El 26 de mayo EL CAFETÍN de Pontevedra organizó otro MARTES DIFERENTE en el que se catarían tres vinos de ELADIO PIÑEIRO junto con tres platos que prepararía el chef, RUBÉN GONZÁLEZ, con su equipo. Los vinos corrieron a cargo de la distribuidora CANTO DA BARCACANTO DA BARCA, que sirve principalmente a hosteleros de la provincia de Pontevedra pero también tiene servicio de venta on line. Si queréis leer sobre otros Martes diferentes sólo tenéis que pinchar aquí.
La presentación de los vinos corrió a cargo de PABLO ALFONSÍN, que pertenece a dicha distribuidora, y la verdad es que fue una delicia, pues la había preparado muy bien y además supo responder absolutamente a todas las preguntas que le hizo el público asistente. A menudo acudo a catas porque no sólo me gusta beber el vino, sino que también me interesa conocer todo el trabajo que hay detrás y Pablo lo hizo perfectamente; se nota que le gusta lo que hace y que es un gran conocedor del mundo del vino, ¡¡¡bravo!!!
Los tres vinos que catamos esa noche pertenecen a la ADEGA FAMILIAR ELADIO PIÑEIRO, fundador de Mar de Frades (aunque esta bodega la vendió posteriormente a Ramón Bilbao). Durante esta etapa en Mar de Frades, Eladio tuvo ideas tan geniales como la famosa botella azul y la etiqueta termosensible en forma de barco que lleva la etiqueta, que todavía siguen siendo utilizadas.
Actualmente esta bodega familiar se dedica a elaborar vinos de gran calidad y exclusividad en distintas DOs:
–RÍAS BAIXAS: elaboran con la variedad de uva Albariño en la subzona del Salnés. Algunos de sus vinos son ENVIDIA COCHINA y FRORE DE CARME (con una botella espectacular que además lleva un tapón de vidrio hermético para que el vino evolucione por reducción y no por oxidación, como ocurre con el corcho, además de etiqueta termosensible). Aquí también elaboran orujos.
–ALENTEJO: la bodega compró hace unos años terrenos en esta zona que se encuentra en el sur de Portugal, entre el Tajo y El Algarve. Los vinos que probamos esa noche fueron los de esta zona: LA COARTADA, CAMOES y SAGA. Estos dos últimos al parecer ya no pueden conseguirse en España, pues fue completamente adquirida por distribuidoras de Francia.
En ambos lugares se cuida la elaboración hasta el máximo detalle, desde una agricultura biodinámica hasta la presentación del producto final, pues sus botellas y etiquetas son simplemente espectaculares.
A continuación paso a describir los vinos que catamos así como los platos que para esta ocasión elaboró con el mismo esmero de siempre EL CAFETÍN:
–La Coartada 2006: se trata de un coupage formado por 80% Aragonêz/Tempranillo, 15% Alicante Bouschet/Garnacha y 5% Cabernet-Sauvignon. Lleva una crianza de 36 meses en barricas
nuevas de roble francés y americano, para después pasar 48 meses en depósitos de inox con el fin de que el vino sea fresco y goloso, largo en boca, con matices que perduran e invitan a seguir bebiendo (a pesar de contar con 14’5% de alcohol). Se elaboraron alrededor de 15.000 botellas de este vino cuya etiqueta es muy curiosa; al parecer hace referencia a la agricultura biodinámica que practica la bodega.
nuevas de roble francés y americano, para después pasar 48 meses en depósitos de inox con el fin de que el vino sea fresco y goloso, largo en boca, con matices que perduran e invitan a seguir bebiendo (a pesar de contar con 14’5% de alcohol). Se elaboraron alrededor de 15.000 botellas de este vino cuya etiqueta es muy curiosa; al parecer hace referencia a la agricultura biodinámica que practica la bodega.
Se trata de un vino muy equilibrado, mineral, ligero pero complejo en matices, con una lágrima que tarda un buen rato en caer, síntoma de que el alcohol está perfectamente integrado. A pesar del largo tiempo de crianza no se hace en absoluto pesado, me encantó.
