SÁBADO 19 OCTUBRE 2019
Nos levantamos a las 8, desayunamos tranquilamente en el cuarto y cogimos a Titán en dirección al Norte. Teníamos una visita reservada en una Bodega de Napa Valley, llamada Robert Craig, gracias a Lindsay, una chica americana muy simpática que conocimos en el alojamiento de Utah (Burro Flights). Resulta que una buena amiga de ésta, llamada Lori, había trabajado en la bodega, así que bastó una llamada de ella para que nos recibiesen. De camino al famoso valle pararíamos en alguno de los miradores del Golden Gate y después en Sausalito.
Teníamos intención de ir al mirador de Fort Point, sin embargo, inexplicablemente acabamos en Battery East, que está dentro del Parque de Presidio. Allí había un parking de pago pero sin, ni cámaras, ni vigilantes, así que dejamos el coche aparcado unos minutos para hacer unas fotos del Golden Gate y nos marchamos rápidamente. Podéis ver que las fotos desde este punto son bastante chulas.
Cruzamos entonces el famoso Golden Gate Bridge en coche (podéis ver un pequeño vídeo aquí), pero no pagamos peaje porque para salir de San Francisco no es obligatorio, sólo para entrar en la ciudad. No hay casetas ni barreras, sino que se paga a través de la web FastTrak, que tiene versión en español.
Una vez al otro lado pretendíamos ir a alguno de los miradores más famosos, pero la cola de coches era infernal. Pelayo se desvió y no sé cómo acabamos en la base del puente, en un sitio donde había un pequeño parking gratuito. Bajamos y nos despachamos a gusto a hacer fotos, pues sólo había algún que otro pescador y dos o tres personas de paseo, fue fantástico. Tras consultar en Google maps, creo que el sitio se llama Moore Pier.
Justo debajo del puente había un cartel que informaba sobre el sistema de disuasión de suicidios, basado en una malla de acero inoxidable, en ambos lados del puente. Incluso hay una web de información y actualización sobre el sistema, que podéis consultar pinchando aquí.
Continuamos entonces hacia el norte por la costa, hasta el bonito pueblo de Sausalito. Conseguimos aparcar por la calle pero el parking es de pago así que echamos unas monedas en una de las máquinas al efecto (3$/hora).
Dimos un paseo por el pequeño pueblo, que dispone de un precioso puerto lleno de yates. Se ve que hay dinero, pues los barcos atracados y los coches que había aparcados por la calle no eran precisamente baratos. Aunque era un poco pronto para comer, según el horario español, había leído muy buenas opiniones sobre una hamburguesería que estaba en pleno puerto así que para allí nos dirigimos.
El local, llamado Hamburguers, era ínfimo, pues sólo había dos mesas en el interior. Cuando llegamos no había nadie así que pudimos sentarnos y pedir tranquilamente.
Esto fue lo que comimos:
-dos hamburguesas picantes
-una ración de patatas (era muy grande, suficiente para compartir entre dos)
Para beber pedimos un agua y un refresco, pagando por todo 31’92$. La verdad es que estaban muy buenas y eran grandísimas, de hecho las patatas no pudimos acabarlas.
Tras la comida pusimos rumbo a Napa Valley, encontrándonos con muchísimo tráfico y varias obras en la carretera, así que llegamos justos a nuestra cita de las 13h en la Tasting Room de la bodega Robert Craig. Por cierto, pocas veces nos hemos cruzado por la carretera con tantos Ferraris, Lamborghinis, etc., como en Napa Valley.
Una vez en el lugar nos recibió Keisy, quien resultó ser muy amable y un gran conocedor de la zona, aprendimos muchísimo con él. Tiempo atrás había trabajado durante varios años con una distribuidora española de vinos y hablaba algo de castellano, además de conocer bien nuestros vinos.
Por lo que nos explicó, Robert Craig comenzó a interesarse por el vino en 1980 y acabó fundando su propia bodega, junto con tres amigos más, en 1990. La primera añada salió en 1992, con uva comprada, pero el edificio no se construyó hasta 1998. El estilo de vino que le gustaba a Robert era de Burdeos así que el objetivo estaba claro. Posteriormente contrataron los servicios del veterano Elton Slone, quien aupó a la bodega al buen lugar en el que se encuentra hoy.
A lo largo de los años la bodega fue adquiriendo más terrenos y se centró principalmente en la variedad preferida de Bob, la Cabernet Sauvignon. Disponen principalmente de fincas en altitud: Howell Mountain, Mount Veeder, Coombsville, Diamond Mountain District y Spring Mountain District, pero alguna también en Sonoma y zonas más bajas.
Estuvimos hablando durante horas de vino, bodegas, levaduras, elaboración, diferencias entre USA y Europa a la hora de elaborar y entender el negocio, de Napa Valley, etc. Keisy nos explicó que el valle está bordeado por dos cadenas montañosas, de más de 2000 metros de altitud, que se formaron durante la creación de la falla de San Andrés. Son Vaca Mountains al Este, que protegen del calor de Central Valley, y Mayacamas Mountains al Oeste, que aíslan del frío marino que afecta al vecino Sonoma Valley.
