El sábado 22/07/2017 teníamos que pasar por Gijón y decidimos llamar al restaurante AUGA, con una Estrella Michelín, para ver si de casualidad tenían una mesa para cenar dos personas ese mismo día. Efectivamente tuvimos suerte y conseguimos reserva para las 22 horas.
El restaurante está en el Puerto Deportivo de la ciudad, en un edificio que antiguamente albergaba la lonja, y que para mí es una de las zonas más bonitas de Gijón. El edificio está rodeado por el mar y consta de dos amplias plantas, además de una terraza, ideal para tomar algo cuando viene el buen tiempo.
Detrás de AUGA están Gonzalo Pañeda, chef (que lo conocimos en un showcooking hace años y la verdad es que nos sorprendió lo natural y llano que era), y Antonio Pérez, Jefe de Sala y sumiller, encantador, con gran experiencia y destreza en el trato con el cliente.
Salimos con tiempo, pero aparcar en el centro de la ciudad es prácticamente imposible, de hecho contábamos con dejarlo en el parking privado que hay en la zona pero estaba completo. Llamé por teléfono para avisar de que nos retrasaríamos un poco y en ese momento me informaron que disponían de varias plazas para clientes justo al lado del restaurante, ¡¡qué maravilla!!. Así que al final llegamos justo a la hora de la reserva.
Antonio nos recibió en la puerta y enseguida nos llevó al segundo piso, en donde estaba nuestra mesa. La decoración del local es sobria y elegante, con alguna que otra maqueta naval.
La carta consta de Entrantes, Tapas, Clásicos de cuchara, Pescados, Carnes y Postres. Además cuentan con un Menú Degustación con una selección de platos de temporada por 76€. Le pedimos a Antonio que nos sirviesen lo que quisiesen, tipo menú degustación, incluso con medias raciones, para probar el mayor número posible de platos, a lo que accedió rápido y amablemente.
En cuanto a los vinos, tienen una amplia carta con referencias tanto nacionales como internacionales. Nosotros escogimos para el aperitivo Leonor, un Palo cortado de 12 años de González Byass, y para el menú un Champagne, Moussé Fils Millésime 2008, que acompañó perfectamente a las preparaciones. Además yo pedí un agua con gas.
Al poco rato nos sirvieron el pan (de dos tipos, muy ricos, pero no recuerdo los cereales), y un aperitivo:
-Crema de bacalao y gel de tomate
Continuamos con una serie de platos que os muestro a continuación:
-Croqueta de jamón ibérico
-Ostra Giradeau, algas, pimienta rosa y bergamota
-Almejas en aceite de ajo
-Atún marinado, gazpacho helado, tomate y lechuga
-Lomos de bonito de patera poco hechos
-Salmonete, cebolla encurtida, ramallo de mar y emulsión de sus propias espinas
-Callos con patatas y aceite de guindilla
-Sopa de queso de cabra, avellanas en dos texturas, aceite de oliva y helado de miel
-Helado de piña con vainilla, jengibre y chocolate
La verdead es que fue un menú divertido, sabroso, elegante, con unas impecables presentaciones. Era fácil percibir la alta calidad del producto, pero la preparación estaba a la altura.
Con los cafés nos sirvieron un Bocado dulce de ron y coco muy curiosos y frescos. Los clientes fueron abandonando poco a poco el local pero nosotros nos quedamos charlando animadamente con Antonio; cuando miramos el reloj ya había pasado más de una hora desde que habíamos terminado el menú y es que es un placer hablar con él.
Finalmente pedimos la cuenta, pagando 181’75€, lo que me pareció una cantidad más que justa (hay que tener en cuenta que casi 50€ fueron sólo de vino); además tuvieron el bonito detalle de invitarnos al Palo Cortado y a los cafés. Fue una velada para repetir por la comida, el entorno, la compañía y la conversación, no puedo dejar de recomendaros que hagáis una visita al restaurante AUGA de Gijón.
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