Restaurante Silabario. Tui

El día 22/02/2015 teníamos mesa reservada en el RESTAURANTE SILABARIO, en Tui, que cuenta con una ESTRELLA MICHELÍN, cuyo chef es Alberto González Prelcic. Habíamos comprado el menú degustación con maridaje de vinos y una noche de hotel por 69€/persona en OFERPLAN, una de las webs de ofertas que visito habitualmente. Había una segunda opción, por 48 €/persona, sin vinos ni cafés, sólo menú y noche de hotel. Para una pareja que beba poco salía mejor coger el de 48€ y pedir bebidas aparte. Los vinos que ofrecían eran cuatro: un espumoso para el aperitivo, dos distintos para los platos del menú y uno dulce para el postre.

Sala con espejos

Al parecer el alojamiento de la oferta, el HOTEL COLÓN de Tui, también pertenece a la familia del chef. Además de hotel y restaurante había una barra en la que hemos oído que sirven interesantes pinchos, ideal para tomar algo; yo los sigo por el facebook y la verdad es que casi todos los días anuncian alguna oferta muy atractiva. Una vez en el restaurante nos dieron a elegir mesa, pues sólo había una pareja en la sala. El comedor es totalmente acristalado por lo que podréis disfrutar de bonitas vistas; además cuenta con unos espejos que dan aún más luminosidad al espacio. La cocina es vista, con grandes ventanales. Al poco de sentarnos nos sirvieron el pan, dándonos a escoger entre varios (nueces y pasas, centeno, etc., todos muy ricos), que no elaboran ellos, por lo que nos explicaron lo adquieren en una panadería de la zona. Este fue el menú que nos sirvieron, avisando que los comentarios que hago son desde mi humilde opinión, no soy ninguna profesional del ramo:

1.Risotto de hinojo, centollo y cebollita: este plato nos sorprendió, para mí el más novedoso de todos cuantos sirvieron y además muy rico. Por hacer una crítica constructiva, quizás eché en falta algo crujiente. Con él nos sirvieron un CAVA BRUT NATURE CARLES ANDREU que nos gustó mucho. Cada vez nos decantamos más por los espumosos a la hora de comer, son el gran descubrimiento del 2014.

2.Níscalos botón asados a la parrilla de leña, puerros, anacardos y carbón vegetal: lo que más me gustó fue la espuma de níscalos pero también la mezcla con el carbón vegetal, pues pocas veces había tenido oportunidad de probarlo en un plato hasta la fecha. Con él nos sirvieron el maravilloso blanco de Ribeiro VIÑA DIEGUEZ, con Torrontés, Treixadura y Loureira, de nuestro amigo Milo, que quizás conoceréis por su vino Casal de Paula. No lo habíamos probado aún y no nos defraudó.

3.Merluza del pincho, espinacas y sabayón cítrico: tengo que decir que el punto de la merluza era de diez, riquísima. Las espinacas tenían cierto crujiente aún, y la crema era suave de sabor pero. Seguimos con VIÑA DIEGUEZ.

4.Cochinillo costrado, coliflor especiada y berza de invierno: la presentación de este plato para mí fue la más cuidada, sin embargo, y para mi gusto debería de haber estado un poco más jugosa la carne y la piel crujiente. La crema de coliflor que iba de guarnición sí estaba muy rica. El maridaje fue con un vino llamado SEIS DE LUBERRI, de La Rioja Alavesa, 100% Tempranillo. Se llama así porque tiene una crianza de seis meses en barricas de roble americano, y está elaborado por el procedimiento de maceración carbónica; la verdad es que sorprende, parece que tiene más tiempo de crianza. Sin embargo para el que se supone el plato estrella del menú nos esperábamos un vino de más porte.

5.Bica «sticky toffee» con crema de leche cruda y azafrán con sorbete de mango: he de decir que nos encantó el postre, para mí fue de lo mejor del menú. Con él nos sirvieron un vino dulce, MOSCATEL DE LA MARINA 2013, elaborado con Moscatel de Alejandría por la Bodega Enrique Mendoza, en Alicante.

Por la diferencia de precio entre menús (48€ sin vino frente a 69’50€ con vino) llegamos a la conclusión que merece más la pena coger el de sin vino y pedir una botella o dos de la carta, pues nos parece que algunos de los vinos que nos sirvieron quizás quedaron cortos para un menú degustación de un restaurante con una Estrella. El maridaje nos pareció acertado en cuanto que acompañaban muy bien los platos pero la media de precio de las botellas que sirvieron fue alrededor de 7 euros cada uno; así que, en mi humilde opinión, podían haber servido vinos de una mejor gama, sobre todo el tinto. No me gustó además que la camarera que servía el vino no explicaba lo que iba a servir y tampoco dejaba la botella en la mesa para leer al menos la etiqueta, parecía que tenían miedo de que nos rellenásemos la copa, que por otra parte es lo normal en los menús degustación (te sirven varias copas de cada vino si es necesario).

Curiosa carta de vinos

En cuanto a los platos, estaban buenos, pero nos parecieron en general bastante planos de sabor, no había nada que sorprendiese en boca (ácido, crujiente, amargo, etc.). Nos llamó la atención que, a excepción del aperitivo, todas las preparaciones llevaban algún tipo de fruto seco (principalmente anacardo y/o pistacho). Tengo que decir que nos esperábamos un poco más, tanto en cantidad como en calidad de platos y vinos, y quizás mezclas o ingredientes algo más novedosos. Quizás nos equivoquemos, pero nos pareció que a la gente que pedía de carta la atendían con más esmero que el par de mesas que llevábamos menú degustación comprado por internet. Nosotros gastamos 140€ en la comida así que creo que nos merecemos igual o más atención que el resto. El chef, Alberto González Prelcic, se acercó a nuestra mesa sólo en un par de ocasiones pero apenas habló, parece tímido, ni nos dio ninguna explicación sobre los platos (al igual que hizo en las demás mesas, aquí sí que no notamos ninguna diferencia). Cuando voy a este tipo de restaurantes me gusta ver al chef y hablar con él, creo que va incluido en el precio.

Una vez que acabamos el postre, inmediatamente nos levantaron de la mesa y nos llevaron a una sala que tienen con sofás para tomar el café. Trajeron varios tipos de azúcar y la verdad es que el café estaba muy bueno. Como comentamos a menudo con amigos, volvemos a reafirmarnos en que dentro del grupo de los restaurantes con una estrella Michelín hay un amplíiisimo rango de niveles. La verdad es que salimos del Silabario con una sensación agridulce, a pesar de las expectativas que llevábamos. Por cierto, aquí os dejo el enlace a la opinión y fotos que subí a Tripadvisor sobre el restaurante, que por cierto fue respondido posteriormente por el personal del restaurante.

Salita para tomar café

 

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