DÍA 4, VIERNES 19 MAYO 2017
Pelayo llegó de trabajar sobre las 6 de la mañana y se acostó. A las 9 nos trajeron el desayuno: rosca con queso, croissant de chocolate, embutido, infusión, etc. Habíamos quedado con Jeny y Daniel en el Supermercado Billa a las 10:20 para visitar la bodega de KATARZYNA, que está a 7km de Svilengrad y 2km de Mezzek.
Jeny había reservado hora para hacer la visita guiada en inglés así que ya nos estaban esperando cuando llegamos. Las instalaciones son impresionantes, contando con 750 hectáreas, de las cuales hay 550 de viñedo, e incluso disponen de un helicóptero para tratarlos. Los terrenos se encuentran en un fértil valle por el que atraviesa el río Maritsa, con clima continental. En él se cultivan, además de las viñas, sésamo, tabaco, algodón, almendras, melocotones, albaricoques, etc. Las variedades que cultivan son Merlot, Cabernet Sauvignon, Syrah, Cabernet Franc, Malbec, Tempranillo, Carmenere, Mavrud, Chardonnay, Sauvignon Blanc, Semillon, Viognier, Muscat y Traminer, entre otras.
A pesar de la modernidad de las instalaciones, la guía nos señaló que el proceso de elaboración es predominantemente manual. Primero vimos la sala de depósitos, luego la sala de barricas, las embotelladoras, etc. Pudimos comprobar cómo los trabajos de, al menos, llenado, etiquetado y empaquetado se hacen a mano, pues los vimos con nuestros ojos.
Además en las instalaciones hay numerosas pinturas, pues el nombre de la bodega hace referencia a una pintora local llamada Katarzyna, de hecho tienen algunas obras suyas expuestas en las instalaciones. Venden un 25% de la producción fuera de Bulgaria y al parecer va en aumento por lo que actualmente producen 2 millones de botellas al año (de hecho tuvieron que construir unas segundas instalaciones, pues tenían suficiente uva pero no dónde elaborar el vino). Si queréis visitar la web de esta bodega sólo tenéis que pinchar aquí, por otra parte os dejo el enlace a la opinión y fotos que subí a Tripadvisor.
Después Pelayo condujo hasta lo alto de una montaña, en donde hay una gran antena de TV con el fin de tener unas bonitas vistas de toda la región.
Volvimos a Svilengrad y dejamos a Jeny en el Billa. Luego dejamos el coche alquilado aparcado en la calle del hotel y caminamos con Daniel hasta el Restaurante MOSTA. Para ello tuvimos que atravesar el PUENTE DE MUSTAFA PASHA, que cruza sobre el río Maritza, y data del siglo XVI. El visir otomano Pasha fue quien ordenó su construcción, que corrió a cargo del famoso arquitecto SINAN.
El local del restaurante MOSTA es muy bonito, al borde del río, con decoración marinera. La carta es amplia, con un buen listado de vinos búlgaros.
Esto fue lo que pedimos:
-Sopa de pollo y Calamares a la romana para Daniel
-Calamar a la brasa relleno de tomate, queso y cebolla
-Carne para Pelayo
-Catfish para mí
-Kunete de postre (como el postre turco que tomamos en Turquía, riquísimo)
Para beber pedimos una botella de rosado Terra Tangra, muy bueno. Pelayo pidió después de comer una rakia, Burgas 63 (acertada recomendación de la camarera) y estaba buenísima. Pagamos en total 150.20 Levas (25€ por persona). Aquí tenéis el enlace a la opinión y fotos que subí a Tripadvisor.
Tras la comida volvimos caminando nuevamente hasta el centro de Svilengrad, Daniel se fue para su hotel y nosotros para el nuestro, a dormir un rato. Antes pasé por la farmacia (y compré la crema y el peeling que uso habitualmente, pues aquí son mucho más baratos) y me tomé un smoothie en una tienda que había en la calle peatonal de tiendas. De camino al hotel vimos un mercado de abastos abierto y paramos a echar un vistazo.
Sobre las 19 horas vino Daniel a nuestro cuarto y abrimos la botella de Mar de Frades que había comprado en el aeropuerto de Barajas, para que lo probase y la verdad es que le gustó mucho.
Tras un agradable rato salimos a cenar, decantándonos por PUNTO PIZZA. Allí nos encontramos con Joao, un compañero de hotel de Daniel, de origen y nos sentamos con él para cenar todos juntos. Nosotros pedimos una Pizza Punto familiar pero, como no les quedaba pan tan grande pedimos tres pequeñas (que finalmente resultaron ser bastante grandes). Eso sí, trajeron primero una y las otras dos una hora después. El portugués había pedido una ensalada Shopska y pan búlgaro (es similar al pan de pita, como una torta aplastada). Para beber escogimos agua y cerveza, pagando 10 levas por persona. Tras la cena nos despedimos y cada uno se fue para su hotel. Aquí os dejo la opinión y fotos que subí a Tripadvisor.
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