Diario Costa Oeste USA, día 19: Alcatraz

DOMINGO 20 OCTUBRE 2019

Nos levantamos en el hostal Travel Inn sobre las 7:30 de la mañana, dado que teníamos entradas para visitar a las 10:00 la prisión de Alcatraz. Fue la única entrada que compramos desde España, pues al parecer se venden un número determinado al día y se agotan con bastante rapidez. Por lo tanto era el único requisito que teníamos para nuestro viaje: estar el 20 de Octubre en San Francisco, y lo cumplimos.

Como esa mañana teníamos que dejar el cuarto negociamos con el amable recepcionista para que nos guardase las maletas en un cuarto hasta que volviésemos de la visita (pues nos dijo que dejarlas en el coche era peligroso). También nos permitió, amablemente, dejar el coche en el parking del hotel.

Cogimos entonces el bus hasta el Puerto y caminamos hasta el Pier 33, que es desde donde salen los barcos a la isla de Alcatraz. El puerto tenía otra pinta con la luz del día, muy distinto al ambiente nocturno. Al llegar nos pidieron las entradas, por lo que les mostré el código QR de las mismas en la pantalla del móvil. Nos organizaron en una gran cola, separando por grupos según la hora de la reserva. Sobre las 9:40 comenzamos a entrar en el barco y al rato el barco zarpó. Durante el viaje, que no fue muy largo, hicimos varias fotos de San Francisco, sus puentes y por supuesto de la isla de Alcatraz.

Una vez que desembarcamos en la isla nos recibió una guía voluntaria que nos explicó las normas del Parque Nacional. Por ejemplo, no se puede comer, fumar o beber fuera del muelle (sólo beber agua), y en el recinto no se vende nada, por lo que hay que llevarlo en una mochila o comprarlo en la pequeña tienda del barco. Sólo hay baños en dos zonas de la isla por lo que la espera suele ser larga.

La isla fue descubierta en 1775 por el explorador español Juan Manuel de Ayala y la llamó «la de los alcatraces». Desde 1972 pertenece a la Red de Parques Nacionales de USA, pero anteriormente se le dio otros usos:

-Fuerte durante la Guerra de Secesión: para defender el Estado Unionista de California frente al ataque de los Confederados durante la Guerra Civil Americana (1861-1865). Hay que tener en cuenta que California pasó a formar parte de USA al final de la Guerra Mejicana, concretamente en 1848, poco antes de empezar la fiebre del oro. Algunos de los simpatizantes de los confederados que celebraron la muerte del Presidente Lincoln fueron encerrados en Alcatraz.

-Prisión Militar (1850-1933): California se volvió, gracias a la fiebre del oro, el centro de atención mundial, por lo que rápidamente se necesitó protección militar. La isla era uno de los puntos estratégicos para la defensa de la Bahía de San Francisco, pues al estar en medio de la misma ofrecía 360º de control. Alcatraz formaba parte del «triángulo de defensa» en el que intervenían también Fort Point y Lime Point (aunque éste nunca llegó a construirse). En 1954 se habilitó un faro en Alcatraz, siendo el primero de toda la Costa Oeste, que a día de hoy sigue funcionando. A raíz de la guerra hispano-estadounidense de 1898 la prisión llegó a estar desbordada, así que en 1900 se ampliaron las instalaciones a base del trabajo de los convictos. Trasladar agua y provisiones a la isla era cada vez más costoso, uniéndose en 1930 a las dificultades que trajo la Gran Depresión. Finalmente el ejército cerró Alcatraz, trasladando la mayoría de sus presos a otros puntos, a excepción de 32 de los más peligrosos, que se mantuvieron en la isla durante el siguiente período, el de prisión federal.

-Prisión Federal (1934-1963): fue la cárcel de alta seguridad más conocida durante sus 29 años de funcionamiento. En su momento se barajó la opción de enviar a los presos a Alaska pero finalmente ganó Alcatraz la pugna. Allí los encarcelados estarían totalmente incomunicados con el exterior y rodeados por heladas aguas llenas de tiburones.

