Diario de Londres 2014, día 5: Abadía Westminster, Paseo Támesis, Tate Modern, Centre point

LUNES 24 NOVIEMBRE 2014
Nos levantamos a las 8, ducha y desayuno Salimos los cuatro en dirección a la ABADÍA DE WESTMINSTER. Al salir del metro nos encontramos con una precios estampa del Big Ben justo delante, en todo su esplendor, así que nos hicimos las fotos de rigor. También había unas preciosas vistas del río y del LONDON EYE.
Al llegar a la Abadía había una bonita cola pero se movía rápido; en unos 10 minutos llegamos a la taquilla. Las entradas costaban 18 libras para adultos y 15 libras para estudiantes (valieron las tarjetas de las Universidades de España que llevábamos), que pagó nuevamente mi hermana. Con la entrada nos dieron un audioguía en español a cada uno; además podréis preguntarle cualquier cosa a los vigilantes/ayudantes, que llevan una llamativa toga, estarán encantados de responderos. En la Abadía están enterrados numerosos miembros de la monarquía, pero también personajes ilustres como Darwin, Haendel, Newton, Livingsotne, Tennyson, Lord Byron, Lawrence Olivier, etc. No se pueden hacer fotos pero yo no pude resistirme a hacerle una a la tumba de Darwin.
Londres
Tumba de Darwin
 La verdad es que el lugar es precioso, creo que merece la pena visitarlo. Además los martes, jueves y sábados pueden visitarse los jardines (cosa que nosotros no pudimos ver al ser lunes…). Tras la visita comimos en el pub THE OLD MONK, el que tiene el acuerdo con Sandeman’s, la empresa de los free tours, pues estaba muy cerca de la Abadía. Mostamos los tickets de la visita que habíamos hecho hacía unos días y nos hicieron igualmente el descuento. Pero ojo, no hay rebaja en cualquier plato, sino en una lista cerrada (y 2×1 en hamburguesas de ternera). Mi hermana y yo pedimos el 2×1 de hamburguesas y los chicos otras dos, pero que no tenían descuento. Estaban todas muy buenas y las raciones eran abundantes. Además, para picar algo de primero, pedimos unos aros de cebolla. Para beber referescos y agua que te echan de una garrafa, pagando un total de 44 libras. Aquí os dejo la opinión y fotos que subí a Tripadvisor.
Londres
Parlamento
Tras la comida Mario se fue a trabajar y Maca marchó para casa a dormir la siesta, pues esa misma noche ya entraba en el turno de trabajo. Pelayo y yo caminamos hacia el Parlamento y cruzamos a la otra orilla del río Támesis. Seguimos el bonito paseo que hay hasta el LONDON BRIDGE, pasando numerosos puentes, el TETRO DE SHAKESPEARE, la réplica del BARCO DE DRAKE, etc. Es un paseo precioso, no dejéis de hacerlo. También caminamos hasta el enorme rascacielos que ha cambiado el skyline de Londres, el SHARD, de Renzo Piano. La entrada costaba casi 30 libras así que declinamos el subir hasta arriba.
Volvimos hacia el paseo fluvial, pero antes atravesamos el MERCADILLO DE BOROUGH, en donde compramos varias piezas de baklava, bastante carillo. Entramos en la TATE MODERN, gratuita también, pues yo tenía muchas ganas de visitarla. Primero subimos hasta la última terraza, para tomar un café con hermosas vistas de la ciudad pero fue imposible encontrar sitio. Pelayo se
encontraba bastante mal, seguramente por culpa de las mojaduras de los días anteriores así que nos sentamos un rato en uno de los sofás que hay al lado de las escaleras, en donde se quedó dormido durante casi una hora, cosa que le sentó divinamente. Tengo que aclarar que todos los que estaban sentados en los sofás estaban durmiendo, no llamamos para nada la atención.
Londres
Vistas desde la Tate Modern
Tras la siesta reparadora comenzamos la visita de la Tate desde la planta de arriba hacia abajo. Las primeras plantas que vimos eran un pelín extrañas, no nos gustaron demasiado. Cuando llegamos a la 3ª planta vimos que allí empezaba lo bueno pero justo dieron las 17:50 y nos echaron, pues el museo cerraba a las 18h, qué rabia…
Nos dirigimos a la parada de metro de TOTTENHAM, pues habíamos quedado allí a las 18:30 con mi amiga Anita, pues quería llevarnos a tomar algo a CENTRE POINT que se trata de un edificio con 32 plantas que está justo en la salida del metro. Dispone de una cafetería-mirador de 360 grados en la última planta al que merece la pena subir, además de restaurante en la penúltima en el que se paga caro (llamado Paramount). Es mejor reservar, sobre todo si vais en fin de semana; Anita estuvo llamando toda la tarde y le daba comunicando así que nos acercamos igualmente hasta la puerta del edificio para ver si había sitio. Allí nos encontramos un guardia que nos preguntó a dónde íbamos, respondiendo Anita que a la cafetería. Entonces nos condujo hasta una recepción en la que había dos chicas muy pijas. Nos dijeron que con mis katiuskas no sabían si nos iban a dejar pasar, pues al parecer en el restaurante hay más problema con la ropa pero en el mirador no.
Cuando por fin nos dieron paso, nos esperaba ya otra chica en el ascensor. Subimos hasta la planta 31 y de ahí a la 32 a pie por escaleras. Las vistas eran impresionantes, con toda la ciudad iluminada, pues ya había anochecido. Nos dimos una vuelta por los 360º, hicimos fotos y luego nos sentamos en una de las mesas. En realidad es un pasillo nada más, bastante estrecho, por lo que sólo cabe 1 mesa pegada a la pared, así que todas tienen vistas (además de sofás muy cómodos). Nada más sentarnos nos trajeron agua con limón y la carta de bebidas. Pedimos tres cervezas pero había también gintonics y otros destilados por 8-9 euros, lo cual no me parece demasiado caro para el lugar en el que estábamos.
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Vistas desde Centre Point

