Diario Algarve, Huelva y Cádiz, día 9: El Puerto, Cádiz y Rota

DOMINGO 20 SEPTIEMBRE 2020

Nos despertamos sobre las 10 y procedimos a desayunar en el salón del bonito apartamento que alquilamos en Jerez. De hecho Ezequiel, el dueño del piso y que vive justo al lado, me había dado dos bricks de salmorejo para que los probase (pues soy una enamorada de esta preparación) así que procedí a hacer la cata para ver cuál me gustaba más. Los timbramos luego para agradecérselo y nos quedamos charlando con ellos casi hasta las 13 (de hecho nos bebimos unas cervezas en el patio con ellos, son encantadores).

Castillo de San Marcos
Monumento a Juan de la Cosa
Iglesia Mayor Prioral

Cogimos el coche y nos dirigimos al Puerto de Santa María, aparcando en el parking privado descubierto que hay enfrente de la Bodega Gutiérrez Colosía. El día estaba estupendo así que aprovechamos para dar por un paseo por el Castillo de San Marcos (ya estaba cerrado, pues era la hora de comer), Monumento a Juan de la Cosa y su primer plano de América, Fundación Alberti, Museo Municipal, Iglesia Mayor Prioral, Plaza de España, paseo junto al río, etc (pasamos incluso delante de la Taberna del Chef del Mar, del famoso chef Ángel León).

Foto en Bespoke

Habíamos reservado mesa en el Bespoke, un restaurante que nos había encantado y que por tanto en nuestra visita anterior frecuentamos en dos ocasiones. Pertenece a Carmen Gutiérrez, de la Bodega Gutiérrez Colosía, y en él todo es estupendo: la decoración (hecha por ella misma), la comida y el servicio, así que decidimos retornar otra vez. Esto fue lo que pedimos:

-Salmorejo

Restaurante Bespoke. Puerto de Santa María

-Gambas

Restaurante Bespoke. Puerto de Santa María

-Tortitas de camarones

Restaurante Bespoke. Puerto de Santa María

-Atún encevichado

Restaurante Bespoke. Puerto de Santa María

-Croquetas de queso

Restaurante Bespoke. Puerto de Santa María

-Tartar de atún con ajoblanco de anacardos

Restaurante Bespoke. Puerto de Santa María

-Tarta de queso Payoyo con helado del mismo queso y Tarta Albero con pistachos de postre

Restaurante Bespoke. Puerto de Santa María

Para beber tomamos tres copas de fino de Gutiérrez de Colosía, un espumoso catalán elaborado con Pinot Noir, pagando 79’25€ por todo. Estaba todo muy bueno y presentado en vajilla que hace a mano Carmen, a la que le gusta cuidar cada detalle (podéis ver más fotos aquí).

Restaurante Bespoke. Puerto de Santa María

Tras la comida recogimos el coche del parking, pagando cuatro euros, y nos dirigimos a Cádiz. De camino reservé dos plazas para visitar la Torre Tavira, pues nos habíamos quedado con ganas de ver cómo funciona una cámara oscura (ya que la del Alcázar de Jerez no estaba en funcionamiento cuando lo visitamos). Una vez en destino tuvimos la suerte de aparcar en la calle, bastante cerca del centro.

Camino a Cádiz

La Torre, construida en los siglos XVII-XVIII., se encuentra en la Casa Palacio de los Marqueses de Recaño (en la actualidad Conservatorio de Música), en pleno casco histórico. Llegamos antes de la hora de la reserva pero, como había poca gente, amablemente nos adelantaron la visita con el grupo anterior. La visita no es muy larga (de hecho en la cámara se están sobre unos 15 minutos, más lo que empleéis leyendo los carteles informativos y admirando las vistas) pero, en mi opinión, merece la pena si nunca habéis visto una cámara oscura, pues es muy curiosa. Por cierto, pagamos 7€ por la entrada de Pelayo y 5’5€ por la mía, de estudiante.

Catedral de Cádiz

Subimos a pie hasta arriba, parándonos a ver los preciosos cuadros, acuarelas, carteles, etc. Una vez en la penúltima planta ya se pueden admirar vistas de la ciudad y leer unos carteles informativos muy interesantes sobre la ciudad, el funcionamiento de la cámara oscura y algunas de las que están repartidas por el mundo (Bristol, San Francisco, Lisboa, La Habana, Atacama, etc., siendo la más antigua la de Edimburgo).

Típica piedra ostionera

Finalmente nos llamaron para entrar a ver la cámara oscura donde Pablo, el guía, nos explicó el funcionamiento primero: consta de un espejo y dos lentes que proyectan la imagen del exterior sobre una pantalla cóncava (como si fuese una mesa) que se encuentra en una cámara totalmente a oscuras.

