Gran Canaria día 4: Bandama, Teror, Moya y Arucas

LUNES 26/04/2021

Nos levantamos en la preciosa habitación del Hotel Villa Bandama Golf y nos dirigimos al comedor, donde había un despliegue de viandas como pocas veces he visto, pues no había nada que no me gustase: humus, guacamole, embutidos, quesos, fruta, tortilla, etc. A mayores te preparan algún plato en el momento, nosotros pedimos huevos con bacon.

Vistas desde la habitación del Hotel Villa Bandama
Monumental desayuno

Tras el insuperable desayuno nos pusimos la ropa de caminar y nos acercamos en coche hasta la Caldera de Bandama, que es un antiguo volcán por el que discurre una ruta alrededor del borde del cráter; justo al lado se encuentra el Pico de Bandama, que juntos constituyen el Monumento Natural de Bandama, dado su interés geológico. Ambos provienen de la erupción volcánica más reciente de Gran Canaria, hace aproximadamente 1975 años. Podréis observar algunas especies de fauna endémicas, como el lagarto gigante de Gran Canaria, e incluso alguno único de Bandama, como la araña Dysderia  bandamae, la tijereta Guanchia bandamensis y el escarabajo Attalus bandamae. Lo mismo ocurre con la flora, siendo originario de Bandama, y además en peligro de extinción, un arbusto llamado la Dama de Bandama (Parolinia grabiuscula).

Caldera de Bandama

Aparcamos en el borde de la carretera, al lado justo del cartel que marca la ruta, y comenzamos a caminar por el borde del cráter. La primera zona es un poco complicada porque hay mucha piedra suelta y se resbala (el llamado «picón», que en realidad es ceniza volcánica), además de que hay que subir un par de cuestas importantes. Las vistas y la vegetación son estupendas pero no hay ni una sombra en la que meterse así que os recomiendo ir protegidos con factor solar, gorro y agua, además de buen calzado.

Caldera de Bandama
Subida

Según la web oficial de Turismo de Gran Canaria la caldera tiene un diámetro en su parte superior de 1100 metros y la caldera unos 200-250 de profundidad. Al parecer el nombre de Bandama proviene de Daniel Van Dam, uno de los colonos, de origen flamenco, que poblaron la zona en el siglo XVI. Podéis ver un corto vídeo de la caldera que grabé desde el punto más alto pinchando aquí.

Caldera de Bandama
Interior del cráter

Cuando llegamos a la carretera, tras dar casi una vuelta completa al cráter, lo que nos llevó sobre una hora y quince minutos, accedimos a través de una verja a un parque. Allí hay un mirador y el acceso a la parte central del volcán (el recinto abre de 8 a 17 horas). Comenzamos a bajar, primero escalones para luego volver a encontrar suelo de picón, algo resbaladizo. La bajada fue rápida, pues en 10-15 minutos llegamos a la parte central del cráter. Investigamos por la zona, encontrando restos de una casa antigua con bodega, establo, lavadero, zona de cultivo, lagar, prensa, etc; se trata de un conjunto etnográfico que pertenece al Monumento Natural de Bandama. Además había una casa pequeñita que estaba totalmente cerrada que, según nos explicaron después, perteneció a un hombre que vivía allí y que, con 90 años, tuvieron que llevárselo por la dificultad del terreno y los problemas de salud. Por la vegetación recuerda a un oasis, es un lugar muy bonito y mágico por lo que os recomiendo bajar si tenéis tiempo y estáis en forma, pues la subida ya no fue tan sencilla… La subida fue sin prisa pero sin pausa, llevándonos sobre 20 minutos.

Caldera de Bandama
Construcciones abandonadas

Una vez arriba nos topamos con un bar así que nos sentamos a tomar un par de cervezas (5’5€), que nos las habíamos ganado, qué manera de sudar con la humedad, menos mal que estaba nublado… Volvimos al hotel, nos duchamos y buscamos un lugar para comer: yo llevaba un listado de locales que había por la zona pero estaban todos cerrados por COVID o porque era lunes. Paramos a echar gasolina en una pequeña estación y aproveché para preguntar a un chaval por un sitio para comer, recomendándonos La Brega, en San Mateo, así que para allí nos dirigimos. Aparcamos en la misma calle del local y rápidamente nos asignaron una mesa en la terraza, bastante concurrida con gente local (buena señal). Pedimos las siguientes preparaciones:

-Morcilla dulce frita y papas arrugadas

Restaurante La Brega

-Carne de cabra para Pelayo, que tenía antojo desde hace mucho tiempo de este plato

Restaurante La Brega

-Ensalada para mí, pues tenía poca hambre después del monumental desayuno

Restaurante La Brega

Resultó estar todo delicioso y el personal muy amable, por lo que fue una gran recomendación. Además pedimos un agua, un cañón de cerveza y un café, pagando por todo 35’15€. De ahí nos dirigimos a Teror, dejando el coche aparcado en una de las calles. Caminamos por una bonita zona peatonal hasta el Ayuntamiento, la plaza, la fuente, etc.

