Diario de Almería, día 6: Sorbas, Pulpí

DIARIO DE ALMERÍA DÍA 6: JUEVES 29 JUNIO 2023

Nos levantamos en el alojamiento ecológico de Gafares, Casa Sol y Luz, y salimos al exterior para desayunar en la bonita terraza. Nos sirvieron pan tostado, embutido, tomate, zumo y café, bastante completo. Cuando estuvimos listos nos despedimos de los anfitriones y pusimos rumbo a Sorbas.  La ruta fue espectacularmente bonita, con un paisaje alucinante, incluso el Google Maps nos mandó un tramo por un río seco, podéis ver algunos segundos pinchando aquí o aquí.

Preciosa ruta de Gafares a Sorbas

Una vez en Sorbas aparcamos en un puente que hay de entrada y caminamos por el pueblo. Sacamos unas fotos de las famosas casas colgadas en el acantilado, que recuerdan a las de Cuenca. Vimos el Mercado municipal y un montón de tenderetes por las calles más céntricas, pues debía de haber feria.

Sorbas
Casas colgantes en Sorbas

Sorbas

Tras el pequeño paseo volvimos al coche y nos dirigimos a un típico taller de cerámica de la zona: Alfarería Juan Simón, que por lo que nos explicaron van por la cuarta generación. Vimos cómo trabajaban en el torno, cómo remataban un botijo por ejemplo, y cómo pintaban a mano cada pieza. Compramos unas cuantas cosas de pequeño tamaño, pues volvíamos en el avión, pero la verdad que era todo tan bonito que nos daba ganas de volver en furgoneta y llenarla hasta arriba de vajilla. Cogimos cuatro cuencos, una pequeña bandejita con cactus, una especie de vasito y un colgante con el Indalo (19€).

Alfarería Juan Simón
Alfarería Juan Simón
Pintando a mano

 

Detrás de la tienda había un interesante mural que explicaba la historia y tradición de la alfarería en Sorbas, así como las técnicas utilizadas. Además había un antiguo horno alfarero de origen árabe, con más de 500 años de antigüedad, y un artilugio donde se hacía la mezcla de la arcilla. Muy interesante la zona, de hecho me quedé con ganas de visitar las Cuevas de Sorbas para ver el paisaje kárstico de los yesos de Sorbas, llenos de pasadizos que se han excavado y que algunos son visitables.

Antiguo horno y mezclador

Horno arabe

Como a las 15:30 teníamos visita reservada en la Geoda de Pulpí nos acercamos a la zona de costa del municipio para comer algo en un local que me había recomendado una alumna que es de allí: Restaurante La Entrevista, en San Juan de los Terreros. Fue uno de los locales que más nos gustó del viaje, junto con Salitre en Almería capital. Uno de los camareros, Darwin, tuvo parte de «culpa» en que la experiencia fuese aún mejor. Pedimos:

-gambones rebozados para Pelayo y salmorejo para mí

-steak tartar

Restaurante La Entrevista. Pulpi

-berenjenas fritas: las más ricas que hemos comido hasta la fecha)

Restaurante La Entrevista. Pulpi

-alcachofas con jamón y salsa de foie

-milhojas con rema de turrón y chocolate (puede parecer en la foto que va a ser pesado y nada más lejos de la realidad)

Restaurante La Entrevista. Pulpi

Aprovechamos para probar un vino blanco de la zona que tenían en la carta: Cristina Calvache, que nos gustó. Pagamos por todo, con agua, pan y cafés, 68’5€, una ganga. El local está a pie de playa, en una zona preciosa, la comida fue de diez y el trato del personal insuperable, nos encantó.

