Gran Canaria día 3: Bodegas Bentayga-Agala

Bodegas Bentayga

DOMINGO 25/04/2021

El día anterior por la mañana habíamos alquilado un coche en una de las oficinas de CICAR, cerca de la playa, concretamente un Opel Corsa 1.4GSI, hasta el Viernes 30 (7 días) por 100€ con seguro a todo riesgo y kilómetros ilimitados, una ganga. Lo dejamos aparcado en una calle paralela a Las Canteras, en zona azul (1’65€/hora) con el fin de ponerle sólo dos tickets, pues a partir del sábado a las 15 horas ya era gratis. El domingo nos levantamos pronto, desayunamos y dejamos la habitación del Hotel Verol. Cogimos el coche y nos dirigimos al punto de encuentro con Mario Reyes, el dueño de Vinófilos, y su hijo, pues íbamos a visitar con ellos Bodegas Bentayga.

Escultura de Lacaraba

Los seguimos hasta la casa de su amigo Juan, quien nos invitó a un café, y que se unía también a la visita. La casa de Juan era muy bonita y estaba llena de esculturas que hace él a base de cristal, madera, metal y materia orgánica como flores, hierbas, etc., firmando como Lacaraba; eran realmente originales.

Vistas desde el Pico de las Nieves: Roque Nublo y Bentayga

Vistas desde el Pico de las Nieves

De ahí nos fuimos primero al Pico de los Pozos de las Nieves, el punto más alto de la isla con sus 1956 metros, donde hicimos numerosas fotos (un día despejado se puede ver el Roque Nublo, el Bentayga, las dunas de Maspalomas, Tenerife con el majestuoso pico del Teide, etc), aprovechando para caminar por los senderos pedregosos de alrededor. Caminamos hasta otra zona cercana, llamada el Morro de la Agujereada, donde dimos un pequeño paseo entre la vegetación. Nos dijeron que semanas atrás había llovido bastante y por tanto el agua favoreció el crecimiento, de hecho había flores a rebosar, un paisaje precioso.

Morro de la Agujereada

Continuamos el trayecto hasta Bodegas Bentayga/Agala (nombre comercial), en el Valle de Tejeda. Se trata de un proyecto familiar iniciado por Juan Armas quien, nacido en la zona, decidió volver ya de mayor y dedicarse a su pasión, la naturaleza. Se inició en la agricultura plantando papas y viñas, pero también en la ganadería. Aprendió poco a poco a elaborar vino para consumo propio pero finalmente ordenó construir una serie de terrazas con muros de piedra, a lo largo de dos años, donde crecen a día de hoy varias de las viñas más altas del país. Actualmente cuentan con 11 hectáreas de viñedo propio en la cumbre de la isla, con suelos variados, entre 1050 y 1318 metros de altura; una pequeña parte se quemó durante los graves incendios de 2019 pero han vuelto a replantar. Como podréis imaginar, dado el desnivel, la mecanización del proceso es complicado.

Viñedos de Bodegas Bentayga

Las viñas están en orientación suroeste, recibiendo una media de 11 horas de sol al día, con una temperatura media de 19ºC y bajas precipitaciones (de hecho a menudo necesitan regar artificialmente, con agua del manantial de la Mina de Tejeda). Los municipios de Tejeda y Artenara, donde se encuentran los viñedos, fueron declarados en 2005 Reserva Mundial de la Biosfera por la UNESCO. Debido a la altitud y clima apenas se desarrollan enfermedades, siendo muy respetuosos con el medio ambiente (siguen los preceptos del cultivo ecológico desde hace cinco años). Como curiosidad hay que saber que la plaga de filoxera nunca llegó a Canarias por lo que aún se conservan en la isla cepas muy antiguas.

