El Martes 12/08/2020 acudimos a la casa de Eladio Piñeiro con el fin de visitar su bodega, Frore de Carme, en Vilagarcía de Arousa. La bodega y la casa se encuentran en la misma finca, y es que el vino forma parte del día a día familiar. En 2015 tuvimos la suerte de conocer sus vinos, en una cata que organizó El Cafetín de Pontevedra y desde ese momento nos enamoraron: son expresivos, vivos y muy gastronómicos.
Eladio nació en Cambados y siempre estuvo muy vinculado tanto a las viñas como al mar. El padre de Eladio era camionero, transportaba huevos desde Galicia hacia otras comunidades. A la vuelta, con el vehículo vacío, aprovechaba el viaje para traer barriles que repartía entre los vecinos, pues quien más y quien menos en Cambados tenía alguna viña por aquel entonces. A Eladio le gustaba acompañar a su padre, interesándose por cómo elaboraban el vino en cada casa.
Con 7 años consiguió una beca del Estado que le dio la oportunidad de estudiar en un internado de Tui primero, para luego continuar en Ferrol y Madrid. aprovechando su estancia en esta ciudad, se matriculó en la Escuela de capacitación Agraria de Madrid para poder ser «químico del vino», como decía su abuela.
Eladio volvió a Galicia y adquirió viñas, fundando posteriormente la Bodega Mar de Frades (cuyo nombre hace alusión a una finca que hay en Cambados, al lado de la Torre de San Sadurniño). En aquel momento, en el año 1983, todavía no existía ni siquiera la DO Rías Baixas. Tiempo después decidió utilizar una botella de color azul cobalto para el vino blanco y otra un forma de alambique para el orujo, totalmente diferentes a lo que había en el mercado hasta la fecha. A su vez incorporó en dicha botella una etiqueta termocrómica, con forma de barco, que indicaba la temperatura óptima de consumo del vino, otra revolución en el mundo del vino que resultó muy práctica. Otra de las novedades que aportó fue introducir conchas de marisco para regular la acidez del vino para una de sus marcas, Mar de Frades Arautian, obteniendo buenos resultados.
La marca presentaba un gran potencial de crecimiento por lo que Eladio empezó a recibir ofertas de compra, que fue rechazando sucesivamente. Sin embargo en 2003 diagnosticaron una temida enfermedad a su esposa, Carmen, por lo que finalmente tomaron la decisión de vender la marca y los derechos de ambas botellas. Felizmente, tras el tratamiento, Carmen se recuperó por lo que decidieron años después embarcarse en un nuevo proyecto, esta vez se llamaría Frore do Carme, en honor a ella.
Para esta segunda oportunidad Eladio meditó bien qué quería ofrecer y cómo llevarlo a cabo, cambiando ciertas prácticas que realizaba en Mar de Frades (abandonó los herbicidas y demás productos químicos, las levaduras liofilizadas, etc). Se pasó a la agricultura biodinámica (aspira a conseguir la certificación Demeter, pero es difícil por el típico minifundio gallego), con el fin de que la viña se expresase, y aprendió a trabajar con lías en Alsacia y Burgenland.
Con el fin de respetar el medioambiente al máximo utiliza etiquetas de papel reciclado, cápsulas de papel, corchos más cortos e investiga con nuevos materiales como la caña de azúcar (que ya llevan sus marcas de La Ola y Envidia Cochina). Dicho material es natural y totalmente reciclable, muestra apariencia de corcho pero no permite el paso del oxígeno y proviene de un proyecto de I+D desarrollado en Bélgica).
