Diario de Perú. Día 12: Arequipa

Durante el viaje nocturno a Arequipa en bus me dormí un rato pero luego desperté por el frío que hacía en el compartimento, lo que me produjo escalofríos, retortijones y revoltura de tripa. Tuve que ir al baño a pesar de que habían avisado que las aguas mayores estaban prohibidas. Ya no conseguí dormir más en toda la noche. Llegamos a Arequipa sobe las 4:15 am y cogimos un taxi a la salida de la estación para que nos llevara a la Plaza de Armas (7 soles). Allí nos despedimos de los españoles que habían venido en el bus con nosotros y también de los colombianos, quedando con ellos para el día siguiente en la Plaza de Armas.

El taxi nos dejó en la Plaza de Armas, pues allí se encontraba el hostal que habíamos reservado por recomendación de Cleison: AREQUIPA SUITES PLAZA. Un chico nos entregó las llaves de las habitaciones y, una vez que llevábamos unos minutos en el cuarto, se fue la luz. Al principio pensamos que había un problema técnico pero parece ser que lo hacen todos los domingos hasta las 14:00 horas… (por lo tanto no pudimos cargar los teléfonos móviles ni las cámaras). Menos mal que llevábamos el frontal de la selva para ver algo… Sí pudimos apreciar que el hotel era viejísimo y estaba muy sucio (sobre todo el baño de nuestra habitación), vaya gol que nos metió Cleison… Además no limpiaron nada durante nuestra estancia allí y lo peor aún no había llegado…
Tras ir al baño y pegarnos una ducha nos acostamos un rato a dormir, pese a que fuera ya había amanecido. Sobre las 8 de la mañana nos despertó una orquesta muy ruidosa que estaba tocando en la Plaza de Armas. Resulta que todos los domingos se hace una fiesta en la que se alza la bandera, desfilan militares y un largo etc. Como era totalmente  imposible dormir con tanto barullo decidimos levantarnos e ir a desayunar.

 

Vista diurna de la Plaza de Armas de Arequipa
 

Llamamos a Bea y Borja para ver si querían venir y resulta que Bea seguía con 39 de fiebre así que decidieron ir al hospital que cubriera el seguro médico para lo cual Borja tuvo que llamar a USA para saber cuál nos correspondía y que le autorizasen la consulta. Moraleja: contratar seguros que tengan oficina en España para no tener que lidiar con el inglés americano. Se fueron en taxi y quedamos de mensajearnos a lo largo de la mañana. Volvimos el cuarto y al quitarme el pijama me vi una bola negra en la rodilla, sin saber de qué se trataba. Se la enseñé a Pelayo y resultó ser UNA GARRAPATA!!!!!! Como cuando llegamos al hotel no había luz no vi si ya la traía puesta o la cogí en las horas que dormimos en ese cuchitril. Pelayo me la quitó con alcohol y una de las agujas que llevaban Borja y Bea en su megabotiquín.

Fuimos a desayunar pero resulta que no se servía en el hotel, sino en un bar que había en un lateral de la Plaza de Armas. El camarero de este local fue la única persona antipática que encontramos en Perú, y parecía que lo tenía todo concentrado… Yo tomé una infusión de anís, pan con mantequilla y huevos fritos. Volvimos al hotel para lavarnos los dientes y nos dimos cuenta que el chico de la recepción sólo había estirado las mantas de la cama pero no había limpiado absolutamente nada. Aquí tenéis la crítica en Tripadvisor del hotel, que por cierto es de los peores en los que nos hemos alojado nunca.

Bajamos a la CATEDRAL DE AREQUIPA, pues habíamos quedado allí sobre las 10:30 con los colombianos. Esperamos 15 minutos viendo el desfile pero como no aparecían entramos a ver el edificio por dentro, construida en piedra volcánica. No me pareció gran cosa, la verdad. A la salida seguían sin aparecer así que nos marchamos, pues tampoco contestaban los SMS que les habíamos escrito. Caminamos entonces hasta el Museo de la Universidad Católica de Santa María, situada muy cerca de la Plaza de Armas, con el fin de ver la famosa momia de JUANITA, la niña de los hielos. Pagamos 20 euros Pelayo y 10 yo con el descuento universitario. Como la visita no empezaba hasta las 11:30 (pues sólo se puede ver con guía) nos dimos un paseo por los alrededores. Quisimos tomar algo en un café que tenía buena pinta pero no pudimos porque la ciudad seguía sin electricidad… Volvimos al museo y dejamos las pertenencias en consigna, pues no dejan entrar al interior con cámaras, mochilas o cualquier tipo de bultos. Los guías son estudiantes voluntarios de la Universidad por lo que no cobran por los servicios, de este modo los turistas suelen dejarles al final de la visita una propina. Nos tocó una chica de gafas muy seria pero que explicaba muy bien.

