Diario de Costa Rica, día 8: La Fortuna-Monteverde

MIÉRCOLES 1 DE OCTUBRE 2014

Me desperté sobre las 5 y no dormí ya mucho más. A las 7:30 habíamos quedado con Noemí y Dani para ir a desayunar: zumos, pancakes (bastante malos, por cierto), revuelto, salchichas, queso blanco, patatas cocidas troceadas, plátano frito, gallopinto, fruta, etc. Aquí tenéis la opinión que subía a Tripadvisor del HOTEL VOLCANO LODGE.

Volvimos al cuarto, cerramos las maletas y subí disparada para la recepción del hotel con el con el fin de llamar a la agencia para gestionar el cambio de Guanacaste por Manuel Antonio para los últimos días de estancia en Costa Rica, pues habíamos decidido continuar el viaje con Dani y Noemí. La responsable en Costa Rica de nuestro viaje era la empresa VIAJES SIN FRONTERAS, en donde me salió una chica que me dijo que iba a gestionar el cambio y que luego me llamaría.

El bus vino a buscarnos a las 8:15 y tuvimos que esperar un rato, pues Pelayo no llegaba. Finalmente  apareció subido a un carrito de golf con personal del hotel y las maletas, qué risa… El viaje hasta SANTA ELENA, nuestro siguiente destino, duró sobre 3 horas y fue un suplicio, pues tenía muchísimas curvas y además había tramos sin asfaltar. Durante el viaje me llamaron y la chica me confirmó el cambio de Guanacaste a Manuel Antonio, por lo que nos pusimos muy contentos los cuatro. Tratamos de alojarnos en su hotel, EL PARADOR, pero significaba que teníamos que pagar 570$ más por ser un 5 estrellas y el que teníamos contratado nosotros era de 4. Al final cogimos el HOTEL COSTA VERDE, de 4 estrellas y a 2km del Parador pero, misteriosamente tuvimos que pagar un plus de 180$ más (o sea, 60$ más por noche, otro robo…). Fui una estúpida de no reclamar esa diferencia a la vuelta del viaje…

Durante el viaje sólo hicimos una parada técnica de 20 minutos, llegando al HOTEL HELICONIA sobre las 12 del mediodía. Hicimos el check-in pero los cuartos todavía no estaban listos así que dejamos las maletas en recepción y acabamos de gestionar el cambio a Manuel Antonio, pues tuvimos que hacer una autorización de pago con mi tarjeta de crédito para que se lo enviasen a VIAJES SIN FRONTERAS desde el hotel y así cargasen los 180$ de más. Después examinamos la lista de rigor de excursiones que organizaba el hotel para sus alojados y decidimos visitar el CAFETAL DON JUAN esa misma tarde, en donde también elaboraban chocolate, lo que nos costó 30$/persona.

 

Don Juan, el dueño del cafetal

Aprovechamos para comer en el restaurante del hotel mientras acababan de limpiar las habitaciones: dos hamburguesas completas, cerveza y agua, pagando 26$. Después por fin pudimos descansar un rato en el cuarto, que olía muchísimo a humedad y es que como pasa habitualmente en Costa Rica, se trata de casitas metidas en medio de la vegetación.

A las 14:40 nos vino a recoger el minibús de Don Juan y una vez en la plantación nos recibió nuestro guía, que se llamaba HAIRO. La visita fue muy completa, pues incluía información sobre la producción de café, chocolate y caña de azúcar. Por cierto, llovió bastante durante todo el tiempo que estuvimos en el cafetal.

Típico carro de bueyes decorado
Primero nos mostraron las plantas de café que llamaron mi atención porque sus frutos son bayas rojas muy atractivas y dentro están los granos que todos conocemos de café. Probamos las bayas y nos sorprendió su sabor dulce. En ese momento apareció el verdadero Don Juan, el dueño del cafetal, que era un señor muy majo de 74 años; al parecer sigue trabajando como el que más en la plantación. Nos contó que tenía 9 hijos y 26 nietos.
Pelayo separando cascarilla
A continuación pidieron voluntarios para subirse en un típico y precioso carro pintado a mano que estaba tirado por bueyes y allá fuimos Noemí y yo a dar un corto paseo. Al parecer estos carros son típicos de Costa Rica y están considerados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.

 

Hairo cortando caña de azúcar

Nos mostraron los invernaderos en donde cultivan nuevas plantas para sustituir a las ancianas, enfermas o estropeadas. Luego el guía nos colocó un canasto a los voluntarios (yo entre ellos, por supuesto) y recogimos unos cuantos granos maduros de café. Nos contó que por 4.000 bayas les pagan 3’5$ y que a menudo son las mujeres las que se dedican a esta tarea, por ser mejor recolectoras (más delicadas, no dañan tanto las plantas). Luego vimos cómo separan la cáscara de los granos, los lavan y luego secan, dándoles la vuelta tres veces al día con un rastrillo.