Más de 1500 personas pasaron por la isla durante este período, algunos tan conocidos como Al Capone, George «Machine Gun» Kelly o Robert «The Bird Man» Stroud. La prisión seguía un modelo de concentración, pues allí se llevaban los presos más problemáticos de todos los Estados. Fue un experimento, pues nunca antes se había seguido esta estrategia. Me gustó el lema: «Break the rules and you go to prison; break the prison rules and you go to Alcatraz».  El sistema se exportó posteriormente a la Cárcel Federal de alta seguridad de Marion (Illinois).

-Nacimiento del movimiento American Indian Red Power (1969-1971): activistas indios ocuparon la isla durante 18 meses en favor del movimiento Red Power. Al parecer reclamaban escuelas indias, devolución de tierras, etc. Durante su estancia causaron daños e incendios en distintas edificaciones; algunas pintadas todavía son visibles a día de hoy.

Nosotros comenzamos la visita entrando en el edificio que hay a la izquierda, donde se proyecta un vídeo de unos 15 minutos que resume la historia de la isla. Es muy interesante y una buena manera de adentrarse en Alcatraz.

Continuamos por la cuesta donde, al final, nos encontramos con la Morgue. Al parecer se lellamaba «La Roca» porque el suelo de la isla era de este material así que los enterramientos en ella eran inviables. Aunque la muerte no llegaba con habitualidad en la isla, había que estar precavidos así que se instaló una morgue en un antiguo túnel para pólvora de la época militar. Luego giramos a la izquierda para entrar en el hall de otro edificio; allí nos entregaron un audioguía a cada uno en español y comenzamos el recorrido.

La primera parte que se visita es la zona de entrega de uniformes y enseres básicos, así como las duchas. Se trata de hacer sentir al visitante como si de un preso se tratase y viviese la llegada a la prisión. Al parecer se duchaban dos veces por semana y no había ningún tipo de intimidad, con el fin de que los guardias pudiesen ver en todo momento lo que pasaba, evitando peleas.

Continuamos a la zona de celdas, donde hay unas 600 cubículos individuales. El audioguía nos dio mucha información sobre distintos aspectos de Alcatraz. Por cierto, las voces que se oyen en inglés pertenecen a expresos de la prisión.

Aparte de las celdas normales, también se pueden visitar las de seguridad del Módulo D, donde permanecían prácticamente todo el día aislados  y a oscuras.

También vimos la Biblioteca, donde llegó a haber 15.000 volúmenes cuyos títulos se escogían evitando la violencia, el sexo o el crimen. Se calculó que cada recluso leía entre 75-100 libros al año. 

Había una zona de vitrinas donde se exponían los uniformes que vestían los guardias y las armas que usaban para defenderse: pistolas, grilletes, lazos de cuero, etc. Por cierto, tanto a los reclusos y los trabajadores se les servía la misma comida.

Para mantener el orden en el comedor se instalaron canalizaciones en el techo que emitían gases lacrimógenos.

Durante los años de funcionamiento se dijo que ningún preso había escapado de «La Roca» pero hubo varios intentos (14 según los carteles informativos). La película de Clint Eastwood «La Fuga de Alcatraz» recoge cómo Frank Morris, Allen West y los hermanos Anglin tratan de abandonar la isla tras una larga preparación. Os recomiendo verla, pues está muy entretenida y se ve bien cada una de las zonas de la prisión.

Nosotros la vimos al poco de volver de nuestro viaje por USA, por lo que nos trajo grandes recuerdos. Los presos ampliaron poco el conducto de respiración de sus respectivas celdas, gracias a cucharas y todo tipo de instrumentos de fabricación casera.

El día que escaparon dejaron en sus celdas, para despistar a los vigilantes durante sus rondas habituales, unas cabezas que habían preparado con papel maché y pelo real, recogido en la peluquería de la prisión. Al parecer, tras la fuga, aparecieron objetos de los presos en la Isla Ángel (como recoge la película), pero sus cuerpos nunca aparecieron, así que no se sabe con certeza si llegaron a tierra.

