Diario de Perú. Día 15: Huacachina-Paracas-Lima

Bajamos a desayunar a las 6:15: pan, mantequilla, mermelada, mate, etc. A las 6:45 vino a buscarnos Julio al hotel pero nos dijo que como su coche estaba estropeado nos había contratado un taxi para que nos llevase a las islas Ballestas, en Paracas, en donde teníamos reservadas plazas para uno de los barcos. El coche era enano así que todas las maletas tuvieron que ir atadas a la baca. El conductor era un poco imbécil, bailaba y cantaba, decía tonterías, etc. Iba tan despacio que llegamos por los pelos, de hecho nuestro grupo ya había salido de la oficina pero los enganchamos en el puerto. Antes dejamos las maletas en la consigna de un hostal que había en la avenida principal, como nos había recomendado Cleison.

Taxi
 

Pagamos dos soles de tasas de puerto y cuatro de entrada en la Reserva de Paracas por persona y embarcamos en una lancha motora no muy grande. El barco era muy rápido, pero no tenía cubierta así que hay que ir abrigado para no pasar frío. La RESERVA NACIONAL DE PARCACAS es una zona protegida, creada para conservar el desierto y su porción correspondiente de mar, protegiendo así toda la fauna y flora del lugar. Hasta esta costa llega la Corriente de Humbodt, muy productiva; ello favorece la aparición de especies migratorias.

Foto a tamaño real y zoom del Candelabro

 
Tras un rato apareció el espectacular CANDELABRO de Paracas en la ladera de una montaña. Es mucho más grande de lo que yo había imaginado, con 180 metros de largo y 30cm de profundidad. Nunca se borra a pesar de los vientos. Se trata de un famoso geoglifo relacionado con los de Nazca, con alrededor de 2.500 años de antigüedad. Su significado sigue siendo un misterio. Maria Reiche lo estudió durante seis meses, remarcando que señala hacia el sur, al igual que la constelación Cruz del Sur (que señala el Polo Austral a los marinos del Hemisferio Sur). El viento y el agua han formado una gruesa capa cristalina que lo han mantenido desde su creación. Es realmente espectacular. Aquí tenéis la crítica y fotos del Candelabro en Tripadvisor.
Vista de las Islas desde el barco
 

La siguiente parada fue ya en las ISLAS BALLESTAS, a donde tardamos alrededor de dos horas (pero no se sube a tierra, se ven desde el barco). Son formaciones rocosas con una importante fauna marina y muchas aves guaneras (guanay, piquero, zarcillo, etc.). Además se pueden observar pingüinos Humboldt, en peligro de extinción, cormoranes, zopilotes, pelícanos, gaviotas, lobos marinos, flamencos, tortugas, etc. Es alucinante lo cerca que se pasa de los animales y ni se inmutan. Vimos muchísimos lobos, a unos metros de distancia, espatarrados en las rocas.

Leones marinos en las rocas
 
 
Playa de apareamiento
 

Hay bellísimas formaciones, debido a la erosión. La superficie está blanca del guano de los pájaros. Cada cierto tiempo se recoge para venderlo como fertilizante. Tras un par de horas volvimos a tierra y en la agencia nos ofrecieron otra excursión para rellenar el tiempo que teníamos libre. Era por la Reserva de Paracas y costaba 35 soles+5 euros de entrada en la Reserva. Como no estábamos muy convencidos nos lo bajó a 20+5 de entrada. Al final aceptamos. Crítica en Tripadvisor de las Islas Ballestas.

