Diario de Tailandia, día 20: Koh Lanta-Krabi-Bangkok

MIÉRCOLES 11 NOVIEMBRE 2015

Nos levantamos a las 6:45 y fuimos a desayunar. Entramos en el comedor, que ya estaba abierto, a pesar de que el servicio empezaba a las 7 am y aún no era la hora. Tomé french toasts, fruta (durian), noodles, etc. Hoy volvíamos para Bangkok, nos daba mucha pena despedirnos de Koh Lanta.

Último desayuno en Koh Lanta

Una vez de vuelta en el cuarto acabamos de cerrar las maletas y a las 7:30 nos fuimos para la recepción del hotel, a donde se suponía que nos tenía que venir a buscar la lanzadera que habíamos contratado en la recepción el día anterior para llevarnos al aeropuerto de Krabi (700B/17’5€).

Entregamos las llaves al recepcionista, comprobaron que estaba todo correcto y nos sentamos en los sofás a esperar. El bus apareció a las 7:45, pidiéndonos los tickets el conductor. Yo no los daba encontrado, pues había metido todos los papeles juntos en la maleta así que Pelayo tuvo que ir a recepción para que le hicieran una copia de los mismos.

Ya había tres personas dentro de la furgoneta pero como no tenía maletero, el conductor había puesto todas las maletas de los pasajeros en la primera fila de asientos. Tras varias paradas recogió un total 13 personas, es decir, iban todos los asientos llenos menos en el que apiló todas las maletas. Los pasajeros de la primera fila iban muy incómodos, con las maletas agobiando y sin suficiente espacio.

El viaje hasta Krabi consistió en dos ferrys y un tramo de carretera:

-primer ferry para cruzar de Koh Lanta Yai a Koh Lanta Noi

-el segundo ferry para cruzar de Koh Lanta Noi a tierra

Una vez que entraba la furgoneta en el barco, se podía salir fuera y dar una vuelta, pero poco más, pues los viajes fueron cortos. Una vez que bajamos del segundo ferry, el conductor nos llevó como un loco hacia el aeropuerto; además de hablar varias veces por teléfono mientras conducía a esa velocidad… El viaje duró dos horas y, una vez en destino, el conductor no se levantó del asiento ni para ayudarnos a sacar las maletas, entre todos los pasajeros fuimos tirando de ellas y repartiéndolas.

Tuvimos que esperar un rato en el aeropuerto a que abrieran los mostradores de Lion Air. Cuando por fin facturamos, resulta que mi maleta pesaba más de 15 kilos, que era el tope permitido por la compañía. Tuvimos por tanto que pasar cosas de la mía a la de Pelayo, que pesaba menos, atarme una sudadera a la cintura, meter la guía de viajes y alguna cosa más en el bolso de mano y así conseguimos que pesase 15’34kg. Al final la señorita que nos estaba atendiendo, con la cara blanca de tanto maquillaje como llevaba y lentillas azules, me dejó pasar pese a los gramos de más…

Salimos a tomar algo a un local que había enfrente de la puerta de salida de la Terminal 2 este pequeño aeropuerto, llamado A CUP OF SMILE. Yo pedí una hamburguesa de pollo y una Coca Cola. Pelayo sólo pidió un iced café.

Tardaron un montón en servir la hamburguesa, que la acompañaron de una salsa dulce y picante que estaba muy buena. Pagamos 220B/5’5€.

Cuando acabamos de comer volvimos al aeropuerto para embarcar, una vez pasado el control de seguridad. El vuelo hasta el aeropuerto de DONG MUEANG duró sobre una hora, que aprovechamos para dormir de principio a fin. Sólo nos despertamos unos minutos en el momento en que las azafatas repartieron unas galletas y agua.

Al llegar al aeropuerto recogimos las maletas y preguntamos en un punto de información por el mejor modo para ir al centro de Bangkok. Nos recomendaron coger el bus A1, que pasaba justo delante de la puerta de llegadas del aeropuerto, pues era muy barato (30B/0’75€) y en dos paradas nos dejaba en Mo Chit. Allí hay parada de metro y BTS.

Parada del bus A1 que une el aeropuerto con el centro

Buscamos la parada, hicimos la cola y subimos al bus, que iba lleno de turistas. Un revisor pasa por el bus, una vez que está en marcha, y va cobrando a la velocidad del rayo con un aparato más antiguo que el hilo negro pero que es muy curioso de ver.