No existe un Consejo Regulador tal y como entendemos los europeos, por lo que tienen mayor libertad a la hora de elaborar (75% de la botella de una variedad autoriza a poner el nombre de ésta en la etiqueta; al menos el 85% de uvas deben de ser de Napa para que aparezca en la etiqueta, etc). Probamos cinco vinos de la bodega y puedo decir que nos encantaron:
–Chardonnay 2016: elaborada con uvas 100% Chardonnay de la finca Gap’s Crown Vineyard (extremo sur de la montaña de Sonoma, de suelos pedregosos y bajo rendimiento). Al parecer es la única zona de Sonoma con niebla, brisa y frío. Antes del ensamblaje el 40% del vino ha pasado por una crianza en acero inoxidable de 6 meses , el 50% en madera usada de roble francés y un 10% por madera nueva. La Chardonnay es una variedad que no nos suele entusiasmar pero este vino sí que estaba bueno. Botella valorada en 55$, precio de bodega.
-Affinity 2016: elaborado principalmente con Cabernet Sauvignon de la finca de Coombsville, con un cuarto de Petit Verdot, Merlot, Malbec y Cabernet Franc. Viñas a 400 metros sobre suelos volcánicos. Crianza de 18 meses en madera de roble francés (60% nuevo y 40% de segundo año), sin filtrar. Valorada en 70$, precio de bodega.
-Cabernet Sauvignon Spring Mountain 2016: elaborado con 95% de Cabernet Sauvignon, 4% Cabernet Franc y 1% Petit Verdot. Viñas en altura (uno de los puntos más altos de Napa Valley) en suelo volcánico; crianza de 18 meses en madera de roble francés (80% nuevo y 20% de segundo uso), sin filtrar. Valorada en 100$, precio de bodega.
-Cabernet Sauvignon Howell 2016: elaborado con 82% Cabernet Sauvignon y 18% Merlot. Crianza de 18 meses en madera de roble francés (80% nuevo y 20% de segundo año). Valorada en 110$.
-Zinfandel Howell Mountain 2016: uvas de la finca Black Sears, con suelo volcánico y clima moderado. Crianza de 18 meses en madera de roble francés (50% nueva, 50% usada), sin filtrar. Esta variedad fue trasladada a USA en el siglo XIX, siendo originaria de Croacia y al parecer es muy vigorosa. Al parecer está emparentada con la Primitivo de Italia. Valorada en 60$, precio de bodega.
Todos estaban muy buenos pero la triste noticia es que fuera de USA sólo venden a UK y Asia, así que no dudamos en adquirir varias botellas para llevar a España en la maleta (por cierto, llegaron en perfectas condiciones). Os advierto que en las bodegas californianas es común pagar por la cata de vino, a excepción de que se adquiera género, como fue nuestro caso.
Nos despedimos de Keisy, pues tenía clientes esperando, no sin antes agradecerle el buen rato que pasamos con él, es genial. Podéis leer más sobra la bodega Robert Craig pinchando aquí. Nos dirigimos entonces al Napa Visitor Information Centre, dejando el coche aparcado en la calle, muy cerca de la oficina.
Allí fuimos al baño, consultamos información, nos dieron un mapa y varias recomendaciones para visitar posteriormente. Además disponen de tienda de productos gourmet.
Napa Valley cuenta con unos 50 km de largo y 8 km de ancho en su punto de mayor amplitud. Sus poblaciones más importantes son, de sur a norte: American Canyon, Napa, Yountville (con varios restaurantes de Estrella Michelín), Oakville, Rutherford, Santa Helena y Calistoga. Hay numerosos hoteles y restaurantes, de hecho es la zona vinícola del mundo con más Estrellas Michelin per capita. Creo que es un lugar que, contando con tiempo y mucho más presupuesto, invita a quedarse un par de días por lo menos.
Las denominaciones de origen en USA se conocen como AVA (American Viticultural Area) y Napa Valley fue el primero en obtener este título en el Estado de California, concretamente en 1981. Dentro del AVA Napa Valley hay 16 subdenominaciones/nested AVAs, con arreglo a los microclimas y terrenos: Atlas Peak, Calistoga, Chiles Valley, Coombsville, Diamond Mountain, Howell Mountain, Los Carneros, Mount Veeder, Oak Knoll, Oakville, Rutherford, Santa Helena, Spring Mountain, Stags Leap, Wild Horse Valley y Yountville.
A pesar del renombre de Napa Valley, es una de las zonas enológicas más pequeñas del mundo, de hecho sólo el 4% del vino de California procede de este valle. Actualmente hay unas 550 bodegas en total, de las cuales el 95% son empresas familiares, de distinto tamaño, por lo que hay negocio para todas ellas. Si queréis leer más sobre Napa Valley podéis consultar esta web.
