LUNES 25 FEBRERO 2019
Nos levantamos a las 8, pues el desayuno se sirve de 8 a 10. Cuando llegamos al comedor tuvimos que hacer cola un rato hasta que quedó una libre una mesa para dos. El desayuno era tipo buffet, muy completo: tomate rallado, salchichas, huevos fritos, fruta, pasteles, infusiones, tostadas, café, zumos, etc.
Tras desayunar nos vestimos y recogimos los equipos del guardaesquíes. Salimos a la calle en busca de la parada de los buses gratuitos, resultando estar en la misma calle del hotel, unos metros hacia la izquierda de la puerta principal (enfrente de la tienda de Interesport donde compré el abrigo). Para que lo sepáis, esta parada se llama «Urbanización».
Cuando salimos del hotel no nos costó localizar la parada, pues había una cola inmensa. Tuvieron que pasar dos buses para despejarla y poder coger sitio. Cada bus lleva un portaesquíes en el medio donde hay que dejar las tablas por lo que la operación subida y bajada lleva su tiempo hasta que todo el mundo está sentado y las tablas en su sitio.
Los buses de Formigal tiene varias paradas, y no todos hacen la misma ruta, por lo tanto hay que fijarse en el cartel que llevan delante o preguntar al conductor. Nosotros nos bajamos en «Sextas», donde había mucha gente ya.
Cogimos el primer remonte, que es moderno y muy rápido, y de ahí fuimos bajando pistas hasta las 15:30, hora a la que hicimos una pequeña parada en Anayet para tomar una cerveza (6€). La estación es preciosa y las pistas están muy cuidadas, pues a pesar de que no había mucha nieve, prácticamente estaban todas abiertas.
Tras la jornada de esquí volvimos a «Urbanización» en uno de los buses gratuitos que pasan constantemente a lo largo del día, dejando las tablas en el guardaesquíes. No pasamos ni por la habitación, pues teníamos tanta hambre que nos fuimos directamente al Restaurante Frankfurt, recomendado por Pedro. Allí pedimos los siguientes platos:
-Patatas bravas
-Manitas de cerdo
-Albóndigas
-Brownie de postre
Para beber tomamos dos cervezas, dos aguas con gas y un café, pagando por todo 59’6€. Estaba todo bueno pero nos pareció que para lo que habíamos comido quizás fue un poco caro, además la salsa de las albóndigas y la de las manitas de cerdo era la misma.
Llegamos al hotel sobre las 17 horas, estiramos, nos duchamos y dormí hasta las 19 horas. Salimos entonces a dar una vuelta por el pueblo y buscamos un lugar para cenar, decantándonos por Vidoq pero cuando entramos no había mesa. Al ser lunes había pocas opciones más, pues estaban casi todos los restaurantes cerrados.
Al final entramos en otro de los locales que nos había recomendado Pedro, el Asador Borrullán. Estaba lleno pero tuvimos suerte que justo cuando entrábamos estaban liberando una mesa. Estos fueron los platos que pedimos:
-Alcachofas con jamón
-Cordero para Pelayo
-Secreto ibérico para mí
-Helado de mascarpone con moras
Para beber pedimos una botella de Gran Vos, un vino de la Bodega Viñas del Vero, en Somontano, y un café, pagando por todo 91’5€.
Al terminar dimos una vuelta por la Iglesia que hay delante del hotel y la Oficina de Turismo, que también está al lado, para ver horarios y publicidad.
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