Siguen el calendario lunar, pues al igual que la tierra da una vuelta al Sol cada 365 días, dando lugar a cuatro estaciones, la Luna hace algo similar alrededor de la Tierra (pero en 28 días y con cuatro períodos catalogados Raíz, Hoja, Flor y Fruto). Eladio asegura que no tocan las viñas a partir de cuarto creciente, intentan vendimiar en día fruto y a poder ser con marea baja (aunque es difícil), embotellan en día flor (al parecer el vino sufre menos maltrato y el día de consumición estará mejor), etc. Según nos explicó, los días nodo son los peores, pues el vino no se expresará ni se percibirá del mismo modo.
Eladio huye de «vinos fotocopia» y las imposiciones del mercado, busca vinos auténticos, que emocionen, fieles a la zona de donde provienen. Como logotipo para la nueva bodega fue escogido el Cormorán moñudo, pues es un ave típica de la zona, que nace y pesca en aguas limpias, y que por tanto se considera un símbolo de pureza (de hecho casi desaparece tras el desastre del Prestige).
Vendimia varias veces la misma parcela, con idea de elaborar un vino concreto. Una vez en bodega realiza maceraciones con hollejo durante 4-5 días para luego dejar que la fermentación arranque espontáneamente con levaduras indígenas (todos los años se prepara un pie de cuba pero nunca se ha llegado a utilizar). El trabajo posterior con lías es largo e intenso, escogiendo en cada trasiega las más finas y aplicando batonnage cada cierto tiempo. Prefiere para ello tanques de inox altos, dándole mayor tiempo y distancia a las lías para que se depositen. No permite que el vino realice la segunda fermentación (maloláctica) con el fin de mantener frescura. Por otra parte sólo usa madera en los tintos, aunque tiene previsto hacer alguna prueba con los blancos.
La primera añada de esta segunda etapa fue Frore de Carme 2005 y, aunque inicialmente contaba sólo con elaborar esta marca, con el tiempo el catálogo se fue ampliando, para el disfrute de todos los bebedores y bolsillos. Actualmente disponen de 11 Ha en la zona de Rías Baixas pero han adquirido recientemente más fincas en la zona del Ulla, para nuevos proyectos. Aquí os presento las marcas actuales:
–Frore de Carme: es la joya de la casa, el primer vino que se elaboró. Las mejores cubas de cada año se destinan a Frore de Carme pero hay algunos, como en 2014, en que las condiciones impidieron su elaboración. Lleva una crianza con sus propias lías de 12 meses, tres meses con lías del año siguiente, 9 meses de maduración en inox sin lías y un año en botella.
El tapón de la botella es de cristal, fabricado en la República Checa, para evitar la microoxigenación (como se hace en algunas bodegas del Mosel alemán). El cormorán aparece en el tapón y en la etiqueta. Es un vino que necesita tiempo para expresarse.
A pesar de ser una producción pequeña, habitualmente una parte se introduce bajo el mar valiéndose de una batea de la Ría de Arousa. El grueso se mete en un jaulón pero también se sumergen botellas sueltas que se cuelgan de alguna de las 500 cuerdas que tiene la batea. Eladio dice que el vino en esas condiciones sufre giros continuos por vientos y mareas, homogeneizando el líquido constantemente; además las corrientes balancean al jaulón, sin luz y a temperatura constante. Esto, en su opinión, aporta cremosidad y, cuando lo retiran, parece que ha pasado menos tiempo del que realmente ha estado bajo el agua. Relata que se han recuperado botellas viejas en barcos hundidos que estaban estupendas cuando el mismo vino en tierra era ya imbebible; por tanto está convencido que este tratamiento retrasa la evolución del vino. Añade que cuando sus botellas llegan a tierra evolucionan muy rápido, mostrando una explosión de aromas y sabores a partir de los tres meses de extraerlas del mar.
–Envidia Cochina: segundo hijo de Eladio, quien temió que, el hecho de haberle puesto un nombre divertido desembocase en un problema, cosa que definitivamente no sucedió. Cada añada lleva un 15% de Frore do Carme del año anterior. Se trata de un vino goloso, descarado pero con complejidad por el coupage. La etiqueta del vino consiste en una viñeta que cambia cada año y la idea viñeta de un cómic que se publicará finalmente entero.