Revisora

Una vez en Mo Chit cogimos el BTS hasta Sarusak, pues esta última noche en Bangkok, antes de volver a España, habíamos cogido habitación en un hotelazo llamado EASTIN GRAND HOTEL. Aquí podéis ver la opinión y fotos que subí a Tripavdisor del hotel.

Eastin Grand Hotel

Al llegar a la parada de destino vimos que un pequeño puente conectaba directamente con la primera planta del hotel, sin tener que bajar a la calle. Allí un guardia nos dejó pasar sin problemas. Bajamos a la recepción, que es enorme, y una señorita muy amable nos atendió. Pagué la habitación en ese momento (la reserva era de Booking, de las que pagas en destino) pero resulta que había que dejar una fianza de 1000B/25€ o 1 tarjeta de crédito. Nos decantamos por el dinero, pues sólo llevábamos tarjetas de débito así que tuvimos que dejar el poco efectivo que nos quedaba.

Un botones muy simpático llamado Bank nos hizo unas fotos de la llegada, con nuestra cámara, y nos acompañó hasta la habitación, en la planta 29. Pela le dio 40B/1€ de propina y se marchó.

La habitación estaba bien, pero lejos de la que tuvimos en el Hotel Renaissance de Pekín o Uga Residence de Sri Lanka, que han sido las mejores de todos nuestros viajes. Las vistas eran bonitas, de hecho había pagado un pequeño suplemento para que nos pusiesen en los pisos superiores. La cama era bastante grande y muy cómoda, pero el baño era un poco justo: no había bidé y sólo un lavabo (a pesar de haber espacio para dos).

Dejamos las maletas en la habitación y nos fuimos directos para el centro comercial MBK a recoger los relojes que habíamos encargado. Cuando llegamos se alegraron de vernos y estuvimos un buen rato de charleta con ellos, son geniales. Al final cogimos un precioso Mónaco de color negro para mí y dos más que nos habían encargado un par de amigos. Pagamos 3000B/75€ por cada uno de ellos.

Luego nos dimos una vuelta por el centro comercial con el fin de coger algún regalo de última hora (un bolso con música y altavoces al que se le puede conectar el móvil para Olaya por 1100B/27’5€, camiseta para Pelayo por 99B/2’5€, camiseta para Olaya por 99B/2’5€, bañador para Pelayo por 250B/6’25€).

Tuvimos suerte porque coincidió que al salir del centro comercia, por una de las múltiples puertas que hay, había un ring con combates de MUAI THAI. Al parecer organizan competiciones todos los miércoles de 18 a 20 horas, montando un ring en la calle (justo en la salida que da al metro). Por cierto, aquí está la opinión y fotos que subí del MBK en Tripadvisor.

Muai Thai en el MBK

A continuación visitamos el centro comercial SIAM PARAGON y compramos diferentes cajas de té (80B/2€). Cogimos el metro y paramos en Sala Daeng con el fin de cenar por última vez en el FAT BOY SUSHI.

Se pusieron muy contentos cuando nos vieron. Pedimos un Combinado de pescados, que nos había encantado, y a partir de ahí le dijimos que nos pusiese lo que él quisiese así que esto fue lo que cenamos:

-Combinado de pescados

-Caldo de pescado

-cinco piezas para cada uno: de gamba con huevas, atún y aguacate, calamar con wasabi fermentado y yuzu, atún rojo, salmón con huevas, halibut con trufa.

-nigiri de salmón salvaje (4 piezas para cada uno) y 2 nigiris de foie

Para beber pedimos cuatro cañas de cerveza japonesa. La cena estuvo espectacular, qué elegancia y sabores, de verdad merece la pena ir a este restaurante si sois amantes de este tipo de comida. Pagamos 2400B/60€, lo cual nos pareció una ganga. Nos hicimos unas fotos con el personal y nos despedimos de ellos, muy a nuestro pesar.

Foto con el chef y el personal de Fat Boy Sushi

Volvimos caminando hasta el hotel dando un agradable paseo entre rascacielos. Al llegar al hotel había unas vistas impresionantes que aprovechamos para fotografiar. 

Por cierto, también aprovechamos para ver la magnifica piscina al aire libre que tiene el hotel, una lástima que ya estuviese cerrada.

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