En cuanto al maridaje, El Cafetín trató de que ni el producto ni el vino sobresaliesen uno por encima del otro, llegando a un equilibrio perfecto. En este caso el primer vino estuvo acompañado de:
–Sardina ahumada con crema de pimiento de padrón, hilos de chile y sal negra: el plato era espectacular, de sabor y presentación. Los productos venían encima de un film muy tirante que contenía en su interior humo con el que se trató la sardina y que por tanto al pinchar escapaba poco a poco, potenciando aún más el toque a ahumado de la elaboración. La crema de padrón, que engañaba a primera vista pareciendo wasabi, estaba muy sabrosa.
–Camoes 2005: la botella es muy característica y bonita, recordando a las vasijas que transportaban las carabelas en sus largos viajes. Además en el frontal lleva una especie de moneda de pizarra incrustada con el logo de la bodega y que, al parecer, hace referencia al viñedo que tienen en Alentejo, donde abunda esta piedra. El coupage de este vino es el mismo que el anterior, pero en este caso la crianza es de 24 meses en barricas nuevas de roble francés de L’Allier, de grano fino y con tostado medio (se hace previamente una selección de barricas según los parámetros que busca la bodega). En este caso el vino pasa directamente de la barrica a la botella.
Se elaboraron alrededor de 7.000 botellas de este vino, que cuenta con una graduación del 14’5%. Al principio, a pesar de llevar más de una hora abierto, tenía aromas que recordaban levemente a un vino generoso; sin embargo a medida que se fue oxigenando evolucionó de un modo realmente espectacular, brotando aromas a cacaos, tostados, balsámicos, regaliz, pizarra y fruta; es un vino muy goloso y con estructura.
El maridaje que preparó Rubén fue típicamente portugués:
–Bacalao a bras estilo El Cafetín: quisieron alejarse un poco de la receta tradicional y para ello separaron los ingredientes (aceitunas en polvo, revuelto, crema de yema de huevo, etc.). Otra vez la combinación de vino y plato fue totalmente acertada por su equilibrio.
–Saga EP 2005: en este caso el coupage es similar a los anteriores, variando sólo en que lleva un pequeño porcentaje a mayores de Petit Verdot de una única parcela. En este caso el vino pasa 24 meses en barricas nuevas de roble francés de l’Allier pero la selección de las mismas es aún más exigente que en el caso anterior. Se trata del vino más exclusivo de los tres, con una producción de sólo 5.000 botellas. En este caso el diseño es el mismo que el anterior, con forma de vasija y pizarra incrustada, variando el color y contenido de las etiquetas. Según mi humilde opinión el aroma principal en este vino es el mineral, pero también se aprecian toques balsámicos, cacao, tostados, pimienta; es menos ácido que el anterior pero igual de elegante.
Fue acompañado por el siguiente plato:
–Solomillo de cerdo ibérico con sal de vino, bombón de aceite y hierbas, confitura de ruibarbo y cereza con chispa: otra acertada combinación.
Rubén preparó de postre:
–Arroz con leche de huevo y mantequilla con dados de miel: que aportó el toque final para cerrar esta magnífica cata-maridaje.
Los tres vinos me parecieron espectaculares, se nota el gran trabajo que hay detrás. Por cierto ninguno fue filtrado y, si tenéis ocasión de adquirir alguno, se recomienda abrirlos con bastante antelación para poder apreciar la infinidad de matices que atesoran.
Si yo algún día tuviese una bodega seguiría la filosofía de ADEGA ELADIO PIÑEIRO: cuidado máximo de la viña para producir pocas unidades de alta calidad, con un diseño atrevido de botellas y etiquetas. Me quedo con muchas ganas de conocer al alma de la bodega, Eladio Piñeiro.
En cuanto al maridaje, El Cafetín acertó plenamente, preparando sabrosos platos que estuvieron a la altura de estos especiales vinos. Fue todo un lujo el poder haber asistido a otra edición de UN MARTES DIFERENTE.
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