Durante esa etapa los trabajadores de la cárcel vivían con sus familias en la isla, según nos explicaron. Los niños iban todos los días al colegio en barco y, entrevistados años después, recordaban esos años en la isla como muy felices. Sin embargo los vigilantes soportaban largos turnos en los que no podían bajar la guardia.

Otra de los sonados intentos de fuga se denominó «La Batalla de Alcatraz» y ocurrió en 1946. Fue planeada por Bernie Coy, quien descubrió una parte vulnerable de los barrotes en una de las galerías. Valiéndose de un separador casero consiguió pasar entre los barrotes para después forzar al guardia a entregarle las llaves de las celdas. Consiguió liberar a varios compañeros por lo que se formó una batalla campal a la que tuvieron que acudir los Marines y tirar varias granadas. Finalmente se controló a los reclusos, pero murió un vigilante y hubo numerosos heridos. 

Finalmente la prisión se cerró en 1963, dado el gran gasto que suponía en relación con otros centros penitenciarios. Durante los años de funcionamiento hubo cuatro Directores/Alcaides: James A. Johnston (14 años), Edwin B. Swope (7 años), Paul J. Madigan (6 años) y Oling G. Blackwell (2 años). Cada uno tuvo su estilo de mando y técnicas para reprimir a los presos.

Una vez finalizada la visita por el interior del edificio principal salimos al exterior, donde hay unas espectaculares vistas de San Francisco; por cierto, desde allí, se aprecian fenomenalmente bien las grandes cuestas de la ciudad. El recorrido remata en la tienda de recuerdos, donde hay un gran número de curiosos objetos (muchos reproducciones de los originales como bandejas, llaves, abrigos, etc).

Como a las 12 había un pequeño «espectáculo» en la zona de celdas, volvimos al inicio del circuito. A lo largo del día  hay unas horas marcadas en las que los guías muestran a los visitantes la llave original (además de una copia) que encaja en el sistema de apertura y cierre de celdas. Posteriormente explican cómo funciona el mismo y hacen una demostración de cómo se abren y cierran todos los cerrojos de las celdas. Aquí podéis ver el vídeo de la apertura y del cierre; al parecer lo más atractivo es el ruido que se produce en el edificio.

Caminamos después libremente por la isla pero había pocos espacios abiertos al público así que decidimos coger el primer barco que volviese a SF, que era a las 12:55. 

Una vez en San Francisco caminamos otra vez por las escaleras de Fillmore (las que cogimos para subir a la Coit Tower) para continuar con una serie de cuestarrones, todo con el fin de probar la pizza del famoso local llamado Golden Boy Pizza.

Cuando llegamos había una pequeña cola en el exterior así que nos colocamos al final y, poco a poco, conseguimos llegar a la barra. Pedimos dos raciones de la famosa pizza de almejas con ajo y dos trozos de combo, además de una cerveza IPA y un agua con gas. Pagamos por todo 26$.

Como no había sitio para sentarse (hay sólo unos pocos asientos en la barra) nos colocamos al fondo, donde pudimos, y esperamos un poco a que se liberasen un par de ellos.  Una vez sentados estábamos tan cómodos y la pizza estaba tan rica que pedimos otra cerveza más y una porción de pepperoni para compartir, pagando 8$ más.

Tengo que decir que la pizza de almejas y ajo es de las más ricas que he comido nunca, pero la digestión fue pesada (nos repitió el ajo hasta el día siguiente, aún así mereció la pena). El local se fue quedando vacío poco a poco y nos quedamos prácticamente solos con las camareras y los cocineros, con los que estuvimos charlando un rato. El cocinero jefe se llamaba Mario y era de Méjico; amablemente nos explicó y mostró cómo preparaba las pizzas junto con su ayudante.

Nos despedimos del personal cuando acabamos de comer, agradeciendo el buen rato que pasamos, y cogimos el bus número 30 hasta el hostal Travel Inn. El chico de recepción nos entregó las maletas y nos despedimos de él tras tres maravillosos días en San Francisco.