 

Patio de la Universidad Católica
 

Entramos primero en una sala en donde nos proyectaron un vídeo sobre el descubrimiento de Juanita, y otras momias más, por parte de un grupo de la comunidad científica en el volcán Ampato (6300m de altitud). Se cree que juanita fue una niña inca que fue ofrecida a los Apus o dioses de las montañas a modo de sacrificio. Juanita permaneció congelada en el Ampato hasta que hubo una erupción que abrió accidentalmente su tumba. La momia cayó al exterior, estando expuesta su cara al sol durante 4-5 días, lo que estropeó ligeramente esa zona pero en general está muy bien conservada. En esa situación fue encontrada por la expedición.

 La expedición de científicos, liderada por Johan Reinhard (de ahí el nombre de Juanita) y Miguel Zárate, la encontró en 1995 tras un duro ascenso. El descubrimiento causó sensación por lo bien conservada que estaba, debido principalmente por la altura a la que se encontró. Primero se expuso en Washington y finalmente fue donada a la Universidad en la que hoy se encuentra. Tras los estudios llegaron a la conclusión de que se trataba de una niña sana de 13-14 años de edad que murió entre los años 1440-1450, con una altura menor de 1’60 metros. La dentadura era perfecta y sus huesos fuertes, habiendo gozado de buena alimentación. La muerte de la misma se achaca a un golpe en la cabeza que le provocó una fisura de 5cm en el cráneo y una grave hemorragia interna.

Varias muestras del tejido de su corazón fueron estudiadas en USA y de ellas se obtuvo ADN mitocondrial, concluyendo que Juanita tenía parentesco con tribus de Panamá y con antiguos grupos de Taiwan y Corea. Tras el vídeo comenzó la visita guiada a través de las salas del Museo, en las que se exponen numerosos objetos que fueron encontrados en la misma zona que la momia, así como sus ropas y las de otros niños de la época. Había numerosos platos de ofrendas, siempre por duplicado, sandalias, mantas, figuras de oro, etc.

En la última sala por fin puede verse a Juanita pero no demasiado bien, pues se encuentra dentro de una cámara de vidrio al vacío y a -19 grados para evitar su degradación. Además la luz de la sala es muy tenue para evitar que se estropee. En el museo también guardan a Sara, otra niña que se encontró en el volcán Sara Sara y otras cuantas momias infantiles más que se fueron encontrando en distintas expediciones a los volcanes de la zona. No se exponen todas las momias a la vez, se van alternando.

Estos hallazgos confirmaron los sacrificios humanos que llevaban a cabo los incas. Por aquella época entró en erupción el volcán Misti por lo que se cree que podrían haber sido ofrendas para él. Los niños sacrificados pertenecían a clases sociales muy altas y se piensa que primero eran llevados a la capital del Imperio, Cusco, para recibir la bendición del Inca. Luego volvían a la montaña y en lo alto eran obligados a beber chicha, entrando en un estado de trance que terminaba con un golpe en la cabeza, al menos en el caso de Juanita. Aquí tenéis la opinión y más fotos en Tripadvisor de esta maravillosa visita.

Tras abandonar el museo caminamos hasta el CONVENTO DE SANTA CATALINA. La entrada valía 35soles/persona (no existe descuento para estudiantes, es precio estándar), lo que casi nos hace saltárnoslo… Al final entramos y en el hall había varias guías que ofrecían sus servicios por 10 soles/persona así que, metidos en gastos, contratamos a una. La chica, muy simpática, nos unió con otra pareja y su hijo, que era un coñazo porque lloraba mucho.

 

Cafetería del Convento de Santa Catalina
 

En realidad se trata de un enorme complejo turístico-religioso, muy laberíntico, pero extremadamente bonito. Se considera a Doña María de Guzmán como la fundadora, en 1579,  y primera priora del Monasterio. En él ingresaron mujeres criollas, mestiza e hijas de curas.

 

Criadero de cuys (hambre no pasan)
 

Se construyó con sillar, piedra volcánica, que se ha utilizado para más construcciones en la ciudad. El convento sufrió graves daños durante el terremoto de 1582, reparando las propias monjas sus habitaciones, pero hubo más posteriormente. Los familiares de las monjas hicieron construir unas celdas privadas, lo que actualmente se llama ciudadela.

