Diario de Tailandia, día 14: Chiang Mai (Doi Suthep, Bhubing Palace, Mercado San Pa Khoi)

JUEVES 5 NOVIEMBRE 2015
 
Nos pusimos el despertador para las 7:45. Después de desayunar en el cuarto bajamos a hablar con Víctor, dueño del Hotel Top Garden, pues teníamos que cambiar de habitación. Resulta que como cogimos una noche a mayores, posterior a la reserva inicial, nos teníamos que cambiar para otra que era más grande. Víctor nos dijo que dejásemos las maletas cerradas en nuestra habitación actual y que ellos las cambiarían para el cuarto nuevo en cuanto lo tuviesen listo.
 
Este día habíamos decidido visitar el PARQUE NACIONAL DE DOI SUTHEP, con moto alquilada, en donde hay varias cosas para visitar (se encuentra a 18 km de Chiang Mai) así que Víctor nos explicó cómo llegar al mismo. Además le avisamos de que traerían la ropa limpia de la lavandería por la tarde, para que la recogieran y la dejasen en nuestro nuevo cuarto ( que además ya habíamos dejado pagada).
 
Tienda donde alquilamos la moto
 
Nos fuimos a la búsqueda de una moto de alquiler así que miramos en la avenida que hay al salir del hostal, en un lateral de la muralla, pues habíamos visto varias tiendas en esa zona. De camino compramos una recarga semanal para el teléfono en un Seven Eleven ya que se nos había acabado el día anterior (nos costó alrededor de 300B/7’5€).
 
Moto que alquilamos
 
El día anterior Víctor nos había recomendado una tienda concreta para alquilar la moto pero por el camino encontramos otro negocio que tenía más variedad de motos y en mejores condiciones así que le traicionamos y nos quedamos con este último, llamado Marble Motorcycle.
 
Pelayo se decidió por una scooter, concretamente una Honda Speed 125 automática por la que pagamos 250B/6’25€ hasta las 18 horas, que es cuando cerraba la tienda. Sí es verdad que el otro señor con el que habíamos hablado cerraba más tarde, a las 20 horas. Por tanto se trata de preguntar y ver quién te hace la oferta que se ajuste más a lo que buscas, pues los precios son muy similares en todos los sitios. Por cierto, si queréis una moto más potente, los precios se disparan (ej: una 150 salía por el triple y cuanta más cilindrada más se multiplicaba el precio).
 
Pelayo tuvo que dejar a cambio su pasaporte, pues a pesar de que intentamos dejarle una fotocopia, no hubo manera; nos llamó la atención que comprobaron su visado durante un buen tiempo, imaginamos que para ver si estaba en regla. Nos prestaron un par de cascos bastante malos y para los cuales había llevado yo unos gorros de natación de tela que compré en los chinos, pues me daba asco ponérmelo directamente. No os recomiendo llevar gorros de plástico porque moriréis de calor. Le hicimos unas cuantas fotos a la moto, como recomendaban en los foros de Internet, por si a la hora de entregarla teníamos algún problema.
 
Templo de Doi Suthep
 
Primero tuvimos que echar gasolina puesto que nos la entregaron con el tanque prácticamente vacío. Paramos en la primera estación de servicio que vimos y le preguntamos al chico que nos atendió, que era muy agradable y hablaba bien inglés, por la cantidad de gasolina que debíamos de echar para ir y volver a Doi Suthep. Nos recomendó 70B/1’75€, que nos dio de sobra.
 
A pesar de que la carretera a Doi Suthep es bastante empinada y con curvas, Pela iba todo lo alegre que le permitía el scooter. La verdad es que la moto se comportó fenomenal, dado que llevaba encima más de 160 kilos si sumamos el peso de los dos. Adelantamos a todo aquel que nos encontramos por el camino, pues conducen muy despacio.
 
Nos dimos cuenta de que habíamos llegado al templo por la gran cantidad de chiringuitos que había alrededor de unas grandes y largas escaleras. Aparcamos justo en la puerta y entramos hasta las taquillas para comprar las entradas. Como no nos apetecía subir los 300 escalones que hay hasta arriba, flanqueados por dos enormes serpientes, pagamos también dos accesos al teleférico (en total 100B/2’5€). Hicimos un poco de cola para subir, pero avanzaba rápido ya que hay dos cabinas.
 
