Nos levantamos a las 7.00 y bajamos a desayunar con Javi y Carol. Yo pedí sopa de noodles recién hecha, con revuelto de tomate, cilantro y raíces, estaba buenísima, también dumplings, y de postre waffles. Me pasé comiendo, acabé rellena como un ravioli pero no es ninguna novedad… A las 8.30 en punto vino Chou a recogernos con el bus a los cuatro y nos llevó al HUTONG HOUHAI. Era una excursión optativa que costaba 200Y por persona y a la que nadie se apuntó excepto nosotros.
Los HUTONGS, 胡同, son los barrios tradicionales chinos que se encuentran en los alrededores del Palacio Imperial; según Chou la gente que lleva allí viviendo toda la vida se siente muy orgullosa de haber sido vecino del emperador. Sus calles son muy estrechas y laberínticas, muchas de ellas fueron construidas durante las dinastías Yuan (1279-1368), Ming (1368-1644) y Qing (1644-1911), conformando el casco antiguo de Pekín.
Las habitaciones de las casas suelen dar a un patio, que es el centro neurálgico de la vivienda. La mayoría no cuentan con baño, si no que poseen uno comunitario (que no suelen oler muy bien…). En la época imperial en cada casa vivía una familia pero tras la Revolución China en cada estancia que rodeaba el patio pasó a vivir una familia completa. Según lo decorada y rica que sea la puerta de entrada así será el nivel económico de la familia que allí vive en la actualidad.
En el año 2000 había muchos hutongs pero, a causa de los Juegos Olímpicos, el Gobierno decidió derribar gran parte de ellos y construir nuevas y altas viviendas, lo cual es una pena porque es la parte más tradicional y a mí me pareció además la más bonita de Pekín.
Hicimos una primera parada para ver los lagos (Houhai Xihai, Qianhai), el Puente de plata (Yinding) y unas callejuelas que caminamos a pie preciosas. El triciclo nos esperó en otro punto que le había marcado Chou y nos volvimos a subir.
La casa contaba con una habitación multiusos, una pequeña cocina fuera, un baño y una pequeña estancia que habían construido, dentro del patio, para el hijo de la familia. La señora contaba cosas y Chou traducía, pero creemos que añadía de su cosecha, pues parecía que traducía durante bastante más rato de lo que cascaba la señora (posiblemente para darle emoción al relato…).
Nos contaron, entre otras cosas, que el marido había ganado hacía poco el premio de funcionario del año, que su hijo tenía trabajo, se había casado y vivía en la ciudad, por lo que no se quedaría a vivir con ellos. Me llamó la atención que mientras la mujer hablaba con nosotros el hombre cocinaba fuera. La habitación estaba llena de posters de fútbol, pues era el deporte preferido de su hijo. Además nos enseñaron un autógrafo de Antonio Banderas, pues decían que había estado allí de visita hacía tiempo. Imagino que esta familia tiene poder adquisitivo por las visitas turísticas que recibe…
Al rato nos despedimos de ellos y volvimos a coger el triciclo, que nos dejó en el punto de partida. Le pagamos a Chou lo que le debíamos y además, por buen guía estos días, le dejamos 100Y de propina por pareja. Desde allí nos llevaron en bus de vuelta al hotel, donde nos esperaba el resto de la excursión, pues estaba planificada la visita al Templo del Cielo a las 11 de la mañana. Resulta que algunas de las parejas que venían en el viaje, a la hora de hacer el check-in el día de llegada, tuvieron que dejar una fianza de 116 € por si consumían algo del minibar (cosa que es común en China, por lo que nos enteramos posteriormente), cantidad que ahora no les querían devolver. Estuvieron peleando con la gente de la recepción durante una hora y al final consiguieron, gracias a que intermedió Chou, que el hotel se comprometiese a ingresarles el dinero en su cuenta en el plazo de un mes, pero cualquiera se fía… No volvimos a contactar con ellos así que no sabemos si le devolvieron los euros o no.
Finalmente visitamos el TEMPLO DEL CIELO 天坛, declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco desde 1998, que no pertenece a ninguna religión, sino que es supersticioso y fue construido para obtener buenas cosechas, evitar terremotos, etc. Es el mayor templo de su clase en toda China y el más grande del mundo dedicado a la adoración del cielo. Construido en 1420, fue utilizado por las dinastía Ming y Qing.
El templo está situado al sur de Pekín, en el parque Tiantan Gongyuan y en realidad se componte de un conjunto de edificios: el Salón de Oración, el Altar Circular y la Bóveda Imperial del Cielo. La Sala de Oración es quizás el edificio más bonito, de planta redonda, con 30 metros de de diámetro y 38 de alto. Cuenta con tres terrazas circulares que son sustentadas por 24 pilares de madera (12 representan los meses del año y otras 12 las horas del día) sin clavos ni cemento, con tejado es azul y rematado en una bola dorada. Se incendió en el s. XIX pero se reconstruyó posteriormente. En el interior hay además cuatro columnas, una por cada estación. La verdad que es quizás la parte más impresionante del templo.
Comimos después de la visita en un restaurante chino-francés: ensalada de primero, pollo de segundo y tarta de chocolate de postre. Estaba bueno pero, acostumbrados a las sucesivas comilonas quizás las raciones fueron un poco escasas…
Tras la comida Chou nos llevó al MERCADO YASHOW, que es infinitamente mejor que el de la Seda. Los productos son más bonitos y de mejor calidad y además los vendedores son más civilizados, no acosan a los compradores ni gritan; incluso el precio que piden de partida es mucho más bajo que en el Silken Market. Pelayo por fin encontró un reloj que le gustó porque parecía auténtico, un Tagheuer Carrera (250Y) y la equipación de fútbol de España (100Y); yo compré una sudadera de China (200Y). Como nos quedamos sin yuanes en efectivo tuvieron que prestarnos Javi y Carol…
El guía que nos recogió en XI’AN era un chico joven, de 28 años, de nombre Manuel (evidentemente se lo puso él porque el suyo chino era impronunciable para los turistas); hablaba muy bien español, pues había estado viviendo en Sudamérica. Aprovechó el viaje en bus hasta el hotel Sheraton para contarnos cosas de la ciudad: Xi’an fue capital de China con las dinastías Qin, Tang y Han, antes de ser trasladada a Pekín. El emperador de la dinastía Qin fue el que mandó construir la muralla y los guerreros de terracota; los Han inventaron la pólvora, el papel, la imprenta, la brújula,…
Xi’an tomó importancia durante la dinastía Han pues mantenía muchos intercambios comerciales con distintos países ya que era el punto inicial de la famosa Ruta de la Seda. El municipio de Xi’an 西安, tiene 8 millones de habitantes, de los cuales la mayoría pertenecen a la etnia Han. Sin embargo hay una población musulmana bastante importante, perteneciente a la minoría Hui, que se concentran en un barrio concreto de la ciudad, en donde se encuentra la Gran Mezquita de Xi’an.
Hicimos el Check-in al llegar al hotel y el guía se marchó. Aprovechamos para cambiar euros a yuanes en la recepción del hotel y devolver así lo que debíamos a Carol y Javi lo que les debíamos. El hotel no está mal pero estaba muchíiisimo mejor el de Pekín.
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