JUEVES 19/10/2023
Quedamos con Maca y Mario a las 9 en el parking que estaba al alado de nuestro hotel, donde ellos aparcaron su coche. De ahí nos dirigimos nuevamente a Es Llonguet para desayunar otra vez como marqueses: llonguets de salchichón con tomate, cocas, ensaimadas, sobrasada, etc. Pagamos 24,45€ por todo.
Tras el desayuno dimos una vuelta por el Mercat del Carme de Mahón, con puestos en el claustro, muy chulos, así como el Mercat del Peixe, que está justo al lado. Compramos entonces los tickets para ir a la Isla del Rey desde la web de la Fundación Hauser & Wirth, que es la que gestiona la isla, su restaurante, exposiciones y actividades (7€ por persona la ida y vuelta en el barco con Yellow Catamarans y 8€ la visita guiada en la isla por el antiguo hospital). Aunque creo que también se pueden adquirir en la web de la Fundación Hospital de la Isla del Rey, que funciona gracias a voluntarios de todo el mundo que se dedican a recuperar la isla y el hospital.
Los barcos salían a en punto desde Mahón, cada hora, volvían de la isla a las y media así que cogimos el de las 11, llegando a la isla en quince minutos. Allí nos esperaban los guías, pues hay visitas en varios idiomas, la nuestra de español se llamaba Marta, que nos llevó por el enorme edificio que en su momento albergó un hospital, restaurado a base de personal voluntario, tras una larga época de abandono.
Al comenzar proyectaron un vídeo resumen para luego visitar las distintas estancias: biblioteca, capillas anglicana y católica, botica, etc, donde pudimos ver muchos objetos de la época, sobre todo de temática médica. Nos explicaron que se llama Isla del Rey porque allí desembarcó el Rey Alfonso III en 1287 para conquistar la isla a los musulmanes.
Sin embargo el hospital fue construido por los ingleses en el siglo XVIII, por lo que se le conocía como Bloody Island. El uso médico continuó hasta mediados del siglo XX pero luego sufrió un largo período de decadencia hasta que asó definitivamente a ser propiedad del Ayuntamiento de Mahón en 1985. En 2004 se creó la Asociación de amigos de la Isla del Hospital, que creo la fundación Hospital que ya comenté, gracias a la cual hoy en día se puede disfrutar de este tesoro.
En la isla hay restos de una iglesia paleocristiana del siglo VIdC pero también un lagarto endémico, Podarcis lilfordi balearica, que no conseguimos ver (al parecer se encontraba en más zonas pero actualmente sólo quedan ejemplares registrados en la isla). Se sospecha que alguno pudo subir en los barcos y que pueda haber vuelto a conquistar Menorca.
La planta de arriba del edificio alberga una exposición libre, con bonitas vistas desde sus ventanales. Hay además un jardín de plantas medicinales que trata de emular al del siglo XVIII, que utilizaban los boticarios para sanar a los enfermos. Tras la estupenda visita guiada dimos una vuelta por la bonita isla, entrando en las dos exposiciones temporales de la Fundación Hauser & Wirth (gratuitas y muy modernas, no nos gustaron demasiado) y la preciosa cantina (nos pareció que los precios eran bastante altos).
Tomamos el barco de vuelta a Mahón a las 13:30 y, una vez en el puerto, caminamos hasta nuestro hotel, donde cogimos nuestro coche y nos dirigimos al restaurante Cap Roig, en Sa Mesquida, que tanto nos habían recomendado. Esa misma mañana había reservado una mesa a través de su web. El lugar es bonito, de hecho nos asignaron una mesa en la terraza, con vistas a la costa, pero quizás nos esperábamos más tras tanta recomendación y ensalzamiento del lugar. Nos atendieron dos hermanos pelirrojos muy amables que nos sirvieron los siguientes platos:
-Sepia con sobrasada
-Ortiguillas (nos pareció una ración escasa para 21€)
-Ensalada de tomate, rúcula, alcaparras y queso de Mahón (el tomate parecía cortado con microtomo y había dos alcaparras para cada uno, es decir, ocho, nos pareció muy escasa)
-Arroz caldoso de marisco para tres: mucho caldo y poco arroz, de sabor normal
-Postre: hubo dos que nos encantaron, el pudding de requesón y el soufflé (a 8€ pero muy grande y rico), y dos que no nos convencieron tanto, tocinillo del cielo y crema catalana (por los grumos que presentaba Pelayo estaba convencido de que era de sobre).
Para beber tomamos dos aguas, dos cervezas y dos cafés, pagando 42 euros por persona, que nos pareció caro para lo que realmente nos ofrecieron. Es una pena que, siendo tan recomendado, fuese el sitio que menos nos gustó de la isla.
Tras la comida intentamos visitar el Faro de Favaritx pero nos encontramos la carretera cerrada por viento así que continuamos hasta el Faro de Cavallería, que resultó ser una preciosa zona, con buenas vistas.
Desde ahí comenzamos la vuelta hacia Mahón, haciendo una parada en Fornells, un pueblo de pescadores muy chulo pero con poco ambiente. Pelayo entró en una tienda a ver no recuerdo qué cosa y yo aproveché para probarme unas típicas abarcas, que resultaron ser comodísimas así que me llevé unas de pares sueltos, con lentejuelas, por 19’95€ (que a día de hoy uso muchísimo en verano).
Continuamos hasta la Quesería Santa Catalina pero no tenían visitas, sólo una tienda donde explican rápidamente los quesos que elaboran. Vimos las vacas y sus terneros en la entrada de la granja, así como los secaderos de queso que se ven desde una cristalera que hay en la tienda.
Seguimos hasta Es Castell, otro bonito pueblo pero con poco ambiente. Nos sentamos a tomar algo en el Bar Camacho, de estos de toda la vida, con muchísimo encanto y camareros muy amables, pero cuando vieron que había casquería, Maca, Mario y Pelayo pidieron para merendar tres raciones: Manitas de cerdo, Callos y Lengua con alcaparras.
Yo tenía una digestión muy pesada así que sólo pedí una manzanilla, pero además se me revolvía el estómago viendo comer los platos… Ellos siguieron al rato pidiendo más raciones, ya a modo de cena, como tosta de queso de Mahón con tomate, tosta de escalivada con anchoas, ración de queso de Mahón tarta de queso, brownie… Cuando me encontré mejor comí algo. Para rematar licores de hierbas típicos de la isla y cafés, además de varias cañas, pagando 88€ por todo (es decir, la mitad de lo que pagamos para comer en Cap Roig, pero mucho más rico aquí). Tras la cena volvimos a Mahón y cada pareja se fue para su hotel.
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