
A principios de Diciembre, aprovechando el puente, decidimos hacer la subida al Monte Pindo que tantas veces nos había sugerido nuestro amigo Borja. Reservamos entonces una habitación en un alojamiento que le encanta, Casa Rural Santa Uxía, en Ézaro-Dumbría, y organizamos la caminata para el día siguiente.
La reserva de las habitaciones se hizo a través de Booking, pero también se puede hacer directamente en la web del alojamiento. Por aquel entonces la casa llevaba abierta unos ocho años, disponiendo de siete habitaciones con baño privado. Cuenta también con un restaurante en la parte baja, llamado LANDUA, que comenzó a funcionar hace sólo dos. Este último está gestionado por Alberto y María, una pareja muy joven que derrocha ganas y profesionalidad a partes iguales.

El día señalado, como Borja y Sara tenían que trabajar, no pudieron llegar a la casa rural antes de las 23 horas. La cocina no suele abrir hasta tan tarde pero hicieron una excepción, pues éramos los únicos huéspedes, y la verdad es que lo agradecimos, pues pudimos degustar unos exquisitos platos.
Alberto es el chef y prefiere no tener carta en el restaurante, así organiza cada día un menú degustación de cinco platos más postre, según producto de mercado, por el módico precio de 28€ (bebida aparte). La carta de vinos no es muy amplia pero las referencias están escogidas con cariño y acierto, además les gusta ir probando y añadiendo cosas nuevas. Éste fue el menú que nos preparó Alberto:
1.Albacora marinada y ahumada con remolacha y cebolla roja confitada
3.Canelón de gallo de corral con trufa blanca y negra
4.Sargo con crema de apionabo y avellanas
5.Lomo bajo de vaca de Bandeira, con 50 días de maduración, acompañado de batata, cebolla y piquillo
6.Minitarta de limón
Los platos eran elegantísimos, con una acertada combinación de ingredientes, originales y bien presentados. Me pareció un menú muy divertido y completo, creo que Alberto tiene un gran porvenir. Para beber pedimos las siguientes botellas:
–A Torna dos Pasás 2014, elaborado con Brancellao, Caíño Longo, Ferrol y Caíño Redondo por Luis Anxo Rodriguez, DO Ribeiro.
–Veigamoura 2013, monovarietal de Albariño, perteneciente a la DO Rías Baixas.
Tras la cena estuvimos hablando largo y tendido con Alberto y María, todo un placer. Después nos fuimos a dormir a las bonitas habitaciones con las que cuenta la casa rural, con vistas al embalse de Santa Uxía.

Al día siguiente la madre de María había preparado un espectacular desayuno para nosotros, compuesto por enormes tostadas de un riquísimo pan “de verdad”, mermeladas, bizcochos y yogures caseros, embutido, fruta y un largo etc.. Fue todo un placer degustar estas viandas con las vistas que hay desde el comedor.
Tras la estupenda estancia pagamos la cuenta (158€ por pareja, lo cual me pareció un precio fantástico, pues está incluído noche de hotel, magnífica cena degustación, bebidas y completísimo desayuno) y nos despedimos, agradeciendo el trato recibido. Si queréis ver fotos de la habitación, alrededores, etc., pinchad aquí aquí.

