Durante el viaje nocturno a Arequipa en bus me dormí un rato pero luego desperté por el frío que hacía en el compartimento, lo que me produjo escalofríos, retortijones y revoltura de tripa. Tuve que ir al baño a pesar de que habían avisado que las aguas mayores estaban prohibidas. Ya no conseguí dormir más en toda la noche. Llegamos a Arequipa sobe las 4:15 am y cogimos un taxi a la salida de la estación para que nos llevara a la Plaza de Armas (7 soles). Allí nos despedimos de los españoles que habían venido en el bus con nosotros y también de los colombianos, quedando con ellos para el día siguiente en la Plaza de Armas.
Llamamos a Bea y Borja para ver si querían venir y resulta que Bea seguía con 39 de fiebre así que decidieron ir al hospital que cubriera el seguro médico para lo cual Borja tuvo que llamar a USA para saber cuál nos correspondía y que le autorizasen la consulta. Moraleja: contratar seguros que tengan oficina en España para no tener que lidiar con el inglés americano. Se fueron en taxi y quedamos de mensajearnos a lo largo de la mañana. Volvimos el cuarto y al quitarme el pijama me vi una bola negra en la rodilla, sin saber de qué se trataba. Se la enseñé a Pelayo y resultó ser UNA GARRAPATA!!!!!! Como cuando llegamos al hotel no había luz no vi si ya la traía puesta o la cogí en las horas que dormimos en ese cuchitril. Pelayo me la quitó con alcohol y una de las agujas que llevaban Borja y Bea en su megabotiquín.
Fuimos a desayunar pero resulta que no se servía en el hotel, sino en un bar que había en un lateral de la Plaza de Armas. El camarero de este local fue la única persona antipática que encontramos en Perú, y parecía que lo tenía todo concentrado… Yo tomé una infusión de anís, pan con mantequilla y huevos fritos. Volvimos al hotel para lavarnos los dientes y nos dimos cuenta que el chico de la recepción sólo había estirado las mantas de la cama pero no había limpiado absolutamente nada. Aquí tenéis la crítica en Tripadvisor del hotel, que por cierto es de los peores en los que nos hemos alojado nunca.
Entramos primero en una sala en donde nos proyectaron un vídeo sobre el descubrimiento de Juanita, y otras momias más, por parte de un grupo de la comunidad científica en el volcán Ampato (6300m de altitud). Se cree que juanita fue una niña inca que fue ofrecida a los Apus o dioses de las montañas a modo de sacrificio. Juanita permaneció congelada en el Ampato hasta que hubo una erupción que abrió accidentalmente su tumba. La momia cayó al exterior, estando expuesta su cara al sol durante 4-5 días, lo que estropeó ligeramente esa zona pero en general está muy bien conservada. En esa situación fue encontrada por la expedición.
Varias muestras del tejido de su corazón fueron estudiadas en USA y de ellas se obtuvo ADN mitocondrial, concluyendo que Juanita tenía parentesco con tribus de Panamá y con antiguos grupos de Taiwan y Corea. Tras el vídeo comenzó la visita guiada a través de las salas del Museo, en las que se exponen numerosos objetos que fueron encontrados en la misma zona que la momia, así como sus ropas y las de otros niños de la época. Había numerosos platos de ofrendas, siempre por duplicado, sandalias, mantas, figuras de oro, etc.
En la última sala por fin puede verse a Juanita pero no demasiado bien, pues se encuentra dentro de una cámara de vidrio al vacío y a -19 grados para evitar su degradación. Además la luz de la sala es muy tenue para evitar que se estropee. En el museo también guardan a Sara, otra niña que se encontró en el volcán Sara Sara y otras cuantas momias infantiles más que se fueron encontrando en distintas expediciones a los volcanes de la zona. No se exponen todas las momias a la vez, se van alternando.
Estos hallazgos confirmaron los sacrificios humanos que llevaban a cabo los incas. Por aquella época entró en erupción el volcán Misti por lo que se cree que podrían haber sido ofrendas para él. Los niños sacrificados pertenecían a clases sociales muy altas y se piensa que primero eran llevados a la capital del Imperio, Cusco, para recibir la bendición del Inca. Luego volvían a la montaña y en lo alto eran obligados a beber chicha, entrando en un estado de trance que terminaba con un golpe en la cabeza, al menos en el caso de Juanita. Aquí tenéis la opinión y más fotos en Tripadvisor de esta maravillosa visita.