 Quisimos ir al baño pero para eso hay que bajar al restaurante de la planta 31. La chica de recepción me miró de arriba abajo y no me quería dejar pasar hasta que le dijimos que veníamos del mirador y que sólo íbamos al baño, entonces no hubo problema. Aquí tenéis la opinión y fotos que subía a Tripadvisor de este magnífico lugar. Nos marchamos sobre las 20:30 con la idea de cenar algo, escogiendo una pizzería que nos habían recomendado, muy cerca de Covent Garden.

Se llamaba HOME SLICE y estaba en una placita bastante escondida pero muy bonita y con mucho ambiente. El sitio estaba lleno cuando llegamos así que nos apuntamos en la lista de espera, diciendo el camarero que tardarían en sentarnos alrededor de 20 minutos por lo que podíamos tomar algo en una pequeña barra que había en la entrada. Así hicimos, pedimos tres cañas de la cerveza local que tienen (Candem Brewery), con un intenso sabor a miel. También podréis pedir una porción para llevar si no queréis esperar.

Al poco rato nos sentaron (tengo que resaltar el servicio del restaurante, muy eficiente y rápido) y pedimos una pizza para los tres. Escogimos una mitad de “champiñones, pipas de calabaza y ricotta” y la otra de “cebolla caramelizada, anchoas y aceitunas negras. Nos la trajeron al poco, ¡era gigante! Anita, que no come mucho, con dos trozos fue servida, el resto lo repartimos entre Pelayo y yo. Estaba riquísima, con una masa muy fina y productos totalmente frescos. Pagamos por los bocks de cerveza y la pizza 33 libras, una ganga. Vimos en las mesas de al lado que habían pedido garrafas de vino, luego venía la camarera y medía lo que habían consumido con una regla, pues les cobraba en función de esos centímetros, muy curioso. Aquí tenéis fotos de este estupendo local.

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Enorme pizza de Homeslice
Tras la cena nos despedimos de Anita, tras acompañarla al bus, y nosotros cogimos el metro hasta Old Street. Mario nos esperó en el portal para abrirnos, pues no teníamos llaves. Mario acababa de llegar de trabajar pero venía tan cansado que sólo cenó un yogur t un baklava que casualmente me había regalado esa tarde Anita, pues sabe que me encantan (y al parecer tiene una tienda al lado de casa en donde lo hace todos los días, qué lujo). Tras charlar un rato nos fuimos a dormir.

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