Mario y Sandra

Juan Armas tuvo seis hijos de los cuales Sandra continúa a día de hoy dirigiendo el proyecto, aunque todos participan en ciertos momentos como la vendimia o alguna decisión importante. Profesora de primaria, lleva once años dedicándose al mundo del vino. Sandra nos explicó que el edificio se sitúa próximo al viñedo de mayor altitud y que parte de las instalaciones están excavadas en piedra natural, formando una cueva en la que reposan las barricas, por darse allí condiciones muy estables (utilizan madera de roble americano, roble francés y húngaro). Todos los vinos pasan por madera porque la necesitan y por diferenciarse un poco del resto de bodegas (vino joven principalmente).

Cueva excavada en la piedra

a Marca comercial es Agala, que es una palabra aborigen, de origen bereber, que significa «monte alto» y además es fácil de pronunciar en muchos idiomas. Cultivan variedades tintas como la Listán Negra, Vijariego Negra, Castellana, Tintilla, Baboso Negro y Negramoll, además de blancas como la Listán Blanca, Vijariego Blanca, Albillo y Moscatel de Alejandría. En el caso de los tintos se elaboran por variedades para luego ensamblar siguiendo las directrices del enólogo, Daniel Viera. El único monovarietal que suele salir al mercado es el Listán Negro, pues Mario les pedía un vino canario para servir por copa en su vinoteca; al parecer no coge demasiado color y, en su momento, estuvieron a punto de arrancar las cepas. En cuanto a la madera, utilizan usada para tinto y nueva para blanco (cada año compran tres barricas nuevas de 500 litros).

Sala de catas con impresionantes vistas

Preguntamos a Sandra por qué eran más conocidos los vinos de Tenerife que de Gran Canaria y nos contestó que en esta última siempre hubo una importante industria de ron, de hecho se llegaron a arrancar viñas para plantar caña de azúcar. Al parecer se comía con ron por lo que el mercado de vino era escaso.

Algunas de las elaboraciones de Agala

Actualmente producen sobre 20.000 botellas al año pero la capacidad de producción de la bodega alcanza los 55.000 litros. También disponen de 300 olivos, con variedades arbequina y picual, para un proyecto de elaboración de aceite, pues al parecer se adaptaron muy bien. De momento llevan la aceituna a una almazara para obtener el aceite.

Vistas desde la terraza

Al final de la visita salimos a la estupenda terraza de la bodega desde donde se observa el Roque Bentayga (1404 metros), que da nombre a la bodega, el Roque Nublo (símbolo de la isla, a 1813m y 70 metros de altura), el Fraile (silueta que recuerda a un monje con hábitos en posición de rezo), etc. En la base del Bentayga hay cuevas donde los aborígenes realizaron petroglifos, entre ellos una cruz que aparece, por ejemplo, en las cápsulas de las botellas, corchos, etiquetas, etc.

Hoy en día podemos disfrutar de estos magníficos vinos gracias al proyecto que comenzó el padre de Sandra, hace unos 26 años. A día de hoy Juan, con 88 años, nos cuentan que es incansable y que sigue yendo a diario a la bodega a trabajar.

Pino, Alejandro, Luis y Sandra

Tras resolver un montón de dudas y preguntas procedimos a catar los vinos. Cada etiqueta lleva un número que se corresponde con la altura a la que están las correspondientes viñas con las que se ha elaborado:

1.Agala 1318 blanco 2020: elaborado a base de variedades blancas como Albillo criollo, Vijariego blanco/Diego y Moscatel de Alejandría, con trabajo sobre lías y una crianza de cuatro meses en barricas nuevas de origen francés.

Agala 1318 blanco 2020

2.Agala Tinto joven: elaborado a base de Vijariego Negro, Baboso Negro y Tintilla de viñas a 1175 metros de altitud, con 6 meses de madera usada (no dispongo de foto porque iba a ser embotellado en unos días). Si lo dejan 6 meses más se convierte en crianza, por lo que sacan una partida de joven.

3.Agala Crianza 2015: tinto elaborado con Vijariego Negro y Tintilla a la que se les da una crianza de 12 meses en barricas usadas, altitud de 1212 metros.