Vistas desde uno de los miradores
 
Una vez arriba, dimos una vuelta por el bonito recinto, donde hay numerosos miradores, santuarios, campanas, estatuas, pinturas, jardines, etc. También hay varias cafeterías en donde podréis tomar algo. Al parecer la primera construcción data del siglo XIV pero se ha ido ampliando hasta la actualidad. La leyenda cuenta que un elefante blanco que portaba, por orden del rey, una reliquia de Buda falleció y por lo tanto, en el lugar que yacía su cuerpo, levantaron un templo. Se puede ver una estatua del elefante en la entrada.
 
Elefante blanco
 
La parte más importante del recinto es el gran chedi dorado que hay en la zona central, al cual hay que acceder descalzo. Alrededor del mismo hay muchas estatuas, monjes bendiciendo, personas rezando, etc, es un lugar curioso. Bajamos las famosas escaleras de 300 escalones a pie hasta la moto (la bajada es fácil) y seguimos la carretera hacia arriba, en dirección al Bhubing Palace o Palacio de Invierno de Chiang Mai. Aquí tenéis la opinión y fotos que subí a Tripadvisor del templo
Por el camino, antes de llegar, había un pueblo de cabañas precioso a la izquierda, en donde paramos para hacer unas fotos.
 
Poblado
 
Al llegar al palacio aparcamos en el parking especial para motocicletas, pagamos los tickets en la taquilla (100B/2’5€) y pasamos el control de la puerta. Un guardia le dijo a Pelayo que sus pantalones pirata eran demasiado cortos y lo mandaron para la taquilla en la que alquilaban vestimenta adecuada para la visita. Sin embargo, una vez allí, la chica de la ventanilla le dijo que podía pasar con su pantalón así que entramos sin más. Nos dieron un mapa con los puntos más importantes a visitar.
 
Invernadero
 
Al parecer el Bhubing Palace es la residencia en la que la familia real se aloja cuando visita el norte del país. Allí también reciben miembros de otras monarquías cuando visitan Tailandia. Fue construido en 1961 en estilo tailandés tradicional pero se le fueron añadiendo más edificaciones con el paso del tiempo.
 
Preciosos
rincones
 
Hay numerosos edificios para los reyes, unos espectaculares jardines de rosas, regatos con peces, un lago, etc. También hay audioguías y algún que otro chiringuito para comer. El paseo es largo, os llevará alrededor de una hora (teniendo en cuenta que los edificios no están abiertos al público, sólo se puede pasear por los senderos). Lo que más me gustó fue el invernadero con flores y helechos así como el bambú gigante. Es una visita muy relajante e ideal para los amantes de las plantas.
 
Bambú
gigante
 
En el Parque hay algún que otro curioso poblado de grupos minoritarios en Tailandia, más o menos turístico, así como cascadas y bonitos lugares, pero nosotros no los visitamos. Aquí tenéis más fotos de nuestra visita al Bhubing Palace.
 
Mercado
de San Pa Khoi
 
Después de salir del palacio de Invierno volvimos hacia Chiang Mai con la intención de visitar el mercado de San Pa Khoi, en donde dejamos la moto aparcada justo en la puerta. Como siempre, abundaban los puestos llenos de llamativos productos locales. Tras darnos unas cuantas vueltas decidimos comer en uno de los puestos que había dentro del mercado, que disponía de cómodas mesas y sillas. Cada uno cogió un plato variado de todas las preparaciones que tenían a la vista dos jóvenes que regentaban el local. Les fuimos señalando con el dedo y ellas iban echando al plato. Pelayo pidió a mayores un pescado frito. Había carne de cerdo en salsa, verduras fritas, huevos curados, pak choi, etc. Además nos sirvió, como es habitual, un cuenco de arroz blanco para acompañar. Yo bebí agua pero Pelayo quería cerveza así que, como no tenían, tuvo que buscar otro puesto donde la vendían (37B/0’9€). Pagamos por la comida y el agua 120B/3€.
 
