Durante nuestra estancia en Sicilia tuvimos la oportunidad de visitar una bodega situada en la localidad de Vittoria, provincia de Ragusa, llamada Azienda Agrícola Cos. El lugar es idílico, casi de cuento diría yo, pues las edificaciones, la bodega, el entorno son inigualables; además disponen de un pequeño alojamiento (8 habitaciones), llamado Locanda Cos, que se trata de una casona del siglo XIX con piscina, donde se debe de estar de lujo (qué maravilla poder dormir entre tranquilos viñedos). El terreno linda con los ríos Ippari y Dirillo, entre las montañas de Iblei y el Mar Mediterráneo, dando características propias a sus uvas.
En la zona hay una gran tradición vinícola, por ejemplo en el Museo Arqueológico de Siracusa se exponen objetos relacionados con el vino que datan del siglo III A.C., alcanzando su mayor punto de negocio al exterior alrededor del siglo XIX (de ahí la tradición alfarera de Caltagirone, que visitamos más adelante, pues elaboraban ánforas de transporte, algunas halladas en los fondos marinos).
Esta zona se encuentra dentro de la DOCG Cerasuolo di Vittoria, elaborando vinos con Nero d’Avola/Calabrese y Frappato en porcentajes respectivos de 50-70% y 30-50%, incluyendo los municipios de Ragusa, Vittoria, Comiso, Acate, Chiaramonte Gulfi, Santa Croce Camerina, Niscemi, Gela, Caltagirone, Licodia Eubea, Riesi, Butera, Mazzarino y Mazzarrone. Se elaboran dos versiones: Doble Cerasuolo di Vittoria y Cerasuolo di Vittoria Classico (permitido sólo en los municipios de la provincia de Ragusa: Acate, Comiso, Chiaramonte Gulfi y Vittoria). El Classico incluye 18 meses de afinamiento, por lo que tendrá un color granate y notas más complejas. Por cierto, DOCG significa Denominazione di origine controllata e garantita.
Nuestra gran suerte fue que la visita corrió a cargo de su enólogo, Biagio, enamorado del vino y simpático a partes iguales, la verdad es que disfrutamos muchísimo de su compañía y saber. Se preocupa de la elaboración desde la viña, tratando de mantener el suelo vivo. Cuando hay que tratar las fincas se utilizan productos respetuosos pero como se trata de localidades soleadas y con viento apenas detectan problemas de hongos. Los principales escollos con los que luchan es la sequía, pues hay días de verano que la temperatura puede rondar los 50 grados.
Las variedades que utilizan son blancas (Moscatel blanco, Moscatel de Alejandría/Zibibbo, Grillo, Catarratto, Inzolia, etc) y tintas (Nero d’Avola/Nero di Lupo, Frappato, Merlot, Cabernet Sauvignon, etc) principalmente de la isla; las foráneas fueron plantadas sobre los años 80.
El germen de la bodega nace de la amistad de tres amigos que en 1980 decidieron embarcarse en el proyecto: Giambattista Cilia, Cirino Strano y Giusto Occhipinti, de ahí el nombre de Cos, que proviene de la unión de las tres iniciales de sus apellidos. En ese momento eran los elaboradores de vino más jóvenes del país, valiéndose de la antigua bodega familiar de Cilia así como de los viñedos anexos. Con los años se trasladaron a las instalaciones actuales.
Siempre han sido fieles a sus principios de hacer vino de calidad, realizando muchas de las actividades a mano, respetando el medio en el que habitan, el calendario lunar para distintas tareas agrícolas, etc. Por otro lado les gusta probar diferentes elaboraciones así que disponen de tanques de cemento, ánforas, madera de diferentes orígenes, etc. Su labor revolucionó DOCG Cerasuolo de Vittoria que, por cierto, es la única DOCG de la isla. Los vinos de esta región solían ser muy alcohólicos, demasiado hechos. Tras probar mucho vino de la zona demostraron que con Nero d’Avola se pueden hacer buenos vinos y además con larga vida.
También desarrollan un proyecto de fitodepuración de aguas residuales de la bodega, elaboración de compostaje a base de restos de poda, etc., buscando siempre el respeto y la calidad. También producen aceite, valiéndose de 18 hectáreas de olivos centenarios, basándose en los mismos principios de la agricultura biodinámica.
Comenzamos con un paseo por los viñedos, posteriormente vimos la prensa, la sala de depósitos de cemento, la curiosa sala de ánforas, el cementerio, la sala de barricas y finalmente tuvimos la oportunidad de probar varios vinos que os muestro a continuación:
–Espumoso 2014: un blanc de noirs elaborado con Frappato del que sólo se elaboraron 500 magnums. Tras cuatro horas de maceración, fermentó en ánfora y luego pasó un año en cemento, degollado en 2019. La bodega comenzó a hacer vino espumoso en 2012.
–Zibibbo blanco: Moscatel fermentado en cemento para posteriormente pasar unos 8-9 meses en ánfora.
–Pithos 2016: vino blanco elaborado con Grecanico. Se fermenta en ánfora y se deja con pieles. Tras prensar se pasa a cemento dos meses.
–Pinthos 2018: vino tinto elaborado con Nero d’Avola (60%) y Frappato (40%), con pieles en ánfora y cemento. En este caso se hacen maceraciones largas.
–Pinthos Rosso 2020: elaborado a base de Nero d’Avola. Según nos contaron los vinos típicos de Cerasuolo de Vittoria.
–Cerasuolo de Vittoria Clasico: probamos varias añadas, 2006, 2012 y 2018, elaborados a base de Nero d’Avola (60%) y Frappato (40%). Pasa un año por cemento, un año por barricas de 40 hectolitros y un año en botella.
–Contrada 2018: elaborado con Nero d’Avola que proviene de viñedos que cuentan con 60 años de vida. Pasa un año y medio por barrica para luego afinar en botella.
–Contrada Labirinto 1998: elaborado a base de Nero d’Avola.
Sólo puedo decir que estaban todos excelentes, no encontramos ninguno que no beberíamos con habitualidad (cada uno para un momento, evidentemente). Biagio y Cos nos despidieron con una maravillosa apuesta de sol con el Etna de fondo.
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