Teror

Teror

Teror

Es muy famoso el embutido, sobre todo el chorizo, de Teror. Mi amigo Moki me dijo que había un local muy famoso donde es habitual pedir un bocadillo de chorizo (que es para untar) acompañado de un Clipper de fresa (de hecho me envió una foto y todo que os adjunto), no sé si tendré valor de probarlo la próxima vez que venga…

Chorizo de Teror y Clipper de fresa

Continuamos hasta Moya, donde vimos su famosa iglesia, Nuestra Señora de la Candelaria, que se encuentra  al borde del Barranco; estaba cerrada así que no pudimos ver el interior. Pasamos por delante de la Casa Museo de Tomás Morales, poeta nacido en esta localidad (cerrado también), y nos dirigimos a la conocida Casa Juana para probar los famosos suspiros de Moya. También estaba cerrada así que nos quedamos con las ganas. Otra de las atracciones de la zona es la Reserva Natural de los Tilos, dentro del Parque de Doramas, donde al parecer hay un bosque de laurisilva digno de visitar pero decidimos dejar la caminata para otra ocasión.

Moya

Moya

Seguimos hasta las Salinas del Bufadero, un lugar precioso principalmente por el entorno en el que se encuentra, pues son coladas volcánicas que llegaron al mar y el paisaje recuerda en cierta manera a otro planeta (podéis ver un pequeño vídeo pinchando aquí). Aparcamos el coche en la colina y bajamos andando por un pequeño caminito hasta las salinas. Por lo que leí en la web del Cabildo de Gran Canaria datan del siglo XVII-XVIII y formaban parte de un conjunto de varias salinas, de las cuales sólo sobrevivió la del Bufadero, catalogada como Bien de Interés Cultural.

Salinas del Bufadero y alrededores

Salinas del Bufadero

De repente salió del pequeño edificio un hombre y nos invitó a pasar, era el salinero. Se llamaba Román y, a pesar de estar ya jubilado, seguía yendo a trabajar a las salinas. Por lo que nos contó ya había trabajado allí su abuelo, hasta que murió repentinamente con 35 años. Nos explicó, como curiosidad, que la piscina más grande soporta 20.000 litros y es centenaria, las demás son más modernas, se han ido construyendo con el tiempo valiéndose de piedras volcánicas y algo de cemento.

Román

Al parecer recoge sal cada 20-25 días, lo que da un resultado de 11-12 cosechas al año, que entre todas las piscinas supone 4000 kilos de sal en total. Por lo que nos explicó se trata de sal de sol, pues a medida que se evapora el agua por la acción solar, produce la precipitación del cloruro de sodio. Además nos comentó que, cuando llueve, las piscinas adquieren tonalidad rosa, como pudimos observar dado que estaba lloviznando. He leído en artículos que este fenómeno podría deberse a la existencia de cianobacterias.

Salinas del Bufadero

Román se quejó de que la gente entra sin permiso, camina por encima de las piscinas, tira piedras, rompen cosas, etc., qué pena… Era un señor muy agradable y amable. Me permitió hacer una foto con un montón de sal que había recogido y que estaba secando en el interior del edificio; además nos regaló una bolsa de sal (nos quería dar un montón pero no podíamos llevarla en el avión) y no aceptó ni un euro a cambio. Queda ya poca gente como Román…

Detalle de las piscinas
Salinas del Bufadero
Román sacando sal

Volvimos al coche y como eran las 18:30 todavía paramos en Arucas, que es una localidad preciosa. Aparcamos en zona azul, pagando 1€ cuando volvimos. Paseamos por el parque, rodeado de edificios históricos, el Parque Municipal, la catedral (aunque en realidad es la Iglesia de San Juan Bautista), etc. Llamó nuestra atención el edificio de la Heredad de Aguas de Arucas y Firgas, una preciosa construcción del año 1912. Nos sentamos un rato en una terraza para tomar dos cañas y un vino, pagando por todo 10’5€. Decidimos comprar algo en un supermercado y cenar en el comedor del hotel, pues preguntamos a David, el dueño, por WhatsApp y nos dijo que no había ningún problema. Compramos entonces varios quesos canarios, ensalada, anchoas, una botella de vino blanco de El Grifo, etc. en un Hiperdino de Arucas, antes de coger el coche, pagando 32’22€.

Edificio de la Heredad de aguas
«Catedral» de Arucas

Cuando llegamos al hotel nos fuimos directos al comedor, donde nos encontramos a David así que compartimos mesa y charla con él. Por lo que nos contó vivió en varios países (Suecia, Chile, Canadá, etc.) debido a que su padre, Ingeniero de Minas,  era frecuentemente cambiado de destino. Sobre las 12 y algo me fui a dormir pero Pelayo y David se quedaron hasta tarde hablando de golf y mil cosas más. Por cierto, hoy recorrimos en coche sobre 110 kilómetros.

Arucas

Nuestra idea inicial era pasar dos noches en el Hotel Villa Bandama Golf trasladarnos al sur, a otro hotel, pero ninguno nos convenció como éste así que hablamos con el dueño y alargamos la estancia hasta el jueves, pues la última noche sí que preferíamos pasarla en Las Palmas, con el fin de estar más cerca del aeropuerto. Nos mantuvo además el precio de 60€/noche, una ganga. Es un alojamiento del que guardamos un grandísimo recuerdo, ¡¡estamos deseando volver!!

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