Restaurante Lopis. La Palma del Condado (Huelva)

El día 16/09/2020, durante nuestras vacaciones por el sur en el año COVID, decidimos visitar el Restaurante Lopis, en la localidad onubense de La Palma del Condado. Fue una recomendación de Mario, el dueño de Bodegas Garay, que se encuentra también en la zona y que también visitamos ese mismo día (podéis leer sobre nuestra experiencia en el siguiente post).

En cuanto entramos en el restaurante Carlos López Pinto, el chef, se acercó a recibirnos y es que, a pesar de que no habíamos reservado por ser un Miércoles, Mario le había comentado que probablemente iríamos por allí así que nos estaba esperando. Ese día se dio la casualidad y buena suerte de que estuvimos solos en el restaurante por lo que Carlos se volcó al 100% con nosotros.

El Restaurante Lopis es regentado actualmente por Carlos y María José Bueno García, su esposa. Su cocina se basa en producto de la zona de alta calidad, que él busca potenciar mediante diversas técnicas culinarias. El menú varía según cómo se sienta Carlos cada día. El local abrió sus puertas en 1988 como Bar Cafetería Lopis y pertenecía a los padres de Carlos; daban desayunos, comidas y cenas, trabajando desde las 4 de la mañana hasta las tantas de la madrugada. Además la familia López Pinto poseía una serie de caterings que se mantiene en la actualidad, organizando toda una serie de eventos en diversas fincas de Andalucía, todas espectaculares.

A Carlos le empezó a atraer la cocina así que empezó a hacer sus pruebas. Llegó un punto en que propuso a su padre convertir el local en un restaurant de comidas y cenas, evitando desayunos para centrarse en dar preparaciones de calidad. El patriarca accedió a probar y prometió que si salían las cuentas, fijándole un año de margen, daría luz verde al proyecto.

Tras el buen hacer del restaurante durante años, cuando el patriarca contaba con 70 años, Carlos le pide permiso para poder reformar el local, a lo que volvió a acceder. Se llevaron por tanto unas importantes obras de reforma, luciendo como en la actualidad desde 2019. Carlos había adquirido inicialmente fama por salir en Canal Sur y España Directo, pero ha ganado su sitio en el mundo de la alta cocina con su trabajo; eso sí, sí acucia el encontrarse una población pequeñas y quizás algo a desmano.

Es un hombre de gran personalidad que vive para y por la cocina, de hecho da instrucciones a cada mesa de cómo debe de proceder a probar sus preparaciones (e incluso a veces prepara él el primer bocado, algo que nunca había observado previamente). Carlos y María José no tienen carta sino que trabajan con menú degustación; según el hambre del comensal presentan tres propuestas con seis platos (Menú Urianorum), nueve platos (Paseo por Huelva) o doce platos (Menú Valle). Paso sin más dilación a relataros nuestra intensa experiencia gastronómica en el Restaurante Lopis:

-Cata de aceites: verdial, manzanilla, picual y arbequina, todas procedentes de la Cooperativa Vilarrosa. Acompañaron los aceites un pan de masa dura que hacen en el restaurante.

-Paté de gurumelo (Amanita ponderosa) de Valverde del Camino aromatizado con Brandy de La Palma del Codado con dos mieles orgánicas (de Azahar del Condado y de Tomillo de Berrocal)

-Cama de crujiente de choco de Punta Umbría y ralladura de trufa Tuber melanosporum y aceite de Teruel con corvina de Isla Cristina cocinada a baja temperatura

-Róbalo de estero de Matalascañas marinado con vino y extracto de membrillo de la Palma del Condado, tanas (Amanita Caesarea) salteadas y esencia de las mismas de Paterna del Campo y flor seca

-Lomo de atún de Conil con estofado de costilla de bellota de Cortegana y esencia de trompetas de la muerte de Aracena junto a solidificado de gazpacho

-Lomo de atún macerado en aceite de oliva de Villarrosa, ralladura de pasta de cacao ecológico de Perú con gurumelo liofilizado, lasca de jamón y tocino de papada de Jabugo

-Presa paleta de Jabugo cocinada a baja temperatura con sabores asiáticos y nuestros de Huelva, gominola de zumo de Zalema de la Palma y extracto de vainilla de Nueva Zelanda

-Brazuelo de cordero del Andévalo deshuesado, cocinado a baja temperatura con tartar de melón, toques de menta y sopa fría de ajo blanco de la Palma del Condado

-Deconstrucción de guiso de garbanzos con Secreto Ibérico de bellota de Jabugo salteado con níscalos, pistachos, reducción de Pedro Ximénez y espuma de manzana

-Gambas de Huelva (como yo soy alérgica, Carlos tuvo el detalle de sacarle a Pelayo unas exquisitas gambas de la zona, para que no se quedase sin probarlas, y que aún a día de hoy las recuerda como de las mejores que ha comido nunca)

-Batido de chocolate a baja temperatura, garrapiñada molida, praliné de avellanas y almendras, haciendo un guiño a los bombones Ferrero Rocher

-Batido de vainilla a baja temperatura con un excelente y original helado de gurumelo

Para acompañar la comida Carlos nos preparó un maridaje con vinos principalmente de la zona:

-Garay ancestral: vino blanco espumoso elaborado por el método ancestral por Bodegas Garay, en botellas de pequeño tamaño (37,5cl) que se acaban rápidamente ;P

-Puertolago: vino rosado a base de Syrah ecológico elaborado por DelAndévalo

-Vega Moro: vino blanco joven seco elaborado con Zalema, una variedad típica de la zona, por Bodegas Vega Menacho

-Albaleia: vino blanco elaborado con Colombard por Bodegas MAM.

-Prásino 2018: vino blanco elaborado con Listán Blanco por Bodegas Garay (mostraba más madera que el que probamos en La Parrala, de 2019)

-Garay Luz 2018: vino blanco elaborado con Zalema en ánforas de barro que me volvió loca

-Garay Red 2017: vino blanco elaborado con Zalema, con seis meses de crianza en barricas de roble americano

-Vega Moro Barrica: vino blanco seco elaborado con Zalema, fermentado en 2009 en barricas de roble americano de forma tradicional. Tras diez meses de crianza fue embotellado, obteniendo sólo 250 unidades.

-Garay Negro Roto 2016: zalema de cepas viejas con 12 meses de crianza biológica estática bajo velo flor y crianza oxidativa en barricas de roble americano

Podemos concluir que Carlos utiliza principalmente productos de la zona, de la que es fiel defensor, destacando a mi entender el dominio del variado mundo de las setas. Cada plato has sido pensado y ensayado durante mucho tiempo, encontrando el equilibrio perfecto entre ingredientes (que no son pocos). La personalidad arrolladora de Carlos se complementa con la tranquilidad de María José, que le deja hacer y experimentar a su antojo, pues confía plenamente en él. Carlos disfruta de la cocina pero también de la sala, pues atiende a cada mesa con todo el interés, presentando cada plato personalmente con igual dosis de cariño y énfasis para que el disfrute del comensal sea el máximo. Ha mamado la hostelería de pequeño pero decidió dar un salto de calidad y salir de la zona de confort del negocio familiar, refinándose y presentando unos platos que uno se sorprende encontrar en una población de diez mil habitantes. Hace lo que quiere y cuando quiere, tiene el apoyo familiar y además le sale bien. Es un lugar de visita obligada para todos los que se consideren amantes de la gastronomía. Por cierto, el precio que pagamos por dos menús degustación y maridaje fue un auténtico regalo, que bien merece la pena el viaje hasta La Palma del Condado.