Diario de Sierra Nevada y Málaga, día 6: Málaga y Fuengirola

VIERNES 03/03/2023

Tras desayunar en el precioso apartamento de Malaga Sun Apartaments metimos todas las equipaciones de esquí y la ropa sucia en la misma caja en la que las habíamos enviado. Cogimos el coche de alquiler y nos acercamos a la oficina de Tipsa, donde la dejamos, llegando a Vigo el Lunes a cambio de 23’5€.

Después aparcamos en el puerto y dimos un paseo por el famoso Muelle nº 1 con el fin de ver los yates, las tiendas, el Farol, el atractivo cubo de colores del Museo Pompidou, la playa de la Malagueta, etc. También aprovechamos para ver el parque que hay justo enfrente, que es muy agradable.

Tras el estupendo paseo recogimos el coche (no recuerdo cuánto pagamos de parking) y nos dirigimos a la zona de El Palo, pues teníamos la intención de comer en El Tintero. No reservan mesa, sino que van asignando los espacios a la gente que llega, pero nos comentaron por teléfono que los viernes no solía haber problema de cola y así fue.

Aparcamos en la calle, muy cerca del restaurante, y nos dimos una vuelta por el paseo y la Playa del Dedo, pues aún era un poco pronto para comer. Aprovechamos para sentarnos en una terraza y tomar unas cañas (9€). Cuando nos entró el hambre nos dirigimos al Tintero donde había bastante mesas libres en la terraza, pero todas al sol, y además pegaba algo de aire así que decidimos sentarnos dentro, donde había apenas mesas ocupadas. El restaurante nos encantó por la comida pero es que además tienen un sistema, que inventó hace años el dueño, que consiste en que las raciones que saca la cocina las anuncian los camareros, que van cargados con los platos recién hechos, y las pasan por las mesas hasta que alguien decide quedárselas (podéis ver un vídeo pinchando aquí). Por lo tanto la mesa va comiendo y al final el camarero hace la cuenta contando el número de platos vacíos apilados, sobre el mantel de papel. Hay que tener en cuenta que según el tipo de plato (blanco de loza, bandeja de metal o bandeja de loza) tienen un precio u otro, empezando las raciones más baratas por 8€.

Pensándolo bien es una genialidad porque así los tiempos de espera son muy cortos, la comida está siempre en su punto, recién hecha, y la verdad es que uno se vuelve loco al ver la comida porque apetece todo, además de acabar con el género que tienen ese día. Como estábamos sentados en la parte de dentro, muy cerca de la cocina, éramos los primeros en ver pasar los platos así que yo me volví loca, quería todo lo que salía de alli!!

Al final comimos clóchinas, espeto de sardinas, puntilla, concha fina, boquerones, berenjenas, huevas, rosada, cazón y chanquetes, pagando con las bebidas 105€. Para los postres hay que desplazarse a una barra donde se pagan al momento, junto con los cafés. Nosotros pedimos un helado, fresas con nata y varios cafés, pagando 12’5€.

Lo bueno de los viernes es que hay oferta en los platos blancos, que salen a 7€, y además los camareros paran un momento el servicio y cantan al público durante unos minutos, espectáculo muy divertido (podéis ver los últimos segundos, pues no me dio tiempo a grabar más, pinchando aquí). La verdad es que disfrutamos del Tintero como enanos, recordamos el momento con muchísima ilusión y alegría, estamos deseando volver.

Tras la comida tomamos un café con Jara y Antonio, cerca de su casa, para despedirnos. A continuación recogimos a Yago y nos fuimos a Fuengirola, donde dimos un paseo por la playa y, como no vimos mucho movimiento, decidimos volver y cenar en Málaga. Nos decantamos por La Casa del Perro, un local donde sirven comida y vinos naturales.

Nos presentamos sin reserva y, tras esperar unos minutos, nos asignaron una mesa en la segunda planta. El local es curioso, con tienda en la planta baja, y una graciosa decoración. Esto fue lo que pedimos:

-Ensaladilla

-Alcachofas, excelentes

-Puerros con mojama

-Gazpachuelo malagueño

-Anchoas con verdura (el que menos nos gustó extraño y con anchoas de pequeño tamaño)

-Brownie y tarta de mascarpone, que no nos convencieron tanto como los platos salados

Para beber un par de copas de vino cada uno, así probamos cosas diferentes (Viñeron Flor 2020, Moscabeo 2020, Hasta que cante el cuco, etc), pagando 25€ por persona, precio razonable. El servicio fue muy amable en todo momento.