
DOMINGO 6 OCTUBRE 2019
Nos despertamos sobre las 8 y acudimos al salón para desayunar: tostadas, muffins, zumo, café, mermeladas, yogur, cereales, manzanas, etc.

Al hacer el chek out vi que el hotel me había hecho un cargo duplicado por lo que avisé en recepción. El trabajador me dijo que era un depósito que se hacía de rutina, pero que en cuanto comprobasen que estaba todo correcto nos lo devolverían. Pasaron los días y el dinero seguía bloqueado así que puse una queja en Booking, llamándome una operadora unas horas después. La chica me dijo que había hablado con el hotel y que nos devolverían el dinero en tres días, pero no fue así. Los 76€ quedaron bloqueados hasta el 4 de Noviembre, es decir, ¡¡¡UN MES!!! Por lo que tened cuidado cuando vayáis a un alojamiento en USA, preguntad siempre si van a bloquearos dinero en calidad de depósito.

Nos dirigimos entonces a Old Town y, como aún era pronto, encontramos aparcamiento gratuito en la calle (ilimitado en tiempo por ser Domingo). Había todavía poca gente por el precioso barrio así que aprovechamos para pasear prácticamente solos.
Realmente parece un pueblo mejicano, es increíblemente bonito, imperdible si vais a San Diego. Las casas al estilo Oeste albergan tiendas, museos, bares, restaurantes, etc.
A las 11 y a las 14 parten cada día visitas guiada gratuitas desde el Centro de Visitantes Robinson Rose y no hace falta reservar, basta con presentarse en la puerta. A las 11 apareció una guía, vestida de la época, quien amablemente nos explicó numerosas anécdotas, nos puso en situación a través de un breve resumen histórico, etc. Además con ella pudimos entrar en edificaciones que estaban cerradas al público en ese momento como la Escuela, casas típicas, etc. La visita duró sobre una hora y media.
San Diego tiene un pasado español, pues en 1542 llegó a la zona el explorador español Juan Rodriguez Cabrillo, donde al parecer se encontraban los indígenas kumiai. Enseguida reconoció la tierra como de la Corona Española, dándole el nombre de San Miguel. Previamente la zona estuvo habitada por nativos nómadas. Sebastián Vizcaíno renombra a la localidad como San Diego en 1602.
La Corona Española temía que la zona fuese conquistada por los rusos o los ingleses por lo que estableció numerosas misiones religiosas por toda la costa de California. La Misión de San Diego de Alcalá fue fundada por el padre Junípero Serra. En 1821 Méjico toma el control de la Alta California. Cada vez llegan a la zona más extranjeros de Europa y de la propia Norteamérica.
En 1846 los Estados Unidos de Norteamérica comienzan una guerra con Méjico dado que según el «Derecho divino» consideran que esa zona les pertenece. Esto conlleva a que San Diego se divida entre los «Californios» (legales a Méjico) y los «Americanos» (leales a USA). Dos años después se traza la frontera de USA, incluyendo San Diego en sus territorios y en 1950 California es reconocida como el Estado número 31.
En 1870 empieza la fiebre del oro en San Diego cuando se encuentra este metal en un riachuelo, y en 1880 llega la red de ferrocarril. Cada vez hay más población y servicios, abriendo una escuela en 1886.
La escritora Helen Hunt Jackson escribió su novela Ramona inspirándose en este asentamiento y en personas conocidas de la época. Concretamente parte de la historia se desarrolla en la Casa Estudillo, que hoy en día es un museo gratuito. En ella vivieron cuatro generaciones de la familia Estudillo, de 1827 a 1887.

La construcción comenzó modestamente, con dos habitaciones, pero la familia prosperó y se fue ampliando para albergar a todas las generaciones, capilla, tienda, etc. Hoy en día es un museo gratuito.

Me pareció curiosa la historia que envuelve la Casa Machado de Silvas, construida en adobe, pues en el alféizar de una de las ventanas se encontró un escondite que albergaba dos documentos. Ambos pertenecían a un hombre llamado Allen Light, conocido como «Black Steward»:
-cédula de libertad, en la que se proclamaba que Allen era un ciudadano negro libre y ciudadano de los Estados Unidos de América
-Comisión del Gobierno Mejicano de la Alta California para que investigase la caza ilegal de nutria marina a lo largo de la costa.

Este hombre llegó a San Diego sobre 1830 pero los documentos no se encontraron hasta 1948. La casa es museo, gratuito, y en ella se pueden observar estancias ambientadas en la época.
Fue una visita realmente interesante, pues la guía era muy buena, disfrutaba de su trabajo, y aprendimos mucho sobre la historia de la zona, lo que nos ayudó a comprender y disfrutar mucho más nuestro viaje por la zona Oeste de USA.