Nos dirigimos en coche hacia el Monte Pindo, parando antes para ver y fotografiar la espectacular Fervenza de Ézaro, de 40 metros de altura. El río Xallas, al parecer, es el único de Europa que desemboca en el mar de este llamativo modo, en forma de cascada. Por la noche la iluminan y, según nuestros amigos, es digna de ver; nosotros tendremos que comprobarlo en otra ocasión…
El río Xallas está retenido por las presas de Fervenza, Castrelo y Santa Uxía; hace un tiempo no se podía ver la cascada más que a algunas horas concretas en las que abrían las compuertas pero, según la web del Concello de Dumbría ahora ya se puede disfrutar de esta maravilla durante las 24 horas de todos los días del año.
De allí nos dirigimos por la costa al Monte Pindo, macizo granítico de 627 metros que se encuentra muy cerca de la Playa de Carnota. Se le conoce como el Olimpo Celta, quizás por el abundante número de leyendas que hace referencia a esta mágica zona.
Dejamos los coches aparcados detrás de la Iglesia de O Pindo, en donde hay un cartel que marca los puntos más importantes de la ruta. Comenzamos la caminata justo por donde está otro cartel que marca el Monte Pindo.
Por cierto, os encontraréis numerosas piedras sueltas en el camino, por lo que os recomiendo llevar un calzado apropiado. También fuimos provistos de bocadillos y abundante agua, pues entre subida y bajada os puede llevar alrededor de 4-5 horas, dependiendo de la forma en la que estéis y las paradas que hagáis.
Al inicio hay un camino marcado por unos muretes, bastante irregular y con algo de pendiente.
Al rato alcanzamos O Pedrullo, en donde están los restos de una construcción medieval, la Fortaleza de San Xurxo. Al parecer hubo más fortalezas por la zona pero ya no quedan restos de las mismas en la actualidad.
Durante toda la ruta podréis apreciar la infinidad de bolos que origió la erosión del granito, originando curiosas formaciones que probablemente dieron lugar a numerosos mitos y leyendas. Además las vistas del entorno son impresionantes.
Tras un repecho se alcanza una zona bastante llana en la que se pueden apreciar los restos de unas Minas de Wolframio. Hay riachuelos que forman pequeñas pozas en las que podréis meter los pies o admirar la fauna local, como los tritones. También es probable que veáis caballos salvajes durante la caminata.
En esta zona está el llamado Guerrero del Pindo, una imponente figura cuya historia dice que protegía a la Reina Lupa.
A continuación vuelve a picar el camino pero merece la pena porque vimos los famosos Carballos enanos (Quercus lusitanica), que al parecer son muy escasos y se salvaron milagrosamente de varios incendios que sufrió la zona. Esta especie, al parecer, se puede observar también al sur de España y en Marruecos.
La Asociación Monte Pindo lucha para que la zona sea declarada Parque Natural y así proteger ésta y otras especies, acabar con el vandalismo y los incendios, etc. Nosotros vimos bastantes marcas que dejó el último incendio de la zona, una pena…
Tras el último esfuerzo alcanzamos la cumbre, en donde se encuentra la Pedra da Moa, que cuenta con huecos naturales excavados de la erosión (pías). Según cuentan, el agua que queda acumulada tras las tormentas en estas cazoletas naturales goza de numerosas propiedades. Otras historias reconocen a este lugar como habitual en los ritos mágicos de la zona.
Desde este punto hay unas espectaculares vistas de los alrededores pero también mucho viento, llevad ropa de abrigo. Borja me señaló una marca que había sobre la piedra que podría ser un Petroglifo.
Finalmente la subida nos llevó una hora y cuarenta y cinco minutos, haciendo varias paradas breves, de sólo unos minutos, para beber y poco más. Una vez en la parte más alta, guarecidos detrás de una piedra, comimos los bocadillos.

Tras media hora iniciamos el descenso, lo que nos llevó una hora y veinte, prácticamente sin paradas. Hay que ir concentrado en el terreno porque es muy irregular. Ya en la Iglesia de O Pindo nos encontramos con Sara, que como tenía una lesión de espalda había decidido no hacer esta vez el ascenso y nos esperó abajo, caminando por la playa de Carnota.
Cogimos los coches y paramos a tomar un café en un bar que nos encontramos por el camino. De ahí nos dirigimos a la Playa de Carnota con el fin de tirarnos un rato sobre su fina y blanca arena a descansar. Tuvimos la suerte de poder observar un bonito atardecer.
Hay que decir que es la playa más larga de Galicia, con 7 km, y quizás una de las más espectaculares. Además cuenta con un cordón dunar y la Laguna de Caldebarcos en donde podréis ver distintas especies de aves (cormoranes, alcatraces, garzas, etc.). Desde la playa hay buenas vistas del Monte Pindo.
En esta localidad también se encuentra el hórreo más largo de Galicia, con más de 30 metros, pero que tuvimos que dejar para otra ocasión porque se nos hizo de noche.
En esta zona, que pertenece a la Costa da Morte, hay numerosos pueblos marineros por los alrededores que merece la pena visitar: Cee, Corcubión, Finisterre, Muxía, Louro, Muros, Noia, etc. Sin embargo nosotros trabajábamos al día siguiente así que tristemente tuvimos que dirigimos a nuestros respectivos hogares, tras pasar un estupendo y soleado día (a pesar de ser Diciembre).
Dejar una contestacion
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.