Diario de Italia, día 5: Palermo

JUEVES 21/10/2021

Nos levantamos sobre las 7:45, desayunamos y preparamos las maletas, pues dejábamos Venecia para ir a Sicilia. Nos despedimos del personal del Alloggi Santa Sofia y caminamos por los canales hasta Fondamenta Nova, de donde salía la línea azul de barco de Alilaguna, que nos dejaría en el aeropuerto en tres paradas (pasando por Murano). El viaje en barco hasta el aeropuerto fue de una hora, más o menos. Una vez allí tomamos el avión de Ryanair, que salió a las 12:30, aterrizando en el Aeropuerto Falcone-Borsellino de Palermo sobre las 14:00 (os recomiendo leer la historia de estos dos jueces, asesinados por la mafia en 1992). Una vez en la terminal nos dirigimos a la estación de tren que hay en el propio aeropuerto, llamada Punta Raisi, para comprar un billete hasta la Estación Central de Palermo (5’9€/persona), viaje que duró sobre una hora. Al salir de la estación buscamos el alojamiento, que estaba como a cinco minutos, pero no nos gustaron demasiado las calles de alrededor, pues vimos cómo hicieron un pase de droga entre dos individuos.

Oasi del Turista

Estábamos buscando la calle cuando se nos acercó un chico y me preguntó si era Ruth; resultó ser Gregory, el dueño del alojamiento, llamado Oasi del Turista. Habíamos reservado la habitación a través de Booking, pagando 50€/noche sin desayuno, a pagar sólo en efectivo. Nos acompañó entonces, entrando en un edificio de viviendas con bolsas de basura delante y bastante suciedad en las zonas comunes.  Entramos en el ascensor, de esos antiguos metálicos que van por el hueco de la escalera y se ve a través.

Palermo
Oasi del Turista

Gregory nos explicó que él tenía el alojamiento en un piso del edificio, de unos 80 años de antigüedad, que había reformado, haciendo varias habitaciones. Para entrar había doble puerta: entrada a una zona común con el piso de al lado y otra al piso de Gregory. Efectivamente estaba todo muy nuevo y limpio, pese a la primera impresión que nos habíamos llevado del edificio. La basura la recogieron porque al día siguiente ya no estaba, pero es verdad que en toda la isla vimos bastante problema con respecto a este servicio.

Palermo

Gregory nos llevó entonces a la cocina del piso, que utiliza sólo él, y nos explicó con un mapa sitios de interés. Tras charlar con él un rato le pagamos en efectivo y después nos quedamos en el cuarto. Era muy amplio y bonito, con un gran baño, TV, mininevera, etc. Nos dijo que durante el invierno él vive en esa habitación y en verano se va a casa de su novia y la alquila también. Bajamos entonces a la calle y caminando llegamos enseguida al centro histórico de Palermo. A pesar de estar bastante roto todo (aceras, edificios, etc) al final le acabamos cogiendo el gusto a la ciudad, y de hecho la única zona que vimos un poco insegura fueron las calles de alrededor de la Estación de tren, como ya dije arriba.

Iglesia de San Cataldo

Iglesia de San Cataldo

Llegamos a la Plaza de Bellini con el fin de visitar la Iglesia de San Cataldo (2’5€/persona), que data del siglo XII y es de estilo árabe-normando, Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Al parecer en Sicilia quedan varios edificios civiles y religiosos de la época normanda: la Catedral de Monreale, la Catedral de Cefalú, la Catedral de Palermo, algún palacio e incluso un puente. En la isla se mezclaron diferentes culturas que dieron origen a nuevos productos: musulmanes, bizantinos, latinos, judíos, lombardos, normandos, etc.

Fontana Pretoria

La Iglesia es muy pequeña, se ve en un momento. Llaman la atención las tres cúpulas, los mosaicos del suelo, la simbología de la Orden de la Caballería del Santo Sepulcro de Jerusalén (que es quien la custodia), etc. Nos dirigimos después a un local llamado Al Ferro di Cavallo pero estaba cerrado; eso sí, el camino hasta allí fue bonito, pues nos topamos con la impresionante Fontana Pretoria, Quattro Canti (una plaza con cuatro esquinas ocupadas por cuatro imponentes edificios), etc. Llegamos hasta el Mercado de Vucciria pero apenas había nada abierto, quedaba mucha basura y la verdad es que tenía una pinta muy decadente.