 

Construcciones
 
Mientras esperábamos a que dieran las 11, hora a la que comenzaba la excursión, nos fuimos a buscar algún sitio en el que tomar algo pero no nos convencía ninguno. Borja y Bea compraron en una tienducha unas galletas. Pelayo y yo nos encontramos con un vendedor ambulante de empanadillas así que le cogimos una de queso y una de carne, riquísimas. Ya tenía yo ganas de comer alguna antes de marchar de Perú. Cuando apareció el bus quedamos alucinados porque era viejísimo y destartalado. La moqueta además estaba llena de manchas. Pelayo y yo nos sentamos al final y Borja y Bea en la fila de delante. Nos acompañó un guía llamado Nazareo, que además venía con su novia francesa.
La primera parada fue en el CENTRO DE INTERPRETACIÓN. Hay que respetar los caminos marcados con piedras porque sino los numerosos guardias del parque podrán meterte una cuantiosa multa. En el museo nos explicaron que las Islas Ballestas no pertenecen a la Reserva para poder extraer el guano, pues sino estaría prohibido. Hace muchos millones de años la zona era un humedal pero con los movimientos de placas se convirtió en un desierto.

La siguiente parada fue en un mirador desde el que se veía la “CATEDRAL” y la PLAYA DE SUPAY, que era un arco de piedra muy famoso pero que se vino abajo tras el último terremoto de 2007. Su forma cóncava hacía recordar la cúpula de una catedral, de ahí el nombre. Era Patrimonio de la Humanidad. Decían además que en el interior de la cueva sonaba el viento como si fuera el órgano de una iglesia. Al lado había otra playa con estratos llenos de fósiles. Los zopilotes volaban por encima de nuestras cabezas en todo momento. Un lugar verdaderamente bonito. Además hasta allí llega un curioso camino de sal.

 

Reserva de Paracas
  

A continuación visitamos la única playa de arena roja de Perú, debido a que proviene de una colina de ese color que hay al lado que se erosiona y llega la tierra a la playa.

Playa roja
 
Nos dejaron después en un pequeño puerto en el que comimos pescado fresco recién sacado del mar. Pelayo y yo pedimos Ceviche mixto de pescado y mariscos, y Corvina a la plancha. Nuestro ceviche llevaba pepino de mar, que nunca habíamos probado, teniendo una textura bastante dura. Borja y Bea pidieron arroz con marisco y un lenguado a la plancha. De beber tres Cusqueñas y una botella de agua. No recuerdo cuánto pagamos.

 

Comida en la Reserva de Paracas

Tras la comida dimos una vuelta por el puerto, que estaba lleno de pelícanos y gaviotas comiendo pescaditos. También vimos una medusa gigante, aunque vimos aún otra más grande en las Islas Ballestas. En ese momento vino un barco de pesca a descargar y vimos como descargaron un montón de pepinos de mar, que nos dejaron coger y tocar. Crítica en Tripadvisor a la visita realizada.

El bus nos dejó en el hotel, recogimos las maletas y nos llevó a la Estación de buses Cruz del Sur. Era muy curiosa, hecha de bambú y paja. Facturamos las mochilas y esperamos un rato a que viniese el bus de las 16:20. Pelayo encontró un escarabajo de buen tamaño muerto (pero bien muerto, reseso ya) y se lo dejó encima de la mochila de mano a Borja y Bea, no veas qué susto se pegaron… Vino el bus y subimos a nuestros asientos de la segunda planta. Nos dieron un snack: bocadillo de queso y batido de yogur de fresa. Yo dormí todo el rato hasta que llegamos a Lima. Allí nos esperaba Marcos, el amigo de Borja. Estuvimos con él un rato y luego cogimos un taxi hasta el Aeropuerto de Lima (30 soles). Había mucho tráfico así que tardamos un buen rato en llegar, yo no pude evitar dormirme.

Al llegar al aeropuerto facturamos en LAN pero por algún problema sólo pudieron sacar dos tarjetas de embarque. Nos sacaron las otras dos en American Airlines. Dimos una vuelta por el aeropuerto. Cenamos un menú en un McDonalds (60 soles) y gastamos los últimos soles que nos quedaban: yo compré unos pendientes de semillas de huayruro por 25 soles y tres imanes de Perú por 30 soles (los recuerdos más caros de todo el país).

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