LUNES 09/10/2017
Pelayo había organizado para esta mañana la visita a la BODEGA GUTIÉRREZ COLOSÍA a las 12 así que desayunamos en el piso y nos dirigimos al Puerto de Santa María. Antes de marchar de casa decidimos comprar entradas para ver el espectáculo de los caballos andaluces que ofrecía al día siguiente la Real Escuela Andaluza de Arte Ecuestre. Pagué por Internet con tarjeta (22€/persona) y me costó un poco entender la disposición del pabellón así como cuáles eran los mejores asientos; a final compré en la zona 5A porque allí quedaba el menor número de sitios vacíos, entendiendo que por tanto era un buen lugar (y así fue, en el centro justo). Le pregunté por Whtasup a Isabel, la vecina, que dónde podíamos imprimir las entradas, pues es obligatorio presentarlas en papel, a lo que me respondió que me las imprimía ella y nos las echaría por debajo de la puerta si no estábamos en casa, ¡qué encanto de mujer!
Una vez en El Puerto de Santa María, aparcamos en un parking privado que hay justo delante de la bodega. En recepción nos recibió Carmen madre, quien nos presentó a Patricio, que sería nuestro guía durante la visita. Éste nos contó los fundamentos básicos del vino de Jerez, su curioso sistema de criaderas y soleras, el velo flor, etc.
Al parecer la bodega se fundó en 1838, siendo por tanto una de las más antiguas de El Puerto. Fue adquirida por la familia Gutierrez a principios del siglo XIX, sin embargo en sus inicios se dedicaban a vender toda la producción a conocidas marcas. En 1998 decidieron crear su propia marca y comercializar vinos, brandies y vinagres como Gutiérrez Colosía, estando al frente del proyecto Juan Carlos, quien lleva toda la vida en el mundo del vino de Jerez. Además le acompañan Carmen, su mujer, y sus dos hijas, Carmen y Carlota.
El edificio se encuentra a orillas del río Guadalete, muy cerca de la desembocadura del mismo, viéndose influenciada por vientos de levante y poniente. Esta situación estratégica y humedad favorece la crianza biológica.
Al fondo de la nave pudimos observar las botas que albergan los dos brandies que poseen, Elcano y Américo Vespucio. En ellas estamparon sus firmas los sucesivos Comandantes que han pasado por el Juan Sebastián Elcano. Por lo que nos contó Patricio, estos brandies son los restos que pudieron recoger tras la Guerra Civil, época en la que se destruyeron muchas instalaciones. Por cierto, no comenzó a embotellarse hasta 2004. Os dejo el enlace por si queréis ver la opinión y fotos que subí a Tripadvisor.
Tras la visita hicimos la cata de seis de los vinos que elaboran: fino, amontillado, oloroso, cream, moscatel soleado y Pedro Ximenez. En la sala de catas tuvimos la suerte de poder charlar con la mayoría de los miembros de la familia: Carmen madre, Carmen hija y Juan Carlos Gutierrez Colosía, el timón de la bodega. Nos recomendaron comer en el restaurante que abrió Carmen hija hace un par de años, que está justo al lado de sus instalaciones, llamado BESPOKE, y así hicimos.
El local fue personalmente decorado por Carmen, incluyendo un montón de objetos y ambientes, vajilla hecha a mano y muchísimos detalles que no os dejarán indiferentes (por cierto, una gran parte es material reciclado de la bodega). La carta consta de platos elaborados con productos de la zona con un toque moderno y cuidadas presentaciones, ideales para compartir entre comensales. En la carta de vinos figuran unas cien referencias. Pedimos los siguientes platos para comer los cuatro:
-Tortitas de camarones
-Tabla de quesos
-Ceviche de atún
-Berenjenas con miel y salmorejo
-Carbón de Bilbao (bacalao con rebozado negro)
-Solomillo de Retinto
-Postres: Tocinillo del cielo, Dulces árabes, Tarta de zanahoria y Tarta de queso
Para beber tomamos cervezas, agua y una botella de vino, Forlong 2016 80/20, pagando 88’4€, lo que nos pareció un precio estupendo, pues todo estaba riquísimo y el servicio fue muy atento y amable. Aquí podéis leer opiniones y ver fotos de Tripadvisor.
De ahí tomamos el CATAMARÁN que cruza a Cádiz, pues el embarcadero está a unos pocos metros del restaurante, dejando el coche en el parking. Pagamos los billetes en ventanilla (2’7€ por viaje y persona, pero sólo permiten comprar billetes sueltos, sin ida y vuelta) y enseguida apareció el barco, por lo que subimos y zarpamos. Si queréis ver rutas, horarios, precios y demás sólo tenéis que pinchar aquí.
En una media hora llegamos a Cádiz, donde paseamos por el centro, viendo la catedral, el Ayuntamiento, el fuerte de San Bartolomé, etc. Paramos a tomar algo en una terraza llamada Quilla? Mientras atardecía. Allí tomamos dos cervezas, una tónica y un agua con gas, pagando 8’5€, mientras disfrutábamos de las vistas.
Volvimos callejeando hasta el embarcadero para coger nuevamente el barco hasta el Puerto, pasando por delante de la tienda de chocolates PANCRACIO, que me hizo ilusión ver, pues hago pedidos de vez en cuando. Llegamos a tiempo de coger el barco de las 20h y recogimos el coche, pagando sólo 2€ por todo el día, una auténtica ganga. Por cierto, si queréis ver opiniones y fotos del paseo en Catamarán sólo tenéis que pinchar aquí.
De camino a Jerez paramos en un Lidl para comprar cosas de desayuno para toda la semana y agua (30€). Dejamos las bolsas en el piso y salimos a dar una vuelta por el centro de Jerez. Buscamos algún sitio para cenar pero estaba todo prácticamente cerrado ya que era día festivo en esta localidad. Al final encontramos algún sitio abierto en la plaza de la Yerba, sentándonos en la terraza del CRUZ BLANCA, del que habíamos oído hablar bien. Pedimos las siguientes raciones:
-Ortiguillas
-Tataki de atún
-Tomates aliñados
-Presa ibérica
Para beber cuatro cervezas y dos finos, pagando 36’2€. Aquí podéis ver la opinión y fotos que subí a Tripadvisor. Después dimos una vuelta por el centro y aprovechamos para tomar unos helados en una heladería muy céntrica llamada SOLER (11€).
Dejar una contestacion
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.