Mercado de Vucciria

Eran las 17 horas y opción para comer algo; nos sentamos en un local llamado Dadalia Osteria que resultó ser todo un hallazgo. La música estaba genial, el servicio fue muy amable, nos atendió con mucha amabilidad y estuvimos hablando con ellos un buen rato, dueño incluido, pues era un amante del Camino de Santiago. Pedimos los siguientes platos:

-Caponata: plato típico siciliano elaborado principalmente con berenjena, pero también lleva otros vegetales como tomate, aceitunas, alcaparras, etc, riquísimo

-Pasta con gambas y pistacho (el pistacho se utiliza muchísimo en Sicilia para todo tipo de platos y postres, ¡¡me encanta!!)

Dadalia Osteria. Palermo

-Pasta con mejillones, almejas y calamares

Dadalia Osteria. Palermo

Dadalia Osteria. Palermo
Sant’Anselmo IGP Terre Siciliane

Para beber tomamos un vino blanco y un café, pagando por todo 65’5€. Tras la deliciosa comida nos dirigimos a la famosa heladería Lucchese donde pedimos dos helados de pistacho (4€), muy buenos. Continuamos con nuestro paseo por la ciudad y, de casualidad, nos encontramos con un chill out en la playa que era una delicia llamado Nautoscopio.

Heladería Lucchese
Mural de Falcone y Borsellino, habitual en las ciudades sicilianas

El local está al lado del puerto deportivo, en una playa con vistas, un enclave estupendo. Sirven comida y bebida pero nosotros sólo le dimos a lo segundo: mojito y tequila (13€). Además coincidió que esa noche había luna del cazador, que al parecer se llama así a la luna llena de Octubre porque marcaba el momento ideal para cazar. Por cierto, aproveché el momento de relax para reservar un free tour para el día siguiente que nos mostraría los puntos más importantes de Palermo.

Nautoscopio

Nautoscopio

Cuando nos entró hambre buscamos un local para cenar, concretamente uno muy típico y tradicional llamado Franco U Vastiddaru, con el fin de probar el Pani ca meusa (en siciliano), bocadillo típico de Palermo con bazo y pulmón. El pan, tierno con sésamo, se rellena de este tipo de casquería que se cuece primero y luego se saltea con manteca de cerdo; además puede llevar queso caciocavallo rallado o ricotta. Nos sentamos en la amplia terraza del local, cuyas mesas tienen mantel de papel y muchas servilletas de papel brillante que usamos sin parar. Había muchas familias de la zona comiendo en la terraza a nuestro lado, buena señal.

Franco U Vastiddaru. Palermo
Plato mixto de fritos
Franco U Vastiddaru. Palermo
Pani ca meusa/Milza
Franco U Vastiddaru. Palermo
Panini Vastiddaru

A Pelayo le gusta mucho la casquería así que se atrevió a pedir uno, yo pedí un panini estilo Vastiddaru (porchetta, salchichas, setas y queso) y además de un plato mixto de fritos para compartir (arancia, mozarella, croquetas, etc). Pelayo probó el bocadillo y le horrorizó, estaba malísimo, es la primera vez que encontramos algo que no le gusta de comer, de hecho se quedó allí. Con mi bocadillo, que estaba riquísimo, y los fritos, que eran abundantes y contundentes, fue más que suficiente para cenar los dos. Pagamos 19€ pero nunca llegamos a ver la cuenta, ocurre como en los furanchos de Galicia: el camarero dice un precio y hay que hacer un acto de fe.

Zona de fiesta en Palermo

Volvimos al hotel caminando y resulta que las calles que hay antes de llegar son de marcha, el barrio había cambiado una auténtica barbaridad: luces, terrazas, gente y mucha marcha. En una plaza nos encontramos una banda tocando y nos quedamos a bailar, había mogollón de gente, fue genial. En la terraza donde estaban pedimos una cerveza Ipa y un mojito (10€). Tras un buen rato de fiesta nos volvimos al hotel a dormir.

Música en directo

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