Diario Algarve, Huelva y Cádiz, día 16: Sierra de Gata

Robledillo de Gata

DOMINGO 27 SEPTIEMBRE 2020

Tras despertamos en el Hotel Hernán Cortés de Cáceres, hicimos las maletas y nos dirigimos en coche hasta la Sierra de Gata. Allí vivía Chencho, un antiguo profesor mío al que íbamos a visitar, aprovechando que estábamos por la zona. Habíamos quedado concretamente a las 11:30 en el único bar de su pueblo, Dercargamaría, llamado La Posada de las Ánimas. Aprovechamos para tomar un café y una tostada hasta que llegó Chencho; fue una alegría verlo después de 8-9 años. Pelayo y él se pidieron cada un chupito de orujo para entrar en calor.

Reencuentro con Chencho en Descargamaría

Primero dimos una vuelta por Descargamaría para que viésemos el monumento de Cervantes, pues en El Quijote se hace referencia a este pueblo y a su vino. De ahí fuimos hasta su casa, donde nos presentó a su encantadora madre de 92 años, llamada Bernavela, y nos mostró su pequeña bodega de garaje.

Plaza de Cervantes y alrededores

Descargamaría

Vino: tintos a base de Cabernet Sauvignon, Merlot y Syrah en distintas proporciones y en diferentes elaboraciones (sin madera, con madera de Portugal, con madera de roble francés); un blanco en inox a base de Chardonnay y Sauvignon Blanc y un vino de Pitarra en cerámica (Airén principalmente, al que le aparece velo flor). Allí charlamos animadamente mientras catábamos los vinos y probábamos algunas viandas de la zona: queso, chorizo, salchichón, etc.

Bodega

A continuación nos llevó a conocer un bonito pueblo llamado Robledillo de Gata, donde se pueden observar las antiguas construcciones de adobe. Entramos además en la almazara de Julio, un amigo suyo, que se llama Molino del Medio, donde probamos el aceite que elaboraba.

Robledillo de Gata

Robledillo de Gata

Robledillo de Gata

Robledillo de Gata

Robledillo de Gata

Robledillo de Gata

Robledillo de Gata
Robledillo de Gata

Dispone de Casa Rural con alojamiento (cuatro habitaciones) y un pequeño Museo del aceite que nos mostró, con antiguas piezas, fotos, etc, que pertenecen a su familia tras muchas generaciones. Compramos una botella de aceite y una pequeña Torta del Casar en la pequeña pero interesante tienda de Julio.

Molino del Medio

Molino del Medio

Comimos en un restaurante de la zona llamado La Canal, en Cadalso, donde Chencho había reservado mesa a las 15 horas. Los dueños, Manolo y Antonia, ayudados por sus hijos y una chica muy maja llamada Cristina, nos atendieron como marqueses. Esto fue lo que pedimos:

-Foie como aperitivo, cortesía de la casa

-Ensalada de Bacalao, muy típica de la zona, con huevo y pimiento morrón

Restaurante La Canal. Cadalso

-Gambas para ellos (pues yo soy alérgica)

Restaurante La Canal. Cadalso

-Cochifrito, que estaba espectacular

Restaurante La Canal. Cadalso

-Cabrito

Restaurante La Canal. Cadalso

-Mousse de limón para Pelayo, Mousse de Piña Colada para mí de postre y queso de cabra fresco con membrillo para todos, cortesía de la casa, para que probásemos los ricos productos.

Restaurante La Canal. Cadalso

Fueron 80 € por todo, lo que nos pareció un regalo (invitó Chencho). Tras la estupenda comida pasamos del comedor a la barra del local, donde nos sirvieron café y orujo (elaborado por Manolo con el bagazo de Chencho). Para beber tomamos Gotas 2018, de la bodega Habla del Slencio, elaborado a base de Syrah y Tempranillo.

Restaurante La Canal. Cadalso

Tras la estupenda experiencia, pues nos hicieron verdaderamente sentir como en casa y la comida fue perfecta, Chencho nos llevó a los pueblos donde hablan A Fala, que es una lengua que proviene del antiguo galego-portugués y astur-leonés. Se trata de tres pueblos de un mismo valle de Jálama/Xálimu: San Martín del Trevejo, donde hablan la variante «mañiegu», Eljas, con la variante «Lagarteira» y Valverde del Fresno, donde hablan «Valverdeiru».

San Martín del Trevejo

San Martín del Trevejo

Sentíamos curiosidad por saber cómo era A Fala y si, Pelayo que es asturiano, y yo, gallega, nos entenderíamos con ellos. Cuando llegamos al valle empezamos a ver los carteles de la carretera en dos lenguas: Castellano y A Fala, y se nos parecía más al asturiano.

San Martín del Trevejo
Carteles en A Fala

Visitamos San Martín del Trevejo, por donde dimos un paseo primero, pudiendo hablar con unos vecinos que estaban charlando delante de la casa de uno de ellos. Enseguida se mostraron muy dispuestos pues, al parecer, les gusta que la gente se interese por su lengua, por lo que están dispuestos a hablar amablemente con cualquier visitante. Nos pareció que era una mezcla de gallego y asturiano.

Ayuntamiento de San Martín del Trevejo

Continuamos el paseo por las bonitas calles y finalmente decidimos sentarnos a tomar algo en la plaza principal del pueblo. Las mesas de alrededor estaban ocupadas por vecinos y, al final, acabamos charlando con todos, son encantadores y además agradecieron enormemente nuestro interés. He de decir que nos entendimos perfectamente con ellos y que, en mi opinión, la base es muy similar al gallego, con palabras portuguesas y terminaciones en «u» como el asturiano. A Pelayo, sin embargo, le recordó más al asturiano así que me imagino que cada uno busca las palabras que reconoce.

Tomando algo en San Martín del Trevejo

Sobre las 21 horas volvimos para Descargamaría y, como ya era tarde, Chencho nos ofreció amablemente dormir en su casa, a lo que accedimos. Antes de ir para su casa nos tomamos unas cervezas en La Posada de las ánimas, local donde habíamos quedado por la mañana para reunirnos. Me hizo gracia porque Chencho, ya jubilado, recibió una llamada de su madre preguntando que dónde estaba, pues ya era tarde (las madres nunca cambian, siempre se preocupan por sus retoños, tengan la edad que tengan!!). Después cenamos en casa de Chencho el arroz con rabo que nos había sobrado de la cena del día anterior en el restaurante B-nomio de Cáceres y algo de embutido, con el estupendo vino de Chencho para beber.

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