Recorrimos entonces la Calle Lombard para bajarla esta vez en coche, aprovechando para grabar un vídeo. Antes de abandonar la ciudad Pelayo arrimó un momento el coche al lado de las Painted Ladies para que yo hiciese unas fotos, pero nos decepcionaron un poco. Son parecidas al resto de casas de San Francisco y aún encima los árboles de delante han crecido tanto que no se ven bien.

Visitamos el barrio hippy, Haight Ashbury, donde se encuentra un edificio en el que vivió unos años Jimmy Hendrix antes de fallecer. Muy cerca se encontraba también la de Janis Joplin, donde justo cuando estaba sacando la foto pasó una furgoneta hippy.

Finalmente salimos de San Francisco, muy a nuestro pesar, e iniciamos la ruta hacia el sur, de vuelta a Los Ángeles, por la costa de California. Pasamos muchas playas con gran viento, llenas de surfistas.

Paramos en el faro de Pigeon para ir yo al baño (había uno portátil) y hacer unas fotos del lugar. Continuamos por la mítica Santa Cruz, donde había un precioso parque de atracciones en la playa.

Como empezó a anochecer tomamos la Route 1 hasta Monterey, donde reservé a través de Booking una habitación en Monterey, en un alojamiento llamado Padre Oaks Inn por 66$. En la recepción vimos varios panfletos de empresas turísticas que organizaban avistamientos de ballenas pero ninguna tenía disponible plazas para el día siguiente, según vi en sus páginas web. 

Dejamos las maletas en la habitación y nos fuimos para el famoso Fisherman’s Wharf de Monterey, donde sólo quedaban abiertos los restaurantes y algún que otro negocio de última hora.

Dimos varias vueltas en busca de un restaurante donde cenar pero no nos conquistó ninguno, pues los camareros de la puerta eran muy pesados e intentaban que entrásemos sobre todas las cosas. De repente vi el cartel de una de las empresas de avistamiento, Chris Whale Watching, cuya oficina estaban cerrando. Entramos rápidamente y tuvimos suerte de que quedaban aún plazas para el tour de las 10 del día siguiente así que dejamos ya pagado: 41$ por persona, ¡¡¡una ganga!!! Antes le pregunté qué pasaría si no veíamos ballenas, si nos devolverían el dinero. El chico se echó a reir y me dijo que eso era imposible, que todos los días que sale el barco se ven ballenas, que no me preocupase.

Cogimos el coche y dimos una vuelta por Cannery Row, una zona llena de bares, restaurantes y mucho ambiente. Al final se encuentra el famoso Acuario de Monterey, que al parecer es impresionante pero al haber contratado la visita de las ballenas ya no tendríamos tiempo para visitarlo…

Por cierto, en numerosos alojamientos de AIRBNB de la zona de Monterey los huéspedes ofrecen alojamiento y entrada gratuita al Acuario (me iamgino que serán pases anuales o vales que consiguen los locales de algún modo), lo cual es una gran idea, pero recordad que son para usar el mismo día que te alojas, y no al siguiente.

Aparcamos en la calle y entramos en un local llamado Cannery Row Brewing Company. Quisimos pedir algo para cenar pero eran las 22 horas y la cocina acababa de cerrar…Pedimos entonces un par de cervezas (18’49$+tip=20$) y marchamos cuando nos las acabamos. Como era domingo y estaba todo cerrado nos dirigimos a uno de los locales de la cadena de hamburguesas In-n-out. Pedimos dos hamburguesas y una ración de patatas, pagando sobre 14$.

De camino al hotel paramos en un 24 Horas con la intención de comprar algo de vino local para probar esa noche. El señor de la tienda era muy amable y además le gustaba el vino así que nos hizo unas cuantas recomendaciones. Al final compramos una botella de Hahn Pinot Noir 2017 de 22$ y una bolsa de pipas con wasabi, pagando por todo 26’41$. Cenamos en el cuarto del hotel las hamburguesas con el vino, que nos gustó mucho, y a dormir.

KILÓMETROS RECORRIDOS HOY: 220 Km

KILÓMETROS TOTALES: 4765 Km