Diario de Sri Lanka, día 1: llegada al país

Vuelo

MARTES 2 DE OCTUBRE 2018

Nos levantamos ea las 8, desayunamos y arrancamos en dirección al Aeropuerto de Oporto por la autopista, pagando 8,85€ de peaje. Una vez allí dejamos el coche en el Parking Low Cost cubierto que yo había reservado una semana antes por 108€. Hay que imprimir el papel de reserva con el código QR que hace que se levante la barrera cuando llegas a la puerta del parking. Hay cinco minutos a pie desde el parking hasta la entrada a la Terminal.

Factura del parking Low Cost de Oporto y ticket del peaje

Una vez en el aeropuerto filmamos las maletas con film que habíamos comprado en el super y nos pusimos a la cola de los mostradores de Air Europa, que era bien larga y además avanzaba muy lentamente. Cuando por fin fue nuestro turno nos dijeron que no podíamos facturar las maletas hasta Colombo, sino que sólo hasta Madrid, pues el programa no le daba otra opción. Le dijjimos que sólo teníamos una hora de cambio en Barajas yque era imposible. Además le enseñé el mensaje que me habían escfrito a través del Messenger diciendo que no habría problema, que nos facturarían las maletas hasta destino directamente desde Oporto. Tras varias llamadas y gestiones por parte de la chica del mostrador, que la verdad fue muy amable, por fin facturaron las maletas hasta Colombo y, como ya era muy tarde, nos dijo que nos dirigiésemos rápidamente a la puerta de embarque que allí nos darían los demás billetes (Madrid-Jeddah y Jeddah-Colombo).

Aeropuerto de Oporto

Empezaba bien el viaje… Así que con la duda de si las maletas llegarían a Colombo, corrimos hasta la puerta de embarque en donde efectivamente nos dieron las tarjetas para los posteriores vuelos  de Saudi Airlines.

Viaje

El primer vuelo, Oporto-Madrid, duró una larga hora. Una vez en Barajas tuvimos que darnos prisa para buscar la puerta, que estaba en la otra esquina del aeropuerto. Finalmente llegamos con algo de tiempo que aprovechamos para echar un ojo en el duty free en busca de una batería externa para teléfono móvil, pues cuando estamos de vacaciones usamos muchísimo Google Maps y la cámara de fotos, lo que hace que las baterías no duren nada. Compramos una de la marca XTORM por 70€ con dos USB y cuatro cargas que la verdad nos dio muy buen resultado.

Al poco embarcamos con destino al aeropuerto de Jeddah, en Arabia Saudí. El avión era muy nuevo e iba bastante vacío; las azafatas iban todas con velo, por cierto. Nada más sentarnos pusieron un rezo en las pantallas en árabe, con subtítulos en inglés, pidiéndole a Alá que el vuelo no tuviese incidencias; la voz del señor era como de ultratumba, lo que daba un poco de miedito…

Azafatas
Pantalla individual de Saudi Airlines

En cuanto a las opciones de entretenimiento, había muchos vídeos de rezos, documentales sobre el mundo árabe, películas de Hollywood, Bollywood y pocos títulos europeos (o en español, ni siquiera los subtítulos). En cuanto empezamos a ver una película nos dimos cuenta de que pixelaban el escote y las piernas a las actrices que iban ligeras de ropa…

Película pixelada

El vuelo duró unas 6 horas y la verdad es que se me hicieron largas. Nos pusieron de comer una Ensalada de gambas (que como se veían bastante crudas no pude comer dada mi alergia) y Arroz con pollo al curry. De postre una tarta de chocolate bien contundente.

Comida del avión

Una vez que aterrizamos, nos esperaba en la puerta de la terminal un hombre vestido de blanco hasta los pies con un pañuelo de cuadros en la cabeza, que amablemente encauzó a los que íbamos de tránsito en una cola que había en un lateral. Rápidamente nos sellaron el pasaporte y pasamos a una sala grande en la que nos separaron por sexos para posteriormente pasar el control de seguridad. Los hombres continuaban por la sala grande, dejando las pertenencias en el escaner y pasando el control de seguridad de personas. Las mujeres nos desviaban por un lateral en el que nos pasaban un detector por todo el cuerpo y luego nos cacheaban una a una.

Control de seguridad de hombres

Una vez pasado el control entramos en el duty free donde se podía comprar un montón de artículos excepto alcohol, que no había. Eso sí, ¡¡en su lugar había cubos gigantes de Tang!!! Y los juguetes para niños tampoco tenían desperdicio…

Pelayo con un cubo gigante de Tang
Juguetes

Esta zona de espera para los viajeros en tránsito no era muy grande, la verdad, y sólo disponía de una tienda de muffins, dos cafeterías , un kiosko, un local de bocadillos y la zona de rezo. En el local de bocadillos, de Tim Horton, cogimos un shawarma y un burrito con chile, bebidas y patatas fritas (que son de bolsa, no como las de aquí), pagando 20€ (con tarjeta).

Cena en el aeropuerto

Se me ocurrió ir al baño y aquello parecía una pocilga: lleno de agua hasta arriba, no había papel, no sé porqué pero era imposible que las señoras hiciesen cola así que se te metían por delante continuamente, se levantaban los refajos y se lavaban los pies en las piletas, mostrando las piernas femeninas más peludas que he visto en mi vida.

Finalmente embarcamos en el siguiente vuelo, con destino al Aeropuerto Internacional de Colombo. En este caso el avión era un poco más viejo pero el rezo previo y el pixelado posterior de películas fueron igual que en el anterior caso. El vuelo duró otras seis horas, dándonos más arroz para comer, aunque en este caso con ternera y patatas.

Comida del tercer avión

Al llegar a Sri Lanka pasamos el control de inmigración bastante rápido, en donde nos sellaron los pasaportes. Para ello yo llevaba el ETA, al que no le hicieron mucho caso, y rellenamos unos papeles a mayores, que cogimos en unos mostradores, con nuestros datos y la dirección del primer hotel que llevábamos reservado.

Esperamos por las maletas un buen rato pero finalmente salieron por la cinta, qué alegría. Eran las 9 de la mañana del día 3 de Octubre así que tras veinte horas de viaje y cuatro países habíamos llegado finalmente a Sri Lanka.

Llegada a Sri Lanka

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