Salimos del centro de Napa y, cruzando el río, llegamos hasta:
–Mercado de Oxbow: muy caro pero chulo. Alberga numerosos puestos de venta de comida gourmet así como tiendas de alimentación.
–Culinary Institute of America: gran edificio que pertenece a esta Universidad privada especializada en cocina, cuyo origen está en Nueva York pero cuenta con sedes en otros Estados, como este caso. Se puede visitar, pues alberga tienda de productos de cocina, exposiciones temporales, auditorio con calendario de eventos, etc.
Volvimos al centro de Napa, que es agradable y bonito, y quisimos tomar un vino pero ya se nos hacía tarde para llegar a SF a una hora razonable (pues queríamos aparcar el coche en el parking del hostal).
Para entrar en San Francisco tuvimos que atravesar el Golden Gate, que estaba envuelto en niebla. Visité por tanto la web FasTrak para rellenar los datos del vehículo, cuenta bancaria y hora aproximada a la que cruzamos el puente (pues, como ya comenté, se paga al entrar en la ciudad). Desde que se atraviesa el puente se dispone de 48 horas para pagar online; a los pocos días apareció el cargo en la cuenta de BNEXT, de 7’52€.
Al llegar al hostal, el Travel Inn, había todavía aparcamiento así que dejamos el coche y nos desplazamos en autobús hasta el colorido Barrio de Castro. El billete nos costó 5$/persona en la aplicación Munimovil, activando los tickets justo antes de entrar e el bus. Por lo que nos explicaron los conductores no preguntan nada, sólo los revisores controlan los billetes, subiendo al azar a los distintos medios de transporte de la ciudad. Si no se dispone de billete, dicho revisor propondrá para una sanción de 120$.
El Barrio de Castro es la principal zona gay de la ciudad y se nota; famoso por ser uno de los lugares donde más se luchó por la diversidad sexual de USA. Al parecer el nombre proviene de José Castro, uno de los líderes de la oposición mejicana a la invasión estadounidense de California durante el siglo XIX.
Durante la II Guerra Munidal muchos de los militares expulsados del ejército por su condición homosexual se instalaron en el Barrio de Castro. Entro los puntos destacados a visitar se encuentran:
-Teatro de Castro, que data de 1922
-Local de Harvey Milk, en 575 Castro Street: uno de los referentes de la comunidad, pues fue el primer homosexual reconocido que ocupó un cargo público en USA. Su vida se recoge en la película «Mi nombre es Harvey Milk», interpretada por Sean Penn. En su momento Harvey montó en ese número de la calle un local de venta de cámaras fotográficas; ahora hay una tienda de ropa.
-Casas victorianas, cafeterías y tiendas variadas
-Rainbow Honor Walk: las baldosas del suelo se alternan con imágenes y textos que recuerdan diversos artistas y activistas, al estilo del Paseo de la Fama de Los Ángeles (García Lorca, Keith Haring, etc).
La decoración de Halloween hacía que el barrio estuviese aún más atractivo. En Internet recomendaban lugares para comer o tomar algo como The Cove on Castro Cafe o alguno de los antiguos diners del barrio.
Caminamos entonces hasta el cercano barrio de Mission District con el fin de ver el edificio más antiguo de San Francisco que todavía se mantiene en pie, la iglesia de Dolores Mission.
El templo fue erigido por los misioneros españoles en 1776, bajo supervisión de Fray Junipero Serra y por orden de la Corona. Había una placa conmemorativa recordando el Camino Real de California, el cual unió todas las misiones españolas de la Alta y Baja California. Actualmente forma parte de las carreteras del Estado.
Tomamos el tranvía hasta Chinatown con el fin de cenar en un conocido restaurante, de precios asequibles, llamado House of Nanking.
Enseguida nos sentaron en una pequeña mesa y nos apuraron a pedir, pues las mesas se liberan y ocupan rápidamente. Pedimos do platos:
-Hand made noodles
-Pollo frito con sésamo
Todo estaba muy rico y abundante. Para beber tomamos una cerveza Tsin gtao y agua, pagando por todo, propina incluida, 33’3$. Al salir nos topamos con una tienda china, llamada The Danish and Donut SF, donde no pudimos resistirnos a entrar. Cogimos dos bollos enormes tipo donuts, pagando 7$.
Antes de volver al hostal en tranvía dimos una vuelta por Chinatown y por el Distrito Financiero, pues la noche era estaba ideal y son zonas seguras. justo en la parada del tranvía había unos músicos callejeros que tocaban fenomenal, rodeados de gente bailando, podéis escucharlos en este vídeo. Estuvimos un rato eschuchando y danzando hasta que vino el tranvía, que por cierto, casi lo perdemos…
Una vez en la habitación nos tomamos los donuts con un café mientras vimos Netflix y luego a dormir.
KILÓMETROS RECORRIDOS HOY: 175 Km
KILÓMETROS TOTALES: 4545 Km
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