Mina Rica

En cuanto acabamos de comer nos dirigimos rápidamente hasta el centro de interpretación de la Geoda de Pulpí, donde pagamos la entrada (22€ por persona) y a los pocos minutos nos recibió la guía, que nos entregó un gorro de papel y un casco a cada uno. Por cierto, hay que dejar todo en el coche: mochilas, riñoneras, bolsos, etc. La visita duró alrededor de una hora y consiste en caminar por diversas galerías de la Mina Rica a medida que van explicando cuestiones muy interesantes: materiales, vetas, historia, técnicas de minería, luminiscencia de algunos materiales, etc.

Finalmente se visita la magnífica geoda, que es la segunda más grande del mundo pero si hablamos de visitables, ésta de Pulpí es la mayor. Persona por persona se coloca un par de bolsas de plástico en las manos y una mascarilla que le da el guía y entra en la geoda a través de un par de escalones, introduciendo el tronco hasta la cintura. La guía ilumina los cristales y se ve una imagen espectacular. La geoda tiene 8 metros de largo, 2 metros de ancho y 2 metros de alto.

Geoda de Pulpí

Como dentro no se pueden hacer fotos, la guía va haciendo con su cámara a los asistentes en los puntos que deseen y tras la visita se envían todas las fotos a un mail por sólo 1€, una gran idea. La visita nos encantó, nos pareció muy interesante. Con el mismo ticket se puede visitar el Castillo de San Juan de los Terreros, que en realidad es una batería de artillería, así que hasta allí nos dirigimos. Se encuentra en una colina, con bonitas vistas de la costa y playas.

Castillo de San Juan de los Terreros

Pagando un euro más en la entrada se puede hacer una visita 3D por la mina y al interior de la geoda así que lo pagamos y la verdad es que está muy bonita. Además hay una pequeña exposición de minerales, objetos típicos de la zona, etc. Fue una visita muy corta, la verdad.

Vistas desde el Castillo de San Juan de los Terreros

De ahí nos dirigimos a la Playa de los Cocedores, llamada así porque al parecer allí vivían los artesanos el esparto con sus familias, en cuevas excavadas en el terreno. Está en el límite entre Almería y Murcia (municipio de Águilas). Como ya eran más allá de las 18 horas cuando llegamos no tuvimos problema para aparcar.

Playa de los Cocedores

Primero dimos una vuelta por las espectaculares cuevas pero es una pena porque la gente las usa para hacer sus necesidades o incluso en una había un colchón, creo que debería de cuidarse más y organizar algún tipo de visitas para que no se pierda el patrimonio. La cala es preciosa, poco profunda y con agua a buena temperatura así que nos dimos un buen baño después de todo el calor del día.

Tras el baño recogimos a nuestro amigo Toni en la estación de bus de Vera, pues había salido ese mediodía de Málaga y tras dos autobuses y unas cuantas horas de viaje (Málaga-Almería y Almería-Vera) llegaba sobre las 19 horas. De ahí nos fuimos al Hotel Marina Rey, en Vera, donde habíamos reservado dos apartamentos a través de Booking: el nuestro por 45€ un poco más cutre pero con salida directa a la zona de piscinas, y e de Tony por 50€, en las plantas altas, más cuidado; en ambos casos de gran tamaño y sin desayuno.

Como nos había gustado tanto el Restaurante La Entrevista, volvimos con Toni a cenar. Darwin y el resto del equipo se alegraron mucho al vernos. Esta vez pedimos:

-Ensalada de tomate con anchoas del Cantábrico (en la foto se ven también unas costillas de aperitivo que nos pusieron con las cañas)

Restaurante La Entrevista. Pulpi

-Mojama de atún

-Huevas de maruca, excelentes

Restaurante La Entrevista

-Pata de pulpo

-Morrillo de atún

Restaurante La Entrevista

Nos invitaron con las cervezas que tomamos antes a unas huevas de maruca que estaban excelentes. Para beber pedimos un vino tinto de Almería llamado La cabra y la bota, que nos gustó, pagando por todo 107,2€. Fueron tan abundantes las raciones que no nos quedó sitio ni para postre…

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