La historia del cómic relata la vida de Eladio y Carme (representados respectivamente como un diablo y una chica rubia), diseñada por el artista gallego Jaime Asensi y posteriormente continuó su trabajo Daniel Corrada, quien se formó en una de las pocas escuelas que hay de cómics en España: O Garaxe Hermético, en Pontevedra. El objetivo del cómic es que el público conozca de un modo sencillo y divertido la historia que hay detrás del vino (origen, elaborador, zona, etc.) para poder comprenderlo mejor. De este modo, a pesar de que estemos a muchos kilómetros del lugar de elaboración, sentiremos el vino más cercano e incluso hasta conocido, empapándonos del bagaje que encierra cada botella.
Al parecer Eric Asimov, un crítico de alimentación y vinos que escribe en el New York Times, catalogó a Envidia Cochina como uno de sus vinos favoritos y es que figura en la mayoría de las cartas de los Restaurantes con Estrella Michelín de España. Por cierto, en una añada concreta había una caricatura que mostraba los pechos y fue prohibida en USA por lo que diseñaron otra en la que la chica estaba vestida.
El cambio anual de etiqueta planteaba ciertos problemas en este país así que finalmente se decidió por una única, la del caracol. Al parecer la primera etiqueta de Envidia Cochina y la de La Coartada salen en una película llamada «Matar a Dios», pues van acordes con la trama, así que estoy deseando verla.
–Amodiño: elaborado en honor a los antiguos Albariños de la zona, que llevaban madera de castaño. El vino de Eladio, sin embargo, no lleva crianza en barrica pero los aromas que presenta hacen parecer que sí ha tenido un leve paso por madera. Al parecer se debe a que, en parte es elaborado como un tinto, y en parte al trabajo con lías de tres años diferentes: se deja 9 meses de crianza con sus lías, 3 meses en lías del año anterior y otros 3 meses con lías de dos años anteriores, sumando un total de 15 meses.
–Novoa: elaborado principalmente con Caíño, al que se le adiciona en algunas vendimias algo de Sousón. Lleva el nombre del apellido de Raquel, mano derecha de Eladio.
–La Ola: es el último en nacer y el más sencillo, haciendo un guiño a sus inicios como elaborador y a la etapa en Mar de Frades. De ahí que la botella sea azul, aunque presenta una forma distinta. Crianza de un año en botella, lo que pretende demostrar la longevidad del Albariño (rompiendo con la manida idea de que es vino del año). Su etiqueta tiene dos partes: una que se abre y debajo aparece la primitiva de Mar de Frades, otra con el dios Neptuno con look hipster mientras surfea una ola.
–La Coartada: vino que elabora en el Alentejo portugués, procedente de uvas de una sola finca cuyas variedades son Aragonez/Tempranillo (70%), Alicante Bouschet/Garnacha tintorera, Petit Syrahy Petit Verdot. Le da cierta crianza en barriles de roble francés con tostado medio y grano fino. Muestra aromas a tabaco, cuero, regaliz, pimienta negra, ciruela pasificada, minerales, pero no se nota el alcohol, tratándose de un vino amplio. Se vende prácticamente la totalidad a un distribuidor francés por lo que es difícil de conseguir alguna botella (y merece la pena probarlo). El que aparece en la etiqueta es Eladio, el viticultor, acompañado de su perro (que pudimos conocer luego, en el exterior de la finca), en un momento de relax tras el duro trabajo en el campo.
–Frore do Carme Millesime: tras cinco años de pruebas Eladio consiguió elaborar un vino espumoso Brut Nature a base de Albariño del que está orgulloso. Sigue el método ancestral por lo que recoge la uva madura (con unos 12º) de viñas concretas que presentan una maduración lenta (vendimia tardía).