 

Dani y Pela sacando el jugo de la caña
Comenzó después la explicación sobre la caña de azúcar, que se cultiva en todo el país. La probamos directamente de la planta recién cortada y estaba buenísima. Hairo nombró a dos voluntarios para que triturasen un par de cañas con una máquina de manivela que había en la sala, saliendo Pelayo y Dani. La exprimieron hasta que salió todo el jugo, luego añadió un poco de jengibre y el zumo de varias mandarinas-limón que había en una mata, que son tremendamente ácidas, sin embargo nos dio a probar la mezcla final y tengo que decir que estaba riquísima.
Cacao
 Para acabar nos mostró el fruto del cacao, dándonos a probar sus semillas, también dulces. Al parecer dejan fermentar las semillas que extraen del fruto durante 8 días y luego las dejan secar otros 5 días más, para finalmente tostarlo. Cogió varios granos tostados y pasó tres por un molinillo que había anclado en la mesa. Al polvo que obtuvo le añadió vainilla líquida, canela, chile y azúcar moreno con melaza. Nos dio a probar esta combinación y fue una agradable sorpresa, pues estaba sublime. Luego le añadió agua caliente y nos la sirvió en tazas, que acompañó de estupendos bombones de fabricación propia (algunos con un grano de café dentro). Para acabar nos mostró aceite de cacao, que se usa para cosméticos y para elaborar el chocolate blanco.

 

Sublime preparación
Después pasamos a una sala en donde tienen expuestos los grados de tostado del café (según nos relató Hairo, cuanto menos tostado esté, más cafeína tiene pero de sabor será ligero). También vimos la comparación del porcentaje de cafeína que tienen distintas bebidas, el consumo de café por países y un montón más de datos curiosos. Finalmente nos dejó en la tienda que tienen en donde podréis degustar los distintos tostados de café que producen, chocolates, etc. Ahí fue cuando me volví loca comprando chocolate: gasté 100$ en bombones y chocolatinas para nosotros y para regalar a amigos y familiares, como recuerdo de Costa Rica, además de imanes y un par de pendientes (para Olaya y para mí). He de decir que una vez en España nos dimos cuenta que había chocolates fabricados por Don Juan (riquísimos) y otros que traían de otras fábricas (malísimos) así que andad con ojo. Aquí tenéis la opinión que subí a Tripadvisor sobre esta estupenda y completa visita. Junto con la del río Celeste fueron las que realmente merecieron la pena durante nuestro viaje.

El minibus nos llevó de vuelta al hotel pero le pedimos al conductor que nos dejase en SELVATURA, la más famosa empresa de excursiones y tirolinas de Monteverde y alrededores (tienen un imperio tremendo). Reservamos transporte para el día siguiente desde nuestro hotel a las 7:50 y una vez allí cada uno decidiría qué paquete de visitas haría, pues hay infinidad de combinaciones. A mí me apetecía hacer el paseo por los puentes colgantes, los colibríes y el reptiliario (en donde tienen varios reptiles y anfibios, entre ellos la preciosa ranita de ojos rojos que todavía no habíamos conseguido ver). Esas tres cosas salían por 45€ cada adulto (o 40€ con carnet de estudiante), lo cual era una animalada…

A continuación entramos en un supermercado con el fin de comprar un adaptador de corriente y algo de comida para el día siguiente, pagando 10.000 colones/16€ por todo. Volvimos caminando hasta el hotel, pues ya había parado de llover, por dar una vuelta y conocer un poco más de Monteverde. Eran sólo dos km pero no había apenas luz y era todo cuesta arriba, con la mala suerte que Noemí, en un momento dado, resbaló con el barro y se dio un buen golpe. He de decir que durante el trayecto al hotel no hubo nada que mereciese la pena. Al llegar nos fuimos cada uno para sus habitaciones, quedando para cenar con el resto en el hotel sobre las 19:30. Yo había lavado esa mañana unas cuantas prendas a mano en la pileta y las había dejado todo el día a escurrir en la ducha pero seguían igual o aún más húmedas, era imposible que secase algo con tanta humedad…

A las 19:30 bajamos a cenar y allí se unieron a nosotros María y Jordi también. La cena de Noemí, Dani, Pela y yo la pagamos entre los cuatro y los otros pagaron lo suyo. Salimos a 11.231colones/18€ por pareja (tres pizzas, 3 aguas y una cerveza para los cuatro). Tras una larga sobremesa marchamos para el cuarto a dormir sobre las 22h.

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