Diario de Italia, día 6: Palermo

VIERNES 22/10/2022

Nos levantamos sobre las 8 en nuestro alojamiento de Palermo, Oasis del Turista, y tras la ducha nos echamos a caminar hasta el punto de encuentro de donde partía el Free Tour que había reservado online el día anterior. La empresa se llamaba Agora Palermo y la cita era a las 10 en la Iglesia San Ignacio de Olivella. Como llegamos antes de tiempo buscamos un sitio donde desayunar, decantándonos por Dami Café. Resultó estar todo delicioso: capuccino, cremino, croissant relleno de pistacho y bollito relleno de mortadela y ricotta (8’9€), además de atendernos una camarera muy amable y tener buenas vistas del Teatro Massimo.

Desayuno en Dami Café

Volvimos al punto de encuentro, en donde ya nos esperaba la guía, llamada Consuelo, quien nos guió por los puntos más importantes de Palermo durante un par de horas. Comenzó con un resumen sobre la historia de Sicilia y Palermo, para ponernos en situación, así como la política, la mafia, las costumbres, etc. Uno de los puntos importantes de la visita fue el Teatro Massimo, la Ópera más grande de Italia y tercera de Europa, donde se rodaron imágenes de la película El Padrino III.

Teatro Massimo

Otra parada importante fue en los Quattro Canti, como se le conoce a la Piazza Vigliena, cruce entre dos avenidas principales de la ciudad, Vía Maqueda y Corso Vittorio Emanuele. En cada uno de los cuatro edificios hay una virgen palermitana (Santa Cristina, Santa Ninfa, Santa Oliva y Santa Ágata) así como un rey y una fuente con cada una de las estaciones (Primavera, Verano, Otoño e Invierno), estatuas construidas a lo largo de varios años.

Panorámica de los Quattro Canti

Al lado se encuentra la Fontana Pretoria con sus polémicas figuras desnudas, el Palazzo Alliata di Villafranca (antigua casa aristocrática que alberga un museo), la Catedral, los Jardines de Bonanno (primer alcalde de Palermo). En ese punto nos hicimos una foto de grupo y nos despedimos de la guía, a la que entregamos cada uno el dinero que estimó oportuno; nosotros solemos darles 20€. La verdad es que la visita estuvo muy interesante y creo que fue fundamental para comprender el espíritu y carácter siciliano, así como sus costumbres, disfrutando aún más del viaje.

Catedral de Palermo

Decidimos tomar algo, tras la caminata, y decidir qué haríamos, decantándonos por un local llamado Marocco que está enfrente de la Catedral de Palermo. Tomamos una cerveza y una granita de almendra, pagando 8 euros. Tras el respiro entramos en la catedral, cuya entrada es gratis salvo las Tumbas de las Reyes, por las que hay que pagar una pequeña cantidad. De allí continuamos al Mercato del Capo que, al igual que el de Vucciria que habíamos visto el día anterior, se extiende por las calles de un barrio. Como era por la mañana el mercado se veía lleno de vida, nos tuvo mejor pinta que el otro. Había muchos puestos a ambos lados de las calles e incluso comida callejera y restaurantes. Paramos a tomar algo en un local que nos hizo gracia por el nombre, The Peaky Blinders. Yo pedí un zumo de granada, que exprimieron al momento, y Pelayo una cerveza, pagando 4€.

Mercato del Capo

Palermo

Decidimos comer en Caffé del Kassaro, un local del que había leído buenas opiniones pero que luego nos recomendó también la guía del free tour. Justo cuando llegamos había una pequeña mesa libre en la terraza que tienen en la calle (que la peatonalizan, al igual que todo el centro). Pedimos:

-Salumi e formaggi

-Pasta con pesce y Pasta alla norma

Caffé del Kassaro

-Cassata de postre, excelente

Para beber pedimos una botella de vino blanco de la casa y un café, pagando por todo 25’7€, ,una ganga. Estaba todo rico, sobre todo el postre, y el servicio fue amable y profesional. Tras la comida nos entró una buena torrija (sobre todo a mí, como es habitual) y decidimos tumbarnos en una bonita terraza que hay en la última planta del Centro Comercial La Rinascente. Yo incluso dormí un rato en los sofás mientras Pelayo se tomaba un gintonic (pagamos 13’5€ por la copa y un agua con gas para mí cuando amanecí). Las vistas que hay desde la última planta son estupendas.

Vistas desde el Centro Comercial La Rinascente

Tras la siesta terracera decidimos visitar algo pero estaba todo cerrado o cerrando: Catacumbas de los capuchinos (desde el COVID no había vuelto a abrir), Palacio Normando (cierra muy pronto), Teatro de Marionetas (no había obra ese día), etc. Decidimos dar un paseo hasta el Palacio Normando para verlo aunque fuese por fuera. Hicimos unas cuantas fotos del exterior y jardines adyacentes.

Típica marioneta

Volvimos al centro y fuimos a Cappadonia, considerada una de las mejores heladerías de Italia. Cuando llegamos había un poco de cola pero rápidamente despachaban. Pelayo pidió el de pistacho, riquísimo, y yo un sorbete de melocotón con manzana que era pura fruta (5’5€). Nos sentamos un rato en un banco, con los helados, a ver la gente pasar por la Vía Vittorio Emanuele, pues como ya comenté, la peatonalizan y realmente no paran de pasar.

Nos dirigimos después al Mercado de Ballaró, que está cerca de la Estación de tren y por tanto de nuestro alojamiento, pero ya no quedaban muchos tenderetes. El barrio era muy oscuro, sólo había luz en algunas de las calles principales, bastante animadas. A pesar de caminar por las calles de la Estación de tren no vimos nada extraño, eso sí, apenas había farolas encendidas. Aprovechamos para pasar un momento por el hotel para dejar cosas y volvimos a salir.

Mercado de Ballaró

Fuimos hasta el restaurante Al Ferro di Cavallo, que el día anterior habíamos encontrado cerrado, y que nos habían recomendado personas distintas. Uno de los camareros nos dijo que si queríamos cenar tendríamos que entrar ya, pues luego estaban todas las mesas reservadas (eran las 20 horas). No teníamos hambre, pero accedimos porque vimos que sino no íbamos a tener manera de entrar más tarde.  Esto fue lo que pedimos:

-Polpette de sarde

Al Ferro di Cavallo

-Involtini de pesce espada (riquísimos)

Al Ferro di Cavallo

 

-Pasta con anchoas (no se notaba la anchoa por ningún lado)

Al Ferro di Cavallo

Para beber tomamos vino de la casa. Quisimos pedir algo de postre y café pero ningún camarero nos hizo caso durante un buen rato así que nos cansamos, nos levantamos y pagamos en la barra 37€. Cuando salimos del local la cola era inmensa… Cenamos bien pero no me pareció para tanto, si comparamos con la fama que tiene el local.

Nos metimos en la zona de marcha que hay alrededor de nuestro alojamiento y nos sentamos en una terraza a tomar algo. El local se llamaba Crash y el barman, llamado Agustino, era genial; nos preparó varios cócteles con distintos ingredientes (de whisky, de tequila, caipirinhas, etc). Creo recordar que tomamos tres cada uno, pagando 29€ por todo, precio que nos pareció una ganga.

Crash

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