de España. La mayoría de su estructura actual se debe a la reedificación del último Rey de Niebla, Aben-Mahfot, antes de que la ciudad fuese conquistada por el Rey Alfonso X el Sabio en el siglo XIII. A él se deben las cinco puertas con las que cuenta actualmente la muralla.
Al parecer fue aquí donde se usó la pólvora en Occidente por primera vez como arma militar. Pero antes de esta época musulmana, la de mayor esplendor de Niebla, hubo asentamientos fenicios, romanos, visigodos, etc. El puente sobre el Río Tinto, por ejemplo, es de origen romano.
Dentro de la muralla se encuentra el Castillo de los Guzmanes, construido sobre una alcazaba árabe tras la Reconquista, pero estaba cerrado por obras así que no pudimos visitarlo. Niebla fue declarada en 1982 Conjunto Monumental Histórico.
Continuamos hasta La Palma del Condado, en donde nos esperaban por la tarde en Bodegas Garay, con los que había hablado previamente tras probar sus vinos en el Restaurante La Parrala de Moguer. Aparcamos en la calle en la zona gratuita y dimos una vuelta por el centro, encontrándonos con una estatua de Cervantes en la Plaza de España. Al parecer nuestro famoso escritor estuvo en la Palma del Condado como recaudador de impuestos en 1593.
Aprovechamos para comer en el Restaurante Lopis, el más conocido de la zona, donde nos presentamos sin previa reserva. Sin embargo cuando entramos ya nos esperaba el cocinero en la sala, pues el dueño de Bodegas Garay ya lo había avisado de que probablemente iríamos por allí, tras su recomendación.
La experiencia gastronómica en el Restaurante Lopis fue única debida principalmente a la arrolladora personalidad de Carlos. Le he dedicado un post específico a este local que podéis leer a continuación de éste que estáis leyendo (podéis ver más fotos aquí).
Tras un largo menú nos presentamos a las 18:30 en Bodegas Garay, con gran curiosidad por saber qué había llevado a un leonés hasta esa pequeña localidad de Huelva y conocer el proyecto al detalle. Le he dedicado otro artículo que podéis ver aquí y más fotos si queréis.
Tras la estupenda visita a Bodegas Garay continuamos la ruta pero como eran ya las 22 buscamos un alojamiento cercano, concretamente en el pueblo de Aznalcázar, ya en la provincia de Sevilla. Encontré habitación doble en Booking en un alojamiento llamado Hacienda Olontigi por 48€. Aprovechamos para sugerirle que nos recomendase un local para cenar a la amable señora que nos entregó las llaves de la habitación, decantándose por Casa Curro.
El alojamiento es una casona con habitaciones rústicas pero un bonito patio con piscina. Dejamos las maletas y fuimos hasta Casa Curro, pues ya eran cerca de las 23 horas.
Cenamos en la amplia terraza del local a base de tapas:
-ensaladilla
-carrilleras
-atún encebollado
-solomillo al whisky
La comida estaba correcta y el precio, con tres cañas, fueron 17’1€, que nos pareció barato. Volvimos hasta el hotel dando un paseo por el pueblo y a dormir.
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