El Convento está aislado de la ciudad por un sólido muro de 4 metros que aislaba a las monjas de clausura. Se fueron añadiendo poco a poco construcciones, muchas veces de un modo desordenado. Vimos el claustro de novicias (en donde pasaban 4 años estudiando salmos sin poder salir), las viviendas (donde estaban como reinas, con doncellas que les cocinaban y lavaban la ropa), las cocinas, el refectorio, los confesionarios, la iglesia, el lavadero (formado por 20 medias tinajas de barro que se usaron inicialmente para fabricar chicha), la torre del campanario, etc. También visitamos la celda de Santa Ana, quien fue canonizada.
Estampas del Convento de Santa Catalina

El recorrido completo duró alrededor de una hora, tras la cual le pagamos el dinero a la guía, y después nos fuimos a la cafetería del Convento a tomar algo. Ésta se encuentra en un patio con jardín, un rincón precioso y estupendo para descansar. Tomamos dos Cusqueñas y una bolsa de galletas surtidas que hacen las monjas, que por cierto, estaban buenísimas (19’5 soles). Aquí tenéis la crítica y fotos en Tripadvisor de la visita al Convento.

Finalmente Borja nos escribió un mensaje al móvil diciendo que se quedaban a comer en el hospital, sin decir más, si Bea estaba bien o mal. Marchamos entonces del Convento y volvimos caminando hacia la Plaza de Armas. Pasamos, de casualidad, por delante de un edificio con varios patios. Resulta que en uno de ellos había dos restaurantes de Gastón Acurio así que decidimos entrar a echar un vistazo. Eran el CHICHA, más caro que el de Cusco y con una carta distinta, y el TANTA, que nos gustó más por la carta, los precios y la terraza. Nos sentamos en la terraza y pedimos algo de comer, pues ya era la hora de almorzar. Esto fue lo que tomamos:

Combinado criollo: llevaba un tamal (plato afroperuano, arroz envuelto en hoja de bananero), dos bolas de yuca rellenas de queso, dos anticuchos (corazón de res adobado), salsa de rocoto, una patata rellena de carne y frijoles) 

 

Chicharrones: cuatro enormes trozos de carne de cerdo acompañado se tomate natural, cebolla y cilantro.

 

Estaba todo exquisito. Para beber pedimos un pisco sour para Pelayo y un jugo recién exprimido de papaya, piña y maracuyá para mí. Pagamos 118 soles. Aquí tenéis la crítica en Tripadvisor del Restaurante Tanta de Arequipa. Volvimos para el hotel, en donde nos encontramos con Bea y Borja, que estaban ya de vuelta. A Bea le habían hecho un análisis de sangre, heces, orina, malaria, fiebre tifoidea y todo le dio negativo. Le dijeron que posiblemente tenía una infección. Le dieron más antibióticos, de amplio espectro, paracetamol, y le recomendaron reposo, además de comer bien. Al rato Pelayo y yo volvimos a salir del hotel, en esta ocasión en dirección al MERCADO DE SAN CAMILO, con el fin de comprar semillas de ají y rocoto pero cuando llegamos ya había cerrado (eran las 17:10). Nos dimos entonces un paseo por los alrededores de la Plaza de Armas. No encontramos de casualidad un claustro precioso, en donde había una exposición de pintura, hicimos varias fotos muy bonitas del barrio, etc.. Luego nos sentamos un rato en la Plaza de Armas para ver pasar la gente. Había una manifestación contra Halloween que era muy curiosa. Aquí está la crítica y fotos de la Plaza de Armas en Tripadvisor.

Estando allí nos encontramos con dos españoles con los que habíamos coincidido en el bus de Puno a Arequipa la noche anterior. Son de Castellón y se llaman Vanesa y Sebastián. Nos tomamos algo con ellos en la terraza de nuestro hotel y la verdad es que son muy majos, pena no haberlos encontrado antes. Nos contaron de otros viajes que hicieron hace tiempo, por ejemplo a Tailandia. Luego se fueron a su hostal y nosotros al súper a comprar unas cuantas viandas para la excursión del día siguiente al Cañón del Colca. Quedamos con ellos a las 20h delante de nuestro hostal para cenar juntos.

 

Vista nocturna de la Plaza de Armas de Arequipa
 

Volvimos al hostal, dejamos las cosas y fuimos a buscar a Bea y Borja, que se apuntaron a la cena. A las 20 h bajamos a la puerta y ya estaban allí Vanesa y Sebastiá así que tomamos rumbo a un restaurante en el que habían estado ellos la noche anterior, en la Calle Herreros. Resulta que al llegar vimos que cerraba los domingos así que tuvimos que buscar un plan B, lo que nos costó, pues es día de descanso para la mayoría de los negocios hosteleros. Por fin encontramos uno abierto, bastante cutre, pidiendo Pela cerdo con miel y yo pechuga de pollo (18 soles/persona), el resto no lo recuerdo. Luego caminamos hasta la Plaza de Armas y allí nos despedimos; bueno yo no pude porque tuve un apretón y tuve que subir corriendo a la habitación. Al rato llegó ya Pelayo. Nos duchamos y dejamos las maletas preparadas, pues en teoría venían a buscarnos a las 3 de la mañana para ir al Cañón del Colca.

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