Comida
en el Mercado de San Pa Khoi
 
Tras la comida tomamos un café en un local muy moderno que había enfrente del mercado llamado Coffee Journey. Tenía aire acondicionado y wifi, no se podía pedir más. Nos sentamos en un sofá y pedimos un café americano para Pelayo y un caramel machiato para mí, ambos muy buenos. Pagamos 90B/2’25€.
 
Coffee
Journey
 
Pelayo tenía ganas de visitar un campo de golf así que después de acabar el café fuimos en moto hasta uno de ellos, llamado The Star Hill; la verdad es que era espectacular. La zona de prácticas tenía dos plantas, con máquinas automáticas que colocaban la bola en el tee. También había numerosas tiendas de ropa y material deportivo así como cafeterías y restaurantes, a bastante buen precio, por cierto. Nos pareció que la mayoría jugaba fenomenal. Preguntamos cuánto costaba salir al campo: con caddy y buggy eran 1000B/25€; el alquiler de palos salía por 600B/15€. Como en un rato teníamos que dejar la moto no pudimos jugar, una pena.
 
Campo
de golf
 
Explotamos al máximo la moto y nos dimos las últimas vueltas por Chiang Mai, callejeando por avenidas, callejones, caminos, etc. Llegamos hasta las impresionantes urbanizaciones que hay a las afueras que nos dejaron con la boca abierta. También pasamos por el hotel para comprobar que efectivamente nos habían dejado la ropa limpia y las maletas en la nueva habitación, así como que Víctor nos había reservado un tuc-tuc para que nos recogiese al día siguiente en el hotel a las 4:45 y nos llevase al aeropuerto.
 
Finalmente devolvimos la moto en hora, sin ningún problema. A continuación cambiamos los últimos euros que teníamos en la casa de cambio Superrich. El euro estaba a 38’40 bahts cuando nos atendieron pero justo cambió al finalizar la operación así que al chico que estaba detrás de nosotros en la cola le dieron peor cambio, vaya suerte que tuvimos…
 
Decidimos tomar algo en un bar que había cerca llamado Loco Elvis. Ya nos había llamado la atención alguna vez al pasar por allí porque hacía esquina, estaba totalmente abierto y daban conciertos por la noche. Pelayo pidió una Beer Lao Dark y yo un zumo de mango (160B/4€). Sin embargo el trato de los camareros fue un poco pasota. Aquí tenéis la carta y fotos del local.
 
Buscamos después un local para cenar. Por el camino encontramos un negocio de camisetas en donde compramos tres para regalar a la familia  (418B/10’45€).
 
Restaurante
 
Finalmente nos decidimos por un local totalmente abierto a la calle, sin ningún tipo de decoración, pero que sólo había thais y fue todo un acierto. Creo que se llamaba Khao Tom Nai Ood y esto fue lo que pedimos:
 
Morning glory: el más rico que hemos comido en Tailandia. Estaba tan
bueno que cuando lo acabamos pedimos otro más.
 
Ensalada de vermicelli con gambas
 
 
Huevos cocidos marinados con salsa agridulce, cebolla morada y guindilla
 
 
Estaba todo delicioso y recién preparado. Para beber pedimos una botella de agua y dos cervezas Shinga grandes. Pagamos 430B/10’75€ (encarecido por las cervezas, pues aquí el alcohol es lo más caro). Además mientras cenábamos aprovechamos para ver una telenovela fantástica que estaban viendo todos en la tele, cuyos personajes tenían poderes, muy graciosa (aunque evidentemente al estar en tailandés entendimos poco).
 
Volvimos caminando hasta el hotel Top Garden, en donde nos despedimos de Víctor y Thunya. El cuarto era un poco más grande que el anterior; la decoración y el mobiliario eran similares, y la ducha tampoco estaba separada del wc. Metimos la ropa limpia que habían dejado de la lavandería en las maletas y a dormir, que en unas horas nos venía a buscar el tuc-tuc.

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