Tras abandonar el museo caminamos hasta el CONVENTO DE SANTA CATALINA. La entrada valía 35soles/persona (no existe descuento para estudiantes, es precio estándar), lo que casi nos hace saltárnoslo… Al final entramos y en el hall había varias guías que ofrecían sus servicios por 10 soles/persona así que, metidos en gastos, contratamos a una. La chica, muy simpática, nos unió con otra pareja y su hijo, que era un coñazo porque lloraba mucho.
En realidad se trata de un enorme complejo turístico-religioso, muy laberíntico, pero extremadamente bonito. Se considera a Doña María de Guzmán como la fundadora, en 1579, y primera priora del Monasterio. En él ingresaron mujeres criollas, mestiza e hijas de curas.
Se construyó con sillar, piedra volcánica, que se ha utilizado para más construcciones en la ciudad. El convento sufrió graves daños durante el terremoto de 1582, reparando las propias monjas sus habitaciones, pero hubo más posteriormente. Los familiares de las monjas hicieron construir unas celdas privadas, lo que actualmente se llama ciudadela.
El recorrido completo duró alrededor de una hora, tras la cual le pagamos el dinero a la guía, y después nos fuimos a la cafetería del Convento a tomar algo. Ésta se encuentra en un patio con jardín, un rincón precioso y estupendo para descansar. Tomamos dos Cusqueñas y una bolsa de galletas surtidas que hacen las monjas, que por cierto, estaban buenísimas (19’5 soles). Aquí tenéis la crítica y fotos en Tripadvisor de la visita al Convento.
Finalmente Borja nos escribió un mensaje al móvil diciendo que se quedaban a comer en el hospital, sin decir más, si Bea estaba bien o mal. Marchamos entonces del Convento y volvimos caminando hacia la Plaza de Armas. Pasamos, de casualidad, por delante de un edificio con varios patios. Resulta que en uno de ellos había dos restaurantes de Gastón Acurio así que decidimos entrar a echar un vistazo. Eran el CHICHA, más caro que el de Cusco y con una carta distinta, y el TANTA, que nos gustó más por la carta, los precios y la terraza. Nos sentamos en la terraza y pedimos algo de comer, pues ya era la hora de almorzar. Esto fue lo que tomamos:
Estando allí nos encontramos con dos españoles con los que habíamos coincidido en el bus de Puno a Arequipa la noche anterior. Son de Castellón y se llaman Vanesa y Sebastián. Nos tomamos algo con ellos en la terraza de nuestro hotel y la verdad es que son muy majos, pena no haberlos encontrado antes. Nos contaron de otros viajes que hicieron hace tiempo, por ejemplo a Tailandia. Luego se fueron a su hostal y nosotros al súper a comprar unas cuantas viandas para la excursión del día siguiente al Cañón del Colca. Quedamos con ellos a las 20h delante de nuestro hostal para cenar juntos.
Volvimos al hostal, dejamos las cosas y fuimos a buscar a Bea y Borja, que se apuntaron a la cena. A las 20 h bajamos a la puerta y ya estaban allí Vanesa y Sebastiá así que tomamos rumbo a un restaurante en el que habían estado ellos la noche anterior, en la Calle Herreros. Resulta que al llegar vimos que cerraba los domingos así que tuvimos que buscar un plan B, lo que nos costó, pues es día de descanso para la mayoría de los negocios hosteleros. Por fin encontramos uno abierto, bastante cutre, pidiendo Pela cerdo con miel y yo pechuga de pollo (18 soles/persona), el resto no lo recuerdo. Luego caminamos hasta la Plaza de Armas y allí nos despedimos; bueno yo no pude porque tuve un apretón y tuve que subir corriendo a la habitación. Al rato llegó ya Pelayo. Nos duchamos y dejamos las maletas preparadas, pues en teoría venían a buscarnos a las 3 de la mañana para ir al Cañón del Colca.
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