Cuando las levaduras llegan a una concentración óptima se embotella y por tanto el vino sólo realiza una fermentación, que remata en botella, sin añadir licor de expedición. Deja que el vino pase 26 meses antes del degüelle. Posteriormente congela la botella, degüella para quitar lías y añade una pequeña cantidad de Frore do Carme para completar la botella. Alega que gracias al método ancestral obtiene burbuja fina e integrada, sin perder las características de la variedad.
La etiqueta del espumoso representa las constelaciones que se ven desde la Bodega (Osa mayor, Osa menor, Casiopea, Draco y Cefeo) y en realidad son termocrómicas, pues se ponen de color rosa cuando el vino está a la temperatura ideal de consumo. El alambre que rodea el corcho presenta forma de mariposa, otro de los muchos detalles del «Universo de Eladio».
Por cierto, hablando de detalles, la caja que utiliza para enviar las botellas de vino fue diseñada por el equipo y en ella figuran varios de los puntos claves del Camino de Santiago en su paso por la provincia de Pontevedra, ideal por si alguien quiere venir de visita. Además figura en un lateral una especie de Compostela, similar a la que entregan a los peregrinos cuando llegan a destino.
En la zona de depósitos catamos directamente de los depósitos las siguientes elaboraciones:
-Vendimia 2019: acabó de fermentar en Febrero 2020 y por tanto ya llevaba varios batonnage. Irá destinado principalmente a Frore do Carme.
-Frore do Carme 2018: con aromas minerales y fruta en almíbar, sedoso.
-Frore do Carme 2017: parecía más joven de lo que realmente es. Se había estabilizado hacía unos días por frío, para dejarlo precipitar, y en unos días se embotellaría (por eso según Eladio no estaba en su mejor momento expresivo).
De ahí pasamos a la sala de catas, desde donde hay unas bonitas vistas de la ría de Arousa. Allí Eladio nos sirvió cuatro vinos blancos a ciegas, resultando ser:
1.La Ola 2018: era el que presentaba un aroma más diferente (según Eladio por la evolución en botella).
2.Envidia Cochina 2019
3.A Modiño 2016
4.Frore do Carme 2016
Además tuvimos la suerte de probar La Coartada 2009.
Conocimos etiquetas y formatos de botellas que no habíamos visto, así como orujos, lo que demuestra que, como se dice en Galicia, » A cabeciña non para». Sus productos se venden principalmente en España pero también en el extranjero donde sus vinos son muy valorados (USA, Francia, Japón, Bélgica, Alemania, UK, etc).
Me es muy grato informar que el hijo de Eladio, quien estudió Enología en Burdeos y ha trabajado hasta ahora en Chateau Cheval Blanc y Chateau Chenin, se incorporará en breve a la bodega familiar. Auguramos un gran futuro y estamos seguros de que vendrán interesantes proyectos. De momento Eladio piensa elaborar un espumoso Blanc de Noirs a base de Caíño y Espadeiro, además de comenzar con fermentaciones de vino blanco en madera (seguramente con toneles troncocónicos).
No podía evitar esbozar una sonrisa cada vez que veía una botella de Eladio en un expositor, una referencia suya en la carta de algún restaurante o una etiqueta. A partir de ahora, además sentiré orgullo de haberlo conocido personalmente y haber podido compartir con él una mañana completa de su tiempo. No puedo sentir más que admiración por la fuerza que atesora y cómo sale de su cabeza un inacabable torbellino de ideas y mejoras. Creo que es una referencia a tener muy en cuenta en el mundo del vino, un hombre que se ha hecho a sí mismo, que superó dificultades que no sirvieron más que para crecer y evolucionar, en donde cada detalle es importante. Tenemos mucha suerte de que los astros hayan acordado que Eladio naciese en Rías Baixas porque, gracias a él y demás bodegueros de la DO, el mundo está empezando a conocernos, además de revalorizar nuestra versátil uva Albariño.
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