Buscamos entonces un lugar para tomar algo y descansar un rato. Entramos en Old Town Saloon y pedimos dos cervezas, entonces el camarero me pidió el pasaporte para comprobar que tenía 21 años, ¡¡me quedé alucinada, casi le doy un beso y un abrazo!! Pagamos 15’98€, con 0’24€ de devolución de Bnext. Había un hombre negro bastante mayor, muy gracioso, metiendo dinero en una máquina de tocadiscos moderna, con el que charlamos un poco.

Tras la cerveza buscamos un restaurante para comer, decidiéndonos por un local que le daba buenas vibraciones a Pelayo, llamado Old Town Mexican Café. Cuando llegamos nos anotamos en la entrada y nos dijeron que teníamos que esperar un rato así que nos sentamos en la barra para tomar algo mientras. Allí nos atendió un mejicano muy simpático llamado Rodrigo con el que comenzamos a charlar animadamente. Se unieron dos mejicanos más que estaban comiendo y un costarricense, Eduardo. Pedimos un par de tequilas que nos recomendó Rodrigo, Don Julio, y finalmente decidimos quedarnos allí a comer así que nos borramos de la lista de espera y pedimos lo que nos recomendó el camarero: Carnitas (15$).


Eduardo nos invitó a otros dos tequilas, marca Fortaleza, y Rodrigo a un margarita. Al final pagamos por los dos tequilas (30$), las carnitas y una cerveza 50’84€ (devolución de 0’76 de Bnext). Hicimos tan buenas migas que en cuanto acabó el turno Rodrigo, y nosotros de comer, nos fuimos con Eduardo y él a un bar muy cercano a tomar algo.


Resultó ser el local en donde habíamos tomado unas cervezas previamente, Old Town Saloon. Allí nos saludó de nuevo el camarero, que era conocido de ellos, y el negro, que resulta que lo apodaban Jimmy Love (al parecer es muy ligón). Más tarde confesaron que al camarero, dado su peinado, lo apodaban Pollo Mojado. Estuvimos toda la tarde bebiendo tequila y cerveza Corona, como ellos hacen, para rebajar (y la verdad es que funciona bien), riéndonos y pasándolo bomba. Cada uno pagó una ronda, nosotros 35’19€ (devolución de 0,53€ de Bnext).

Tras una divertida sobremesa con nuestros amigos tuvimos que continuar viaje por lo que nos quedaron cosas por visitar en San Diego:
–Downtown, donde se encuentra la Estación de Santa Fe
–Parque Balboa, que alberga alguno de los mejores museos de la ciudad
–Barrio Gaslamp: zona de prostíbulos y tabernas durante 1800 pero que, al ser declarado en el siglo XX conjunto histórico, se renovó por completo. Al parecer ahora es un precioso barrio de edificios victorianos con tiendas, cafés y fiesta nocturna.
–Convoy District: barrio multicultural con gran diversidad de restaurantes y mercados.
–Restaurantes como Las Cuatro Milpas, Panchita’s Bakery, Lucha libre Gourmet Taco Shop, etc.
-Visitar Tijuana: nuestros amigos Eduardo y Rodrigo nos contaron que los norteamericanos suelen cruzar la frontera en taxi con el fin de ir de fiesta a Tijuana, donde el alcohol y los hoteles son mucho más baratos.

A media tarde nos despedimos de nuestros amigos y pusimos rumbo a Barstow, pues fue donde reservé a través de Booking una habitación en un motel llamado Economic Inn por 43’52€ (Bnext nos devolvió 0’65€) con desayuno incluido. Decidimos hacer noche en esta localidad porque estaba a medio camino entre San Diego y Las Vegas, y además queríamos visitar al día siguiente el pueblo fantasma de Cálico. El hotel fue el más barato de nuestro viaje, muy decente y limpio, regentado por un padre y un hijo de la India muy simpáticos.

Dejamos las maletas en el hotel para dirigirnos a un famoso restaurante de la Ruta 66, Peggy Sue. El local es muy grande, la parte más bonita para mi gusto es la entrada, sin embargo nos sentaron en el salón grande del fondo. Esto fue lo que pedimos:
-Hamburguesa La Bamba con chili para Pelayo
-Hamburguesa Peggy Sue Special 50’s Style Cheeseburger para mí
Para beber cerveza y un sundae de piña.

Pagamos por todo 29€ (devolución de 0’44€ por parte de Bnext) y no dejamos propina porque la camarera no era en absoluto amable. Volvimos para el hotel a descansar.
KILÓMETROS RECORRIDOS HOY: 320 Km
KILÓMETROS TOTALES: 710 Km
Dejar una contestacion
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.