Agala Crianza 1212 tinto 2015

4.Agala Vijariego 2015: el año 2015 fue tan bueno que decidieron reservar 100 botellas de cada variedad tinta por separado, antes de ensamblar, y darles una pequeña crianza de 4 meses en madera. Nosotros tuvimos suerte de poder probar una botella de Vijariego, que estaba estupenda (altura 1207).

Agala Vijariego 2015

5.Agala Dulcelena: vino naturalmente dulce que se elabora con viñas de Moscatel de Alejandría que se encuentran a 1190 metros de altitud, con el nobre de la madre de Sandra, Elena. Se le da una crianza en madera de 24 meses.

Agala Dulcelena

Mario se había encargado de llevar comida como para celebrar una boda: tortilla gigante, humus, ensaladilla (la mejor que he probado nunca), todo elaborado por Gonzalo, uno de sus cocineros. La idea era comer en el precioso salón con los vinos de Agala y otros que llevaba él. Al final Sandra, su hermana y respectivos maridos se añadieron a la fiesta, aportando un rico queso de oveja de la zona.

Tortilla, ensaladilla, queso, etc.

Mario y yo

Paso a relatar las referencias que trajo Mario:

6.La Fanega de Ruperto 2016: elaborado por Bodegas Marenas con Petit Verdot en Montilla (Córdoba). José Miguel Márquez es quien está detrás de este vino natural.

La Fanega de Ruperto 2016

7.De Diego Vega Spinola: vino elaborado con la variedad Diego por la bodega Vega Spinola siguiendo el método de criaderas y solera en Lanzarote. La etiqueta es elaborada cada año por un artista distinto, en este caso Juan Gopar. En la contraetiqueta nos informan que las vides provienen de una finca llamada Masdache, que pertenece a la familia desde antes de la erupción volcánica de 1730.

Vega Spinola

8.Los Tabaqueros 2016: elaborado a base de Sabro, Malvasía Aromática, Vijariego y Listán Blanco por Llanos Negros en La Palma. Al parecer las cepas cuentan con más de 80 años y se encuentran en ceniza volcánica.

Los Tabaqueros 2016

9.Malvasía 2017 Victoria Torres: vino dulce elaborado con dicha variedad por Victoria Torres Pecis en la isla de La Palma. Se trata de viñas en pie franco de las que sólo se elaboraron 1500 botellas.

Malvasía 2017 Victoria Torres

Aquí están todas las referencias:

Cata Agala y algo más

Tras la estupenda comida y sobremesa fuimos a dar un paseo por la montaña, donde nos mostraron una grieta excavada en la piedra a mano, cuyo fin fue hacer la pared del embalse de agua. También vimos un acúmulo de agua donde Sandra quería abrir una llave para que el agua pasase, sin embargo resulta que una de las tuberías estaba rota así que hubo que volver a cerrar el paso hasta que se reparase.

Grieta excavada en la piedra

Volvimos a la bodega y allí nos despedimos, tras pasar un día absolutamente perfecto. Pelayo y yo nos dirigimos entonces hacia el Hotel Villa Bandama Golf, en Santa Brígida, donde había reservado un par de noches por recomendación de nuestros amigos Diego y Eva. Por el camino me mareé pero conseguí dormirme y ya no desperté hasta que llegamos al mirador del Pico de Bandama (569m), donde bajé a hacer unas fotos (y porque me despertó Pelayo…).

Balsa de agua

El hotel resultó ser una auténtica pasada, con piscina, habitación acristalada con vistas al precioso campo de Golf (al parecer el más antiguo de España), desayuno, servicio muy amable, etc (por cierto, reservé dos noches por 120€). Esa noche no cenamos nada, pues habíamos comido bastante al mediodía (yo comí ensaladilla como si me fuese la vida en ello…). El dueño del hotel era un hombre medio sueco y medio canario, muy agradable e interesante, el cual nos permitió incluso lavar la ropa que llevábamos de deporte en su lavadora. Hoy recorrimos sobre unos 100 kilómetros en coche.

Hotel Villa Bandama Golf

Hotel Villa Bandama Golf

Sé el primero en comentar

Dejar una contestacion