Diario de Italia, día 14: Salinas, Erice y Scopello

SÁBADO 30/10/2022

Nos levantamos sobre las 8:30 en el maravilloso alojamiento que reservamos en Marsala, Casa dei Fenici. Desayunamos con los gatos en la terraza, les dimos algo de comer y les dejamos un poco de leche, al igual que la noche anterior. El problema es que la gata se coló dentro de la casa y pasó la noche dentro, cagándose en una alfombra del salón, que Pelayo limpió con ahínco.

Casa dei Fenici

Dejamos la casa y nos dirigimos entonces a las Salinas de Trapani y Pacheco, que se trata de una zona marcada desde 1995 como Reserva Natural, dividida en dos áreas: A y B. Nosotros paramos en la zona A, viendo las Salinas de Maria Stella y de Bella (ésta fue creada en 1870, siendo la más distante al mar). Al parecer en esta zona se producen alrededor de 3.000 toneladas de sal al año.

Salinas de Trapani

Salinas de Trapani
Salina de Maria Stella

Salinas de Trapani

El agua llega a través de un gran canal que atraviesa los territorios destinados a obtener sal, dando un bonito paisaje, donde además se pueden encontrar numerosas plantas, peces, moluscos, etc. Una antigua tienda de sal es hoy en día el Centro de visitantes, contando además con dos molinos de madera de estilo árabe. Había un cartel que informaba que dicho centro sólo se abría con visitas guiadas, bajo previa reserva, así que era demasiado tarde para solicitarla… Hay muchas salinas por la zona, algunas incluso de pago, e incluso se puede cruzar en barco a la pequeña isla de Mozia.

Calle empedradas de Erice
Duomo

De ahí continuamos hasta Erice, un precioso pueblo medieval que nos sorprendió por su extrema belleza. Aparcamos junto a la puerta de entrada, la llamada Puerta de Trapani, que está cerca del funicular, pagando con Easypark 2’6€ (estuvimos en la localidad sobre una hora y media). Resulta que se puede subir desde Trapani en el funicular el que, al parecer, tarda 10 minutos en llegar al punto más alto y se puede disfrutar de un maravilloso paisaje.

Pastelería María Grammatico

Pastelería María Grammatico. Erice

Dimos un paseo por sus preciosas calles, cuidadosamente empedradas, no resistiéndonos a entrar en la Pastelería María Grammatico, donde probamos varios dulces como los genoveses, mazapanes, dulces de pistacho, de almendra, etc, con dos cafés (8€); estaban todos deliciosos.

Vistas desde Erice
Castello di Venere

Después continuamos hasta el castillo, desde donde hay unas impresionantes vistas. Quisimos comer en La Tonda Fritta pero el local estaba cerrado así que entramos en uno que estaba muy cerca, llamado Winimar. El chico nos dijo que sólo tenía el famoso panne cunzato y tablas de embutido, accediendo a la invitación dado que todavía había muchos locales cerrados tras el COVID. Pedimos una tabla de embutido y queso, correcta.

Panne cunzato y cerveza local

Además pedimos el bocadillo típico de Erice, el panne cunzato, que lleva anchoas, queso y tomate; venía empapado en aceite, tomates verdes como piedras y unos trozos de anchoa que costaba ver… Para beber tomamos una cerveza, un agua y dos cafés, cobrándonos 55€ por todo, una estafa, además no nos entregó ni el ticket. El baño del local no tenía ni papel ni jabón, no vayáis. Luego leí opiniones del lugar y resultó ser el típico sitio donde estafan con los precios a los turistas, eso nos pasa por improvisar…

Erice

Erice

Seguimos hasta San Vito lo Capo, y su faro, la última esquina de la isla que nos faltaba por visitar. Después nos acercamos hasta la famosa Tonnara di Scopello, cuya entrada era de 10€/persona pero justo ese día había un equipo de filmación y por tanto no se permitía el baño así que bajaron el precio a 7€, incluyendo la visita guiada, así que accedimos.

San Vito lo Capo

Se trata de una propiedad privada actualmente que alberga un hotel, la antigua tonnara y varios farallones. No hay restaurante, sólo máquinas de vending, por lo que si queréis pasar el día o media jornada creo que sería recomendable llevar picnic. Al parecer es un lugar conocido por sus celebraciones de bodas, con larga cola de espera, pues el paisaje es espectacular.

Tonnara di Scopello

La visita en italiano (había también en inglés) empezó a las 16 horas, acudiendo sólo nosotros y  otra pareja de Bérgamo, muy simpáticos ambos. El guía, llamado Francesco, parecía el capo del lugar, un personaje curioso. Al final la visita duró una hora y cuarto (más que la visita en inglés que hizo una joven guía).

Tonnara di Scopello

Queríamos bañarnos en Sicilia así que tras abandonar la Tonnara di Scopello paramos en la playa más cercana pero hacía tanto fresco que finalmente no nos metimos en el agua, además de que no llevábamos toallas ni mucha ropa para cambiarnos…

Tonnara di Scopello

Tonnara di Scopello

Paramos en Terrasini donde aparcamos en la calle (sobre media hora, 1’2€ a través de Easypark). Aprovechamos para tomar un par de granitas muy ricas y dar un paseo por el pueblo, que no nos gustó demasiado porque estaba lleno de adolescentes haciendo el cafre con motos y tirando petardos. Antes de coger el coche compramos algo para cenar en un supermercado (27’76€ por pan, tomates, salmón y botella de vino de Cos) y nos dirigimos al alojamiento que habíamos reservado para esa noche: una preciosa casa, a través de Booking, por 65€, llamada Villa Uliveto, en Carini.

San Vito lo Capo
Playa de Trapani
Terrasini

Los dueños de la casa regentaban una estupenda Salumeria/Charcutería gourmet en Vilagrazia di Carini llamada Marciano, una pena no haberlo sabido porque podríamos haber comprado ricas viandas allí para la cena. Recogimos en la tienda las llaves, atendiéndonos los cueños, quienes resultaron ser muy ambles, incluso nos dieron unas lochas de una riquísima mortadela con trufa para que la probásemos. Además luego ella nos guió en su coche hasta la casa y nos explicó los secretos de la misma. La finca estaba llena de olivos, muy bonita, vistas al mar en la parte delantera y a la montaña en la trasera. Cenamos en la terraza de la casa, pues la temperatura era ideal.

Cena en Villa Uliveto

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