El martes 25 de septiembre de 2108 realizamos la visita guiada a la isla de Cortegada, anotándonos con varias semanas de antelación en la web de reservas de PARQUES NACIONALES. La ruta se encuadra dentro del programa de verano del Parque Nacional de las Islas Atlánticas.
Nos citaron a las 16h en la Marina de Villagarcía donde ya nos esperaban la guía, Katya, y el capitán del barco, perteneciente a la empresa ALVAMAR. La visita incluía el traslado en barco hasta Cortegada, caminata por el perímetro de la isla acompañados por la guía (aproximadamente tres kilómetros) y vuelta al puerto; todo por el módico precio de 10€.
Katya nos habló de la Red de Parques Nacionales de España y cómo se encargan de conservar el patrimonio natural y cultural de la zona. Luego nos proporcionó información sobre los archipiélagos que conforman el Parque Nacional Marítimo-Terrestre de las Islas Atlánticas:
-Cortegada: formado por las islas de Cortegada, Malveira Grande, Malveira Chica, Briñas e islote de Con. Se encuentra en el interior de la ría de Arousa, cuya protección lo diferencia de los restantes.
-Sálvora: en la bocana de la ría de Arousa, compuesto por la isla de Sálvora y los islotes de Vionta, Noro, Herbosa, Sagres, etc. Podéis leer el post que escribí sobre nuestra visita a Sálvora.
-Ons: en la bocana de la ría de Pontevedra, compuesto por las islas de Ons, Onza e islote Freitosas. Podéis leer un pequeño artículo que escribí sobre nuestra visita a Ons.
-Cíes: el archipiélago más conocido, en la bocana de la ría de Vigo; compuesto por las islas de Monteagudo, Faro y San Martiño y los islotes de Agoreira, Boeiro, Penela dos Viños, Carabelos y Ruzo.
Además hay otra isla por la que yo siento especial debilidad, que no se encuentra dentro del Parque Nacional, pero sí dentro de la ría de Vigo, cuya visita recomiendo igualmente: San Simón.
El archipiélago de Cortegada cuenta con 191 hectáreas, de las cuales 44 son terrestres y el resto marinas. Su nombre inicial fue «Corticata«, que en latín hace alusión al contacto entre el agua dulce y salada. Al parecer fueron los romanos sus primeros habitantes, pues se encontraron varias ánforas de la época (algunas provenientes de barcos hundidos en la ría) que se exponen actualmente en el museo de Pontevedra. Por ella pasaron además los normandos y los árabes con el fin de saquear y acceder posteriormente a la entrada de la codiciada Santiago de Compostela.
La isla estuvo habitada en su momento de máximo esplendor por 17 familias (unos 70 habitantes), estando parcelada en 1200 fincas que pertenecían a 211 propietarios, un auténtico ejemplo del minifundio gallego.
Fue una zona próspera hasta que llegaron los barcos de vapor que, al tener mayor calado, no podían entrar en la zona, perdiendo importancia el puerto. Esto provocó una gran decadencia que intentaron resolver regalando la isla al Rey Alfonso XIII como destino vacacional, publicitando así la región. Algunos vecinos cedieron sus fincas rápidamente pero otros se resistieron hasta que fueron expulsados.
En 1907 todos los habitantes abandonaron finalmente la isla, cediéndoles nuevos terrenos cercanos en tierra firme, además de una indemnización económica. Katya incluso nos mostró fotos de los proyectos que se iban a construir para el Rey: puente, palacio, etc.
Sin embargo en 19010, cuando aún no se habían terminado todos los trámites de expropiación y documentación, el Rey se decantó por el Palacio de la Magdalena de Santander como residencia estival.
Estos trámites continuaron igualmente así que finalmente se entregó a Alfonso XIII, quien llegó a personarse en Cortegada, aunque sólo durante unas horas para tomar el té. No volvió nunca más, aunque la isla permaneció como coto de caza real.
Durante la II República, Cortegada y sus islotes volvieron a manos del Estado, enviando a los carabinero a la isla mayor. Aún pueden apreciarse en una loma los restos del antiguo cuartel de vigilancia.
En 1958 el archipiélago pasó a manos de Juan de Borbón, quien la vendió en 1978 a la inmobiliaria Cortegada S.A. a cambio de 60 millones de pesetas. Don Juan donó posteriormente 20 millones a la población de Villagarcía con el fin de que fuesen destinados a fines sociales.
El objetivo de la inmobiliaria era construir un puente para unir Cortegada con Carril y edificar en ella de lujo, golf, etc., al estilo de la Isla de la Toja. La ciudadanía protestó y, tras el paso de varios gobiernos, el plan no se aprobó.
La lucha vecinal tuvo su fruto cuando en 2002 el archipiélago de Cortegada se integró en el Parque Nacional. Finalmente en 2007 la Xunta expropió Cortegada a la inmobiliaria a cambio de 1,8 millones de euros, pasando a ser de dominio público.
Tras el corto viaje en barco, llegamos al pequeño muelle de Cortegada, en donde Katya nos repartió unas hojas de árbol plastificadas, típicas de árboles del archipiélago, que ocultaban secretos. Fuimos descifrando uno por uno a medida que avanzó la tarde, lo que fue un divertido y educativo juego.
A lo largo de la caminata Katya nos mostró los siguientes puntos de interés (por cierto, el terreno es totalmente llano y sin dificultades):
–Muelle: una vez que nos acercamos en barco a la isla se ve perfectamente una edificación de piedra restaurada que en su momento fue la vivienda de los caseros que cuidaron la propiedad durante muchos años. Actualmente habita en ella el vigilante de la isla.
-Ermita de la Virgen de los Milagros: de ella sólo queda la portada y poco más. Al parecer eran tantos los peregrinos y enfermos acudían a esta Virgen que, para evitar contagios a la población, la Iglesia decidió trasladar la ermita a la isla de Cortegada en el siglo XVII, construyendo además un pequeño hospital-lazareto para atender a los visitantes.
En la portada de la ermita se puede apreciar un escudo en el que aparecen los emblemas de los Medonza, los Sotomayor y los Luna. Además hay un sencillo cruceiro delante de la ermita con las imágenes de Jesucristo y la Virgen, tratándose de uno de los rincones más bonitos de la isla.
-Pueblo: zona de viviendas, abandonadas tras la expropiación, en muy mal estado. En los alrededores hay diversos árboles frutales y antiguos cultivos como la vid.
Muy cerca está el llamado «Camiño dos carros» por donde se trasladaban cientos de algas desde Cortegada hasta los campos de cultivo de Carril, a modo de abono, aprovechando las mareas bajas. Aún se pueden apreciar en algunas piedras las marcas de las ruedas de los carros.
-Zonas de agua dulce, marcadas por la existencia de alisos o ameneiros, imprescindible para la vida humana en la isla
-Además hay bosques de robles, laureles, pinos y eucaliptos, de hecho Cortegada alberga uno de los bosques más grandes de laurel de Europa, pues campó a sus anchas cuando los habitantes abandonaron la isla. Además observamos gran número de estripeiros/espino albar cargados de frutos (acerolas/tapaculos), tojos, silvas, helechos, etc.
Los habitantes de Cortegada daban numerosos usos a la flora de la isla: para el ganado, para limitar fincas, leña, piñones, alimento, uso medicinal, etc.
Katya nos habló de los múltiples usos medicinales de las plantas de Cortegada:
-las acerolas cortan la diarrea, de ahí el nombre de tapaculos
-el endrino sirve para fabricar bebida, además sus semillas son astringentes pero sus flores son laxantes
-el laurel se usaba para las digestiones pesadas y catarros, ademas de espantar las moscas
-la corteza del roble es astringente
-la corteza del aliso sirve para teñir telas pero también para hacer cataplasmas,
-las semillas del fresno al parecer tienen efectos afrodisíacos
-la corteza de los sauces para los dolores y la fiebre, pues contiene salicina (de la que deriva la aspirina)
-manzanilla para infusiones digestivas, etc.
-Bosque primario: en el sólo nos introducimos unos metros pero pudimos apreciar árboles muy longevos. Katya llamó la atención sobre un helecho de origen canario, Davallia canariensis, que crecía sobre las corteza de los robles.
-Zona de aprovechamiento: es una muy buena zona de marisqueo, de hecho es muy famosa la almeja de Carril. Pueden apreciarse en el agua las estacas que marcan las parcelas de marisqueo, fuera ya de la zona de influencia del Parque Nacional. Hay zonas de la isla en las que el suelo está cubierto por miles de conchas.
Katya nos explicó que en la isla hay más de 200 especies de líquenes y 400 de hongos. Vimos una llamativa alga que crecía sobre la corteza de un árbol, de color rojo-anaranjado (debido a los carotenos), llamada Tentrepolia. Al parecer puede vivir sola o asociarse con hongos, dando lugar a líquenes.
En 2015 hubo un conato de incendio que quemó sólo 400 metros gracias a la rápida acción de vecinos y profesionales, de lo que se ven restos en la zona de eucaliptos.
Pero el tesoro de la isla lo vimos al final de la visita, el Quercus pyrenaica, Cerquiño o Roble Melojo, que conforma aquí uno de los pocos bosques del litoral atlántico. Se diferencia de los otros robles por ejemplo en sus hojas, pues son aterciopeladas.
Al parecer la mayor concentración de cerquiños se da en el islote Malveira Grande, que se divisa perfectamente desde Cortegada. Este bosque rodeado por el mar se trata de una auténtica joya de la naturaleza.
Todas las islas del Parque presentan un suelo granítico, a excepción de Cortegada, donde predominan las rocas metamórficas como esquistos o gneis, que retienen más agua y micronutrientes, originando por tanto un sustrato rico.
Tras varias horas disfrutando del paseo y de las explicaciones de Katya llegamos nuevamente al muelle, en donde ya nos esperaba el capitán para retornar a Villagarcía.
Sólo me queda recomendaros, si hacéis la visita, que llevéis ropa cómoda, algo de agua y calzado cerrado, pues hay muchas hojas de pino, piedras, arena, polvo, etc. (yo llevé chanclas deportivas y me clavé de todo, además de llegar con los pies negros). Hay zonas ventosas por lo que quizás también necesitéis ropa de abrigo, según las condiciones del día que hagáis la visita. Recordad que en la isla no hay cafetería ni papeleras ni baños y está prohibido llevarse nada (piedras, conchas, frutos, etc).
Para visitar la isla en barco privado hay que pedir un permiso al Parque Nacional a través de su web. Si queréis cruzar andando con marea baja aseguraos que sabéis lo que hacéis o vais acompañados de alguien que conozca la zona, pues sólo hay 190 metros entre la población de Carril y la isla, pero las corrientes son fuertes y peligrosas.
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