
Hace muchos años, buscando una bodega que elaborase viño tostado, llegamos a la Bodega de Manuel Formigo, en Beade. Por aquel entonces muy amablemente, y sin conocernos de nada, nos mostró su casa y la pequeña bodega en la que elaboraba el vino. Guardamos un gran recuerdo de aquella visita en la que además pudimos probar por primera vez el estupendo viño tostado que guardaba en un pequeño depósito. Volvimos a coincidir con él en ferias y eventos, estrechando la relación con él.
En 2018 volvimos a visitarlo, esta vez acompañando a Roberto de @Masqtinto y Juan Luis García, sumiller de Casa Marcial. Pudimos ver por fin la nueva bodega que construyó, nada que ver con el cubículo que nos mostró en nuestro primer encuentro. Nos alegramos mucho por él, pues significa que las cosas le han ido bien a raíz del buen vino que elabora.
Manuel es Colleiteiro de Ribeiro, licenciado en Enología por la Universidad de Tarragona, de familia vinícola. Hizo prácticas en Burdeos y trabajó para Finca Allende pero finalmente decidió volver a casa y construir su propio proyecto.
Comenzó a trabajar con sus padres y abuelos, que vendían vino a granel a clientes de toda la vida pero con los años sus caminos se separaron y actualmente posee fincas propias, sumando un total de 4,5 hectáreas (algunas heredadas y otras de nueva adquisición en las que ha tenido que plantar pies). El suelo es principalmente granítico, pudiendo observar cómo la cepa va introduciéndose por entre las grietas, pobre en materia orgánica pero que drena bien el agua (principalmente el sábrego la arena de granito).
Actualmente cuenta con las siguientes variedades: Treixadura, Godello, Torrontés, Loureira, Albariño, Caíño Blanco y Albillo de blancas; Caíño Longo, sousón y Brancellao en tintas. Las cepas más antiguas con las que cuenta son las de Treixadura, de más de cuarenta años. Están dispuestas en trece terrazas para la época de lluvias, de suelo granítico. Manuel trabaja solamente con su padre y un empleado.
Manuel deshoja mucho para que las cepas se aireen y la humedad no afecte tanto, pues hay que añadir que un manantial subterráneo atraviesa la finca, con un caudal de entre 14.000-18.000 litros al día.
En cuanto a la bodega, construida en 2006, dispone de una capacidad de elaboración de 60.000 litros pero no llega a producir tanto. Fermenta por fincas, observando minuciosamento lo que ocurre en cada una de ellas. Antes de embotellar pasa el fluído por frío para provocar la precipitación de tartáricos. Estos fueron los vinos que probamos, algunos de depósito y otros ya embotellados:
1.Formigo 2017: elaborado con varias variedades blancas, catando directamente de depósito.
2.Finca Teira 2017: blanco fiel ejemplo de Ribeiro por el coupage y el estilo, elaborado a base de Treixadura 75%, Godello 25% y Torrontés 5%, directamente de depósito.
3.Prueba 2015: en este pequeño depósito hay una mezcla de Teira y Loureira que lleva un año sin trasegar. Por lo que nos explicó Manuel, era un vino muy ácido en su inicio, pero hoy en día resultó ser una delicia, además e recordar a un Riesling.
A partir de aquí pasamos a una preciosa sala de catas y Manuel nos dio a probar de botella varias añadas del mismo vino, de gran interés para comprender la evolución de sus vinos.
4.Formigo 2016 blanco: descubrimos el cambio de etiqueta, siendo la actual muy divertida.
5.Finca Teira 2016: blanco, estrujadora hecha en Ribadabia que aprieta pero no destroza. Equilibrio entre grado y acidez. Es el qu emás elabora
6.Finca Teira Tinto 2016
7.Cholo 2014, 2015 y 2016: vino blanco elaborado con Loureira, variedad muy directa y vertical. Es la última en vendimiar, pues es difícil que llegue a madurar.
8.Teira X 2010, 2012 y 2016
9.Viño tostado 2015: elaborado con Treixadura que deseca en el hormigón, en condiciones naturales. La uva va perdiendo agua durante 3-4 meses hasta que se pasifica para luego ser prensada. Al mosto que se obtiene, con gran concentración de azúcares, se le da cierta temperatura para que comience la fermentación (en barrica usada). Manuel cuenta con madre de 2014 a 2016, de la que embotella sólo cuando dispone de mosto fresco, operativa similar al sistema de criaderas y solera de Jerez, por lo que sólo entran al mercado 20-30 botellas al año. Este vino típico de la zona se estaba perdiendo, dada la laboriosa elaboración, de hecho los padres y abuelos de Manuel ya no lo hacían, por lo que ha recuperado la tradición. Posee alrededor de 110g/l de azúcar, con toques a acetaldehídos. Se obtiene bajo rendimiento, pues de 1000 kg de uva obtiene alrededor de 140 litros de viño tostado.
Tras la interesante visita y cata, Manuel nos llevó a comer las bondades de la zona a un restaurante llamado Fuchela, completando la jornada entre amigos, que fue estupenda. Hay pocos anfitriones como Manuel, tan simpáticos, sinceros, participativos, etc. (y es que se apunta hasta a un bombardeo…).
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