Cámara oscura

Luego destapó la lente y pudimos observar con total nitidez la totalidad de la ciudad, en color y en movimiento, es alucinante. Dio una vuelta entera a Cádiz, hablando de los puntos y monumentos más importantes de la ciudad, que se veían ampliados por el efecto de las lentes. El guía se valía de un mecanismos que hace que la pantalla suba o baje para enfocar a distintas distancias, pudiendo observar hasta varios kilómetros a la redonda de la torre (según el hasta 20 km en días despejados).

Son llamativas las torres miradores, en las partes altas de muchos de los edificios de la ciudad, que se usaban antiguamente para controlar el tráfico de barcos (y por tanto el comercio, de América principalmente). De hecho la Torre Tavira fue escogida en 1778 como torre oficial del puerto por ser la de mayor altura de la ciudad (45 metros), y como su primer vigía fue el Teniente de fragata Antonio Tavira, adoptó ese nombre. Si queréis leer más sobre las cámaras oscuras, basta con pinchar aquí o ver más fotos del lugar.

Paseo de Rota

Tras la visita dimos un paseo por el centro viendo el Mercado de Abastos, Plaza de las Flores, Edifico de Correos, Catedral, Paseo marítimo, etc. Nuevamente cogimos el coche, esta vez para dirigirnos a Rota, donde habíamos reservado mesa en un restaurante que queríamos probar, Little John. Por el camino vimos varias marismas y salinas.

Castillo de Luna
Mercado central de abastos La Merced

Una vez en Rota aparcamos en la calle, en una zona gratuita muy cerca del paseo de la playa. Caminamos por el paseo hasta el centro, parando en un local para ir al baño y tomar una caña rápida (2’8€). Se llamaba Plazanueva pero no os lo recomiendo, el personal no nos tuvo buena pinta y no estaba demasiado limpio. Caminamos después por el casco histórico, llevándonos una grata sorpresa, pues nos pareció precioso.

Rota, su faro y sus calles

Vimos el Castillo de Luna, actual sede del Ayuntamiento, el Faro de Rota (que tantas veces sale en las cartas náuticas con las que nos preparamos para el examen de PER que preparamos este verano), El Rompidillo, la Torre de la Merced, la Plaza de Abastos, etc. Nos pareció una auténtica cocada, fue uno de los descubrimientos del viaje.

Utopía

Teníamos mesa reservada para cenar en Little John a las 22 así que hicimos un poco de tiempo tomando algo en un local llamado Utopía. Allí pedimos un Palo Cortado y una Tintilla de Rota de J. Martínez, acompañados por una tapa de sardinas que nos recomendó probar el camarero y la verdad es que estaba riquísima (pagamos 11,1€).

Little John. Rota

Un poco antes de las 22 nos dirigimos a Little John,  local de reciente apertura cuyo objetivo es servir hamburguesas gourmet acompañadas de un buen vino. La idea proviene de Juan Ruiz, antiguo Jefe de Sala y sumiller de Aponiente (tres Estrellas Michelín). Amante de su familia y las carreras de ultra trail, decidió dar un giro a su vida y cumplir uno de sus sueños de infancia: montar una hamburguesería en su ciudad natal, Rota. El momento quizás no fue el más adecuado, un par de días antes del primer confinamiento. Aunque los comienzos no fueron sencillos, Juan está contento con el resultado y cómo el negocio se va haciendo un hueco.

Little John. Rota

Nos sentaron en una mesa alta y nos atendió una camarera gallega, muy agradable, llamada Aida. Nos hizo un par de recomendaciones que seguimos y la verdad es que nos dieron buen resultado:

-Aros de cebolla con salsa tártara

Little John. Rota

-Hamburguesa Scamorza: pan brioche, 170 gramos de carne de Ternera, queso scamorza y pulled cochi

Little John. Rota

-Hamburguesa Gorgonzola: pan brioche, 170 gramos de carne de Ternera, queso gorgonzola, mermelada de arándanos, cebolla morada y tomate fresco

Little John. Rota

-Postre de plátano, toffe y vainilla

Little John. Rota

Las hamburguesas nos gustaron mucho, estaban realmente deliciosas (por cierto, eran de frisona asturiana), así como las demás preparaciones. Para beber pedimos una botella de espumoso Casa Mariol (cava a base de Macabeo, Xarello y Parellada), y de guarnición camote frito, pagando por todo 48’5€. Tras la cena pudimos charlar un rato largo con Juan Ruiz, que nos pareció muy honesto y un gran profesional. Nos explicó, entre otras cosas, que para la mezcla de carne utiliza solomillo, falda y chuleta, añadiendo grasa de vaca vieja.  Tras la estupenda velada (de la que podéis ver más fotos aquí), volvimos hasta el apartamento que teníamos alquilado en Jerez.
Little John. Rota

Sé el primero en comentar

Dejar una contestacion