Diario de París 2012. Día 4: Torre Eiffel, Garnier, Lafayette

Decidimos otra vez ir a ver la TORRE EIFFEL, pues no podíamos abandonar París sin que Pelayo subiese a ella. Sin embargo el cansancio ya empezaba a notarse así que nos levantamos un poco más tarde que los días anteriores. Desayunamos y cogimos el metro hasta Trocadero. Ese día había una concentración de 4×4 pertenecientes al RALLY DE LAS GACELAS (el París-Dakar femenino) así que Pelayo volvió a flipar.

Nos pusimos a la cola para subir la Torre Eiffel y pasamos un rato horroroso porque hacía más frío del que habíamos imaginado y además empezó a llover y no llevábamos paraguas ni impermeable. Esperamos 2 horas hasta que pudimos comprar las entradas para subir en ascensor; quizás se juntó que llegamos ya a las 11:00 y que era sábado… Yo tuve que coger un impermeable en uno de los chiringos que había en la base de la torre porque estaba muerta de frío. No me duró ni un par de horas, pues se rompió todo…
Vehículo del rally de las Gacelas

Si llegamos a saber que por las escaleras sólo se sube hasta el primer piso las hubiéramos comprado directamente,  porque apenas había cola, no son tantas como parece y encima es más barato (además de haber entrado en calor). Cogimos el primer ascensor, que nos dejó en la 2da planta y de allí subimos directos a la 3ª. Estas colas iban más rápidas que la de abajo, pues había 4 ascensores, menos mal… Las vistas desde arriba son impresionantes y la subida entre las vigas de metal es una experiencia inolvidable.

Al rato bajamos a la 2da planta, en donde hay carteles que van indicando cuál es cada uno de los monumentos que se divisan. También dan información sobre la ciudad y sobre la torre así que estuvimos un buen rato leyendo. Subimos nuevamente en el ascensor, esta vez a la 1ª planta y ya teníamos un hambre horrorosa, pues pasaba de las 15 horas. Encontramos un restaurante que ofrecía un menú con 1º, 2º y postre por 24 euros (sin bebida) así que nos pareció fabuloso y entramos. Estábamos desfallecidos…

Como ya quedaba poca gente en el comedor nos sentaron en la cristalera que daba a Trocadero, con unas vistas impresionantes. Comimos: Huevos cocidos con mayonesa/Ensalada de 1º y Pasta con setas y castañas/Atún con risotto de aceitunas de 2º. Pedimos cada uno una cosa para probarlo todo. De postre tomamos una mousse de queso con dulce de castañas. Para rematar Pelayo pidió un café (3.5euros). Para beber pedimos carafe d’eau, con lo cual nos salió muy económico y con el lujo de estar comiendo en la Torre Eiffel.

Comida en la Torre Eiffel
 Luego bajamos el último piso andando, pues ya no funcionaba el ascensor, pero llegamos enseguida. Al final la visita a la torre duró desde las 13h hasta las 17h. Cogimos nuevamente el metro y salimos en la ÓPERA DE GARNIER, que es preciosa. Allí había 12 chavales tocando juntos distintos instrumentos y lo hacían fenomenal, por lo que nos sentamos un rato en las escaleras para escucharlos.
Ópera Garnier

A continuación visitamos las GALERÍAS LAFAYETTE, que están al lado de la Ópera, pues Miriam nos había dicho que tienen una terraza en el último piso desde la que hay unas magníficas vistas. La cúpula del edificio que se divisa es preciosa. Aprovechamos para comprar 3 cajitas de caramelos con la foto del Arco del Triunfo para regalar y varios libros en francés para mí.

Finalmente subimos a la terraza, pues nos costó un poco encontrarla, y la verdad es que es un sitio mágico. El suelo es de césped artificial y me imagino que en verano invita a tumbarse allí un rato al sol. En este lugar Jules Vedrines aterrizó por primera vez en la historia con una avioneta sobre la terraza de un edificio de una gran ciudad.
Vistas desde la terraza de las Galerías Lafayette
Caminamos hasta la PLAZA VENDÔME, cruzamos las TULLERÍAS y, finalmente, cogimos el metro en la ASSAMBLÉ NATIONALE hasta casa. Hoy nos dimos una buena paliza… Cuando llegamos al piso, resulta que Patou, el novio de Miriam, acababa de llegar de esquiar en los Alpes así que picamos algo de queso que había traído y luego se marcharon de fiesta con unos amigos. Nosotros no tuvimos fuerzas para ir con ellos…
Maravillosa Plaza Vendôme

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