Una vez quitado el agobio de la venta del piso, el sábado lo dedicamos por fin a relajarnos y hacer un poco de turismo por la isla, no sin antes pegarnos un buen desayuno, incluyendo un par de pasteles de El Aderno, qué buenos estaban y qué recuerdos más buenos me trajeron.
Mirador Bailadero en Anaga
Cogimos el coche y Pelayo me llevó por una preciosa ruta: desde Santa Cruz tiramos hacia San Andrés, El Bailadero, Las Mercedes, La Laguna, La Esperanza, El Portillo, El Teide, Vilaflor, San Miguel, Granadilla, Chimiche, El Tajao, Radazul. Él vivió once años en la isla así que la conoce muy bien.
Taganana
En Taganaga hay unas vistas impresionantes desde EL BAILADERO, además tuvimos suerte que el día estaba despejado. Además del Bailadero hay más miradores a lo largo de la ruta desde donde se ven los valles y montañas, que acaban en el mar, pudiendo admirar la espectacular vegetación y fauna de la zona. En esta zona hay volcanes extintos, antiguos asentamientos guanches, plantaciones de vid para vino, etc.
Taganana
Cerca de La Laguna paramos en el mirador de JARDINA, desde donde se ven las fértiles tierras de la zona y sus dispersas poblaciones.
Mirador de la Jardina
Tras varias paradas paisajísticas iniciamos el ascenso al PARQUE NACIONAL DEL TEIDE, encontrándonos por el camino una simpática concentración de seiscientos. Este bien natural fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 2007. No hace falta que diga que el Teide es el pico más alto de España con 3.718 metros pero igual desconocéis que es el Parque Nacional más visitado de España y Europa, y el segundo del mundo, con tres millones de personas al año. Además es el tercer volcán más alto del mundo medido desde su base en el lecho oceánico, tras dos hawaianos. El volcán sigue activo, habiendo sido la última erupción en 1798.
El Teide entre la niebla
Hay mucha fauna y flora autóctona, pero al parecer la más emblemática es la Violeta del Teide (Viola cheiranthifolia), única en el mundo, que aparece a partir de los 2.500 metros y al parecer es bastante difícil de ver.
Famosos estratos acuñados «LA TARTA»
Vimos el OBSERVATORIO DE IZAÑA (se instaló aquí porque junto con Hawai, Chile y La Palma, Tenerife cuenta con el mejor cielo del mundo para observar las estrellas), LA TARTA, el LLANOUCANCA, los ROQUES DE GARCÍA, LOS AZULEJOS (alteraciones hidrotermales), el PARADOR NACIONAL, el ZAPATO DE LA REINA, etc. Tuvimos la suerte, como apenas había nubes, de ver La Gomera y El Hierro cuando bajamos por el otro lado del volcán.
Observatorio de Izaña y El Teide
No cogimos el teleférico esta vez, pues ya habíamos subido en otras ocasiones, pero es una actividad que os recomiendo si disponéis de tiempo. Hay que saber que no os deja arriba de todo, sino que hay que caminar hasta la cumbre durante unos 40 minutos (sacando previamente un permiso gratuito, que se recomienda tramitar con toda la antelación posible).
Roques de García (con el árbol de piedra en el centro que aparecía en los billetes de mil pesetas)
Vistas de la Gomera y el Hierro
Tras la visita paramos a comer en el restaurante EL ROCÁS, en El Tajao, que es un local que se encuentra al lado de una bonita playa de guijarros. Fue el restaurante que más me gustó de todos los que estuvimos esta vez. Al entrar hay un arcón con el pescado del día y entonces una amable mujer pregunta a los comensales qué quieren; hay que señalar lo que queremos para comer y ella lo mete en una bandeja que pasa a cocina y de allí directamente a la mesa en el orden que se le pida.
Playa de guijarros
Nosotros cogimos Lapas, Morena, mini Pulpos y una Vieja. Para mí todo era novedad, pues en Galicia no se comen estos productos. A continuación nos adjudicaron una mesa y nos trajeron los típicos mojos verde y rojo, muy buenos. Para beber pedimos un vino blanco muy rico, BRUMAS DAYOSA, de la DO Valle de Güimar, elaborado con variedad Listán Blanco.
Restaurante El Rocás
De aperitivo pedimos una ración de queso frito que sirven con tres salsas: miel de palma, mermelada de arándanos y mermelada de higos. Luego trajeron lo que habíamos escogido en la puerta: Lapas con mojo verde (la verdad es que las grandes son duras pero las pequeñas son muy sabrosas), Pulpitos fritos riquísimos, Morena y que hay que freírla mucho y muy bien, con un sabor totalmente nuevo para mí), y una Vieja a la plancha acompañada por las buenísimas papas arrugadas y mojos. Estaba todo excelente.
De postre pedimos un par de Cremas de yogur con tocinillo del cielo (no son hechos por el restaurante, sino que pertenecen a la famosa casa Doña Laura, muy típicos en la isla), pues Pelayo tenía muchísimo antojo de este postre que tanto había comido durante los años que vivió en Tenerife. Pagamos 59 euros por todo, el servicio fue muy rápido y agradable y la comida estaba muy buena. Me gustó mucho este sitio, repetiría siempre, pero si vais llamad para reservar o presentaron pronto, pues habitualmente está muy lleno. Pinchando aquí podéis leer la opinión que subí a Tripadvisor del local.
Después de comer nos acercamos a RADAZUL, en donde Pelayo había quedado con sus amigos Marco y Ángela, que estaban con sus dos hijas, Paula y Ana. Pasamos con ellos una tarde muy agradable.
Radazul
Cuando cayó la noche volvimos a Santa Cruz y nos preparamos para el cumpleaños de unos amigos moteros de Pelayo, Carlos y Lola, pues él hacía 50 años. Lo celebraban en un bar de su barrio, La Cuesta. Estuvimos hasta tarde tomando copas con ellos y sus amigos mientras fuera no paraba de llover…
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