Diario de Costa Rica, día 9: Monteverde

JUEVES 2 DE OCTUBRE 2014

Nos despertamos sobre las 6:15, nos vestimos y bajamos a desayunar; la verdad es que llevamos todo el viaje con el horario alterado… El comedor abría a las 6:30 así que entramos directos y tomamos: gallopinto, revuelto, salchichas, plátano frito, tostadas, papaya, piña, café, etc. Volvimos después al cuarto para preparar los bocadillos que nos llevaríamos a SELVATURA. Además como tenía mucha ropa sucia y allí no secaba tuve que dejar cuatro sujetadores y cuatro camisetas a lavar en la recepción del hotel (iba a dejar más pero resulta que en vez de cobrar por peso lo hacen por prenda, y más de un dólar por cada una, un auténtico robo).

Puentes colgantes de Selvatura

Pasaron a recogernos a la hora estipulada y una vez allí, tras 20 minutos de trayecto, tuvimos que decidir qué haríamos cada pareja, pues había infinitas combinaciones, todas bastante caras. Pelayo y yo al final no cogimos la tirolina/canopy, a pesar de ser larguísima, porque era mucha pasta y ya habíamos hecho la de Tortuguero (cosa de la que nos arrepentimos después, de haberlo sabido no habríamos pagado la de Tortuguero y nos hubiésemos reservado para ésta de Monteverde, que era bastante más grande).

 

Jordi, María, Dani y Noemi listos para la tirolina
Rana flecha verde y negra
Decidimos visitar los Puentes colgantes (30$/persona), Anfibios/reptiles (15$/persona) y Colibríes (5$), lo que hacía un total de 50$ cada uno pero nos hacían un grandísimo descuento de 5$ así que nos quedaba en 45$. Yo además tenía la tarjeta de la Universidad así que, después de pelearme con la de la caja un rato, me lo dejó en 40$. Los demás (Noemí, Dani, Jordi y María) cogieron los puentes, canopy/tirolina y colibríes.
Rana verde de ojos rojos
Empezamos los 6 juntos por los puentes colgantes, que son 8, pero no vimos más que algún pájaro volando a lo lejos y fue un paseo de lo más normal. Considero que los 30$ por dar una vuelta entre los árboles fue una auténtica estafa, además de haber sido el sitio en el que menos animales vimos, así que en absoluto os lo recomiendo. Pelayo llegó al final muy decepcionado, sensación que nos acompañó durante casi toda nuestra estancia en Costa Rica, acabando con la ilusión de todos los que compartieron con nosotros esos días… De haberlo sabido nos hubiésemos ahorrado la caminata por el bosque y lo hubiésemos invertido en el canopy.

Después vimos los anfibios acompañados de un guía que no tenía ni idea y que además tenía mucha prisa por acabar la visita. Eso sí, disponían de unos bonitos ejemplares: ranitas verdinegras, transparentes, sapos, boas constrictor, crótalos, terciopelos, oropeles, sabaneras, falsos corales, etc. Disfrutamos mucho por los ejemplares que tenían, no por el guía. Para mí la reina es la ranita de ojos rojos, una auténtica preciosidad y es además más grande de lo que yo había imaginado, no podía irme de Costa Rica sin verla.

Había demás una serpiente verde y negra que al parecer descubrieron hace no muchos años y que de momento este ejemplar que tiene Selvatura es el único en cautividad de todo el país. Al acabar esperamos al resto tomando un café en el bar de las instalaciones y comiendo los bocadillos que llevábamos preparados. En cuanto vimos a través de las ventanas que llegaban los demás del canopy fui a pagar para reunirnos con ellos, con tan mala suerte que se me cayó un billete de 10.000 colones/16€ entre el cristal y el metal del mostrador. No le llegábamos con las manos y los dos trabajadores que había allí no nos ayudaron en absoluto, imagino que querían repartirse el botín.

Dijeron que tenían que avisar a mantenimiento para desmontar la chapa metálica pero que se habían quedado sin batería en el walkie talkie, qué casualidad… Pelayo salió fuera a por un palo y, haciendo fuerza para separar el metal del cristal al final conseguí meter yo la mano y alcanzar el billete, cómo para dejar aún más dinero en Selvatura… Cada vez teníamos menos ganas de continuar nuestro viaje por este país que abusa como nunca antes habíamos visto de sus turistas, que por otro lado estoy segura que es una de las fuentes más fuertes de ingresos…

Por fin nos reunimos con los demás y entramos a ver los colibríes, cosa que por 5$ fue lo único que mereció la pena. Les ponen agua con azúcar o alguna mezcla similar para que acudan a comer, llenándose de pájaros. Fue una novedad estar entre cientos de colibríes, volando por todos lados con el característico zumbido que provoca el rápido batido de sus alas. Era realmente espectacular cómo pasaban de cerca, sobre todo si uno se quedaba quieto durante un rato, pues comenzaban a coger confianza. Había varias especies distintas pero todas con unos llamativos colores metalizados: violeta, verde, azul, etc.

A las 13 horas cogimos uno de los buses que iban de vuelta a Monteverde y le pedimos al conductor que nos dejase en el poco conocido FICUS. Por lo que nos contaron es un árbol muy antiguo que está hueco y que, misteriosamente, se puede visitar gratis (al meno de momento). Nos dejó en un bosque y nos indicó que bajásemos unos metros entre la maleza. Tras caminar unos minutos finalmente lo encontramos, pues estaba bastante cerca de la carretera y la verdad es que era impresionante. Está totalmente hueco por dentro porque en realidad se trata de la unión de varios árboles más pequeños, pudiendo ser escalado con cierta facilidad. Pelayo llegó hasta arriba de todo, el resto nos quedamos bastante más abajo por si acaso… Eso sí, hicimos un montón de fotos.

 

Ficus

 

Interior hueco
Volvimos caminando hasta el hotel y por el camino nos encontramos con una de las parejas de vascos con las que habíamos coincidido previamente a lo largo del viaje, Nerea y Jagobe, que venían de hacer el canopy en la empresa 100% AVENTURA, que ya nos la había recomendado Pingüino en su momento, el taxista de Arenal (nos advirtió que no fuésemos a Selvatura, pues era muy caro). Al parecer habían pagado menos que en Selvatura y además también tenían colibríes pero se podían ver gratis. La cuestión es que cuando llegamos a Monteverde preguntamos por esta empresa pero nadie supo o quiso indicarnos dónde se encontraba…

Decidimos entonces ir todos juntos a tomar algo a SANTA ELENA. Por el camino encontramos un Banco Nacional y aprovechamos para cambiar 200€ más, pues en Costa Rica el dinero dura poco en la cartera… Una vez en el pueblo entramos en TREE HOUSE, un bar de dos plantas construido alrededor de un enorme árbol, lo que lo hace realmente curioso. Pelayo tomó dos cervezas Imperiales y yo un jugo de maracuyá, pagando 5.000 colones/7’5€. Aquí os dejo el enlace a la opinión que subí a Tripadvisor de este local.

Tree House
Después cogimos dos taxis para volver a los hoteles, pues el de los vascos estaba justo al lado del nuestro. Quedamos con ellos a las 19h para cenar todos juntos en nuestro hotel. Cuando llegué fui a buscar la colada que había dejado por la mañana (4 sujetadores y 3 camisetas), por la que me cobraron 10$, qué ladrones, empezamos a estar muy hartos de tanta estafa diaria…

Dejamos las mochilas en el cuarto y Pela y yo marchamos a dar una vuelta por los alrededores del hotel con el fin de ver un poco de fauna y flora. Vimos muchos pájaros y alguna que otra luciérnaga. También aprovechamos para ver el atardecer, muy bonito, pues el hotel está en lo alto de una colina y había unas bonitas vistas del valle. Este paseo nos pareció mucho más bonito y genuino que el de Selvatura, pues allí están todos los senderos marcados y yo creo que con el paso de tanta gente no queda ni un sólo animal, y además GRATIS.

Se nota que estamos en temporada baja, pues no hay nadie alojado en el otro edificio que tiene el hotel en lo alto de la colina (más nuevo pero está en el quinto pino de ninguna parte). En cuanto empezó a anochecer salimos del bosque y volvimos al hotel por precaución, a pesar de llevar los frontales. Una vez en el cuarto aproveché para dormir media hora. A las 19h bajamos al comedor de nuestro hotel para cenar con el resto. Por el camino vimos un armadillo, un agutí, un pájaro bobo, etc.; la verdad es que alrededor de los bungalós hay infinidad de animales, imagino que acuden a los cubos de basura y al olor de la comida del restaurante. Ya nos esperaban en el comedor Nerea y Jagobe así que tomamos unas cervezas en la cafetería del hotel mientras esperamos a que bajasen Noemí y Dani.

Nachos
Para cenar pedimos de primero Nachos con pollo, queso, tomate, aguacate y crema de frijoles y de segundo una pizza de jamón y champiñones. Para beber un agua, dos cervezas y un café, pagando por todo 14.000 colones/25€. He de decir que las pizzas estaban muy buenas y es que tienen horno propio. Tras una larga sobremesa nos despedimos de los vascos, pues al día siguiente salían en dirección a Guanacaste. Esa noche nos despertó el fuerte ruido de un animal que anduvo rondando por debajo y alrededor de nuestro bungaló, incluso salimos del cuarto para ver si veíamos